Helado, el alimento de los dioses y del verano
Reconozco ser ‘bastante’ (eufemismo) golosa y que una de mis perdiciones es el helado.
Cremoso, sabroso, suntuoso, proclive a que se le dediquen ripios, refrescante y altamente satisfactorio, incluso, para el acongojado espíritu, me encanta que sea cuanto más “hardcore” mejor, prácticamente “obsceno”, con más y más tropezones de cosas densas, surcado por delicados ríos de sirope y coronado con frutos secos picados o fruta natural. Importante que sea artesano. No caigamos en el error de confundir un alimento delicioso, nutritivo y razonable con un producto industrial cargadito de conservantes y saborizantes artificiales. En ese caso, ¡quita bicho!
La liturgia no deja lugar a dudas: sin helado no hay verano, va irremediablemente unido a toda la mitología de las fechas.
De sabores clásicos o fantasiosos, pueden estar compuestos por leche de vaca, nata, azúcar y huevo –además del ingrediente que le dé nombre- o sencillamente por una fruta, azúcar y agua –formato sorbete–
Pueden suponer un extraordinario desatino hipercalórico, como el que me gusta a mí de tanto en tanto, o pueden, incluso, formar parte de un programa de adelgazamiento eligiendo las opciones menos calóricas y digestivas, que las hay.
En el capítulo de lo especialmente dietético, existen helados con fructosa, con edulcorantes artificiales acalóricos, deslactosados, elaborados con “leche” de soja, bajos en grasa…
Por suerte, la oferta es muy amplia y hay donde elegir para no tener que renunciar a esas masas frías y sabrosas congelando nuestra garganta y el momento de felicidad 😉
Otra opción es entregarse al hazlo tú misma. Las heladeras no son nada caras y puedes hacer mezclas fantásticas con todas las garantías dietéticas y nutritivas, eligiendo tú misma cada uno de los componentes. Es posible que los encuentres más canónicos de sabor y textura, pero más auténticos…
El objeto que os dejo es puro vintage, uno de los modelos primigenios del siglo XIX. ¿No es genial? Entonces se hacía todo -pero todo, qué horror- a mano, dando incansables vueltas a la manivela hasta que la mezcla alcanzara la textura adecuada. Afortunadamente, ahora la electricidad lo hace todo por ti.
Dicen que el mejor helado es el italiano, pero todas tenemos nuestras heladerías fetiche en alguna ciudad. ¿Te gusta el helado? ¿Cuál es tu heladería favorita?
JosÉ Carlos
Hola, nosotros teníamos una Heladora como esta. Era una ELMA Nº 1.
Que helados los Domingos¡
De acuerdo totalmente, jamás he tomado uno mejor. Participábamos los 6 hermanos. Era mejor que ir al cine. En serio. Comprábamos el hielo, ño troceábamos, hacíamos las natillas, las enfriábamos, y a girar por turnos.
Si alguien vende una, por favor, avisarme.
Gracias.
Paloma
A mi me encantaban los de Bruin en Rosales pero nadie sabe porqué los han quitado!!!!
Los que citáis son también BUENÍSIMOS
¡Qué perdición!
ángeles
Los helados son una auténtica perdición, me encantan.
Pilar
A mi me encantan los de Ben & Jerry’s
A veces me atrevo con la sorbetera de casa… Pasables!!!!
Lola Gavarrón
Häagen Dazs -o como se escriba- también me gusta mucho
Los sorbetes son deliciosos y siempre encuentras un Häagen Dazs en el camino
Lola Gavarrón
Los Alpes en Arcipreste de Hita. Son italianos, o sea, herederos de los inventores de los helados y los sorbetes
El de Dulce de Leche es sencillamente fabuloso…
new_helena
Sé que no son precisamente de los más aconsejables, pero mis helados favoritos, por los que soy capaz de salir de casa a horas intempestivas cuando de verdad tengo antojo, son Haagen dazs y Ben & Jerry’s. No sé que le ponen los americanos a los estos helados que me pueden.
Me gusta leer tu blog, aunque a veces me de un mazazo como el de hoy :(.
Un saludo.
Elena.