Cuando Sylvie Ganter y Christopher Cervasel decidieron crear Atelier Cologne, dieron aroma a su pasión por la perfumería clásica. Más concretamente por el Agua de Colonia, creada hace más de 300 años por Giovanni María Farina, un perfumista italiano afincado en Colonia (Alemania)
El Agua de Colonia se presentó como la alternativa cítrica, refrescante y ligera a las pesadas fórmulas de la época. ¿A que se os vienen a la nariz aun sin haber coincidido en el mismo espaciotiempo? Esas mezclas farragosas, con tanto cuerpo que casi se podían cortar con cuchillo y tenedor y tanta rosa poudrée como fuera humanamente posible destilar.
La colonia es un compuesto con un código genético particular, definido por su proporción de aceites esenciales de origen vegetal, superior al 5% y menor del 10%, sobre un solvente de etanol diluido en agua.
Atelier Cologne es la primera casa de fragancias destinada exclusivamente a la creación de colonias.
La ambición de Ganter y Cervasel era crear unas colonias con carácter, animadas por el espíritu sutil de la colonia pero con la personalidad de un eau de parfum.
Para ello, y siguiendo las bases de la perfumería tradicional para desmontarlas desde dentro, los maestros de Atelier Cologne mezclan absolutos inesperados y raros extractos con cítricos, en fórmulas muy concentradas (hasta el 15%). Una colonia con disfraz de perfume o un perfume en ropa interior.
Como cualquier otra cosa que requiere un filtro personal, recomiendo hacer una cata entre su catálogo y decidir si el aroma toca una cuerda vibratoria emocionante.
Atelier Cologne se vende en JC Apothecary y en Perfumería Urbieta.
Precio: 200ml / 130 euros.
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Lola Gavarrón 
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