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Este otoño-invierno se posiciona con fuerza la trabajada naturalidad. El ‘menos es más’ se depura al máximo para perseguir un ideal de sobriedad informativa. Ni sombras teatrales, ni labios incitantes. Únicamente la belleza de una piel bien cuidada y maquillada; como un desértico paisaje nevado en que no irrumpe ni un árbol. Piel de melocotón, sin mancha. La inmaculada concepción de la tez se consigue con un maquillaje en desnudez. Oda a una piel perfecta; corregida, borrada y tratada convenientemente por bases de maquillaje, correctores, borradores e iluminadores.

Una imagen que recuerda un poco a los capullos antes de estallar, muy apetecible para mujeres de todas las edades.

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La máxima es la mínima: hay que simplificar. La sencillez manda. Y la prioridad absoluta es borrar signos de cansancio.

Prepara tu piel como de costumbre, limpieza + hidratación o tratamientos. Añade una buena prebase de maquillaje que alise la tez y acoja los pigmentos que vienen después.

Elige una base favorecedora. Puedes llevar un aspecto un poco más Geisha u otro tipo chica californiana, en esto no hay normas.

El iluminador es la pieza clave. Aplicado correctamente, redimensiona estratégicamente el rostro aportando luz a las zonas proverbialmente menos lustrosas. Debajo de la cola de la ceja, lagrimal, punto alto del pómulo, surco nasogeniano…

Si te gustan los polvos, añade un toquecito con la brocha para dar brillo a la piel. También puedes usar un poco de maquillaje en crema sobre el pómulo, como quien glasea una manzana.

El colorete pone fin a esta oda a la economía de medios. Rosa pálido, asoleado, dorado, broncíneo o encendido cual recuerdo postcoital, remata el look natural-buena-cara que no necesita más que una chispita de máscara de pestañas. Y ni eso.

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Si te adhieres definitivamente a esto de la naturalidad, pero la quieres sofisticar un poco por la noche, añade una sombra clara en acabado metálico. El dorado queda precioso en piel clara y pelo rubio o castaño, y a las morenas les favorece mucho un rosa muy claro.

Preferiblemente, elige una textura en crema a trabajar con el dedo. ‘Fúndela’ sobre el párpado móvil y listo, el resultado es una mirada sutil y sexy.

Para los labios, continúa con los tonos cercanos a tus propios colores o bien añade un gloss.

¿Te parece poco para defender un rostro? El resto lo pones tú.