¿Sólo con unas gotas de Chanel nº5? En la película Niagara, la actriz se va a la cama, además de con su amante y su marido, con un cigarrillo,  un rojo de labios impecable, rimmel, sus famosas sombras de ojos en banana, maquillaje de base y colorete rosa aplicado en diagonal a lo largo y ancho de sus pómulos y mejillas. Y  probablemente también llevara  unas gotas de Chanel nº 5 (¿para cuando el cine con aromas?). En fin, que no cabe nadie ni nada más sobre esas sábanas. 

La firma Chanel es siempre un ejemplo a seguir por los expertos del mundo del marketing de lujo. Sus campañas publicitarias derrochan glamour. La última con Brad Pitt ha generado gran suspense, además de un seguimiento masivo, cosa habitual en todos y cada uno de sus lanzamientos. Pero sin duda, la mejor campaña publicitaria de Chanel es obra de la gran Marilyn Monroe en una entrevista realizada en 1952 por la revista Life. Todo el mundo conoce la mítica pregunta y la ingeniosa respuesta, que todavía hoy sigue abultando la cifra de ventas del legendario perfume. Uno de los más vendidos a lo largo de la historia de la perfumería .

Las preguntas exactas fueron:

« – ¿Como se viste por la mañana?

-Con una falda y un jersey.

– ¿Y por la tarde?

-Otra falda, otro jersey.

– ¿Y por la noche?

– Lo mismo, pero de seda.

– ¿Y para dormir?

– Unas gotas de Chanel Nº5. 

Increíble y ahora van los de Chanel y lo utilizan, cuando justo tenía cerrada la noticia. ¡Qué coincidencia! Es el capítulo número de 2 de Inside Chanel.


El otro día al volver a ver la peli con mi santo esposo, se lo tuve que explicar muy claramente: todo lo que llevaba en la cama el cañón de Marilyn es mucho más que unas gotas del Nº 5. El sólo decía que veía una mujer bellísima, espectacular que atrapaba la cámara. Sí, cielo, Marilyn es una de las mujeres más atractivas. Pero, fíjate bien ¿has visto todo lo que lleva puesto para dormir? Va maquillada y peinada como si fuera a recoger un Oscar y acaba de abrir los ojos sobre la almohada, ni siquiera se ha levantado de  la cama. Lo cierto es que las maquilladoras de cine de aquella época no se cortaban un pelo, ahora en las escenas de cama, también hay maquillaje, pero resulta mucho más natural y creíble. Sin embargo, en estas escenas de Niagara, nuestra querida Marilyn Monroe lleva hasta los rizos perfectos nada más abrir los ojos.

¡Ay, hombres, no se enteran de nada! Y menos mal, porque esa faceta suya de despiste, deja un campo abierto al maquillaje y el estilismo femenino en general. Tengo amigas que llevan extensiones casi hasta la rodilla y sus maridos creen que su melenón es 100% natural. Me parto del desconocimiento que tienen los varones de todas nuestras estrategias de arreglo personal. Armas de mujer y ceguera masculina.

¡Esto sigue siendo Hollywood!