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El Doctor Pizarro, Jefe de la Unidad de Prevención y Diagnóstico Precoz de Melanoma en Clínica Dermatológica Internacional y Clínica Ruber, ha incorporado la dermatoscopia digital para pacientes con más factores de riesgo. Esta técnica permite trazar un mapa corporal exhaustivo de los lunares sospechosos y resulta un arma eficaz en la lucha contra el melanoma, tanto para prevenir como para curar.

Con ganas de relacionarnos con el sol sin que nos avasalle, hemos recurrido a la sapiencia del doctor para obtener una hoja de ruta veraniega. Que no te asole ese astro por muy rey que sea, sólo úsalo sin arriesgar la piel.

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Belleza Pura: ¿Qué fototipos presentan más probabilidades de desarrollar un melanoma?

Ángel Pizarro: Sin duda, los fototipos más claros, I, II y III, por ese orden. Pero esto no excluye la posibilidad de algún melanoma ocasional en fototipos más oscuros. De hecho, actualmente  la gente con fototipos más claros suele tenerle más miedo al sol, sabe que se quema más fácilmente, y tiende a protegerse mejor. La gente con fototipos más oscuros a veces se confía en exceso y abusa más del sol, lo que a largo plazo puede aumentar en ellos el riesgo de cáncer de piel.

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BP: ¿Realmente nos protegen las cremas con SPF?

AP: Con rotundidad, sí. La mejor prueba nos la ofrece la aplicación a veces irregular de una crema de protección solar. En las zonas con menor cantidad de crema aplicada, la quemadura solar aparece antes  o es más intensa. Otra cuestión es si el uso de una crema solar nos ofrece una protección absoluta y prolongada frente a la radiación solar. La respuesta es que no. La protección es limitada y depende mucho del índice de protección elegido y de la cantidad de crema aplicada. Como solemos aplicar una cantidad inferior a la recomendada, mejor elegir siempre cremas con índice 20 o superior, y reaplicarlas cada 1 a 2 horas.

BP: La protección solar tópica, ¿no inhibe también la síntesis de vitamina D?

AP: Cualquier forma de evitar que la radiación ultravioleta B (UVB) llegue a nuestra piel limita la producción de vitamina D, ya sea con sombra, ropa o cremas. Por eso no conviene evitar absolutamente la exposición solar. Una exposición de 10 a 15 minutos, a media mañana o a media tarde, sin apenas protección, puede ser beneficiosa al favorecer que produzcamos algo de vitamina D. La piel de la cara, mejor protegerla siempre, para evitar que acaben apareciendo manchas y arrugas a largo plazo. Y si por tener una piel muy sensible o un alto riesgo de cáncer de piel es aconsejable evitar al máximo la exposición solar, entonces debemos medirnos los niveles en sangre de vitamina D, mejor en invierno. Si estuvieran bajos, se puede tomar suplementos de vitamina D, bajo control médico.

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BP: ¿Resulta útil para nuestro cometido protector la nutricosmética solar?

AP: Un buen aporte de vitaminas y antioxidantes siempre ayuda. La mejor manera de conseguirlo es a través de una dieta rica en fruta y verduras, algo muy fácil en nuestro medio. Algunos suplementos vitamínicos y con antioxidantes pueden también ayudar. Son preferibles los que combinan dosis bajas de muchos de ellos que los que contienen dosis altas de alguno aislado. El extracto de Polypodium leucotomos aumenta algo la resistencia de nuestra piel a la quemadura solar, pero no debemos confiarnos. No sustituye al uso de las cremas de protección solar habituales, aunque en personas con mucha sensibilidad al sol puede ser de cierta utilidad.

BP: ¿Podemos considerar ‘libre de riesgos’ un verano sin quemaduras solares aun con mucha exposición al sol?

AP: No. Una exposición solar intensa nunca está libre de riesgos, aunque no haya quemadura solar de por medio. Es cierto que desde el punto de vista del riesgo de melanoma lo más importante es evitar la quemadura solar. Pero una exposición solar intensa acaba favoreciendo el envejecimiento prematuro de nuestra piel (manchas solares, arrugas) y la aparición de otras lesiones precancerosas y cancerosas en nuestra piel, como queratosis actínicas y epiteliomas. No son tan graves como el melanoma, pero también tienen su importancia. Lo ideal es evitar siempre la quemadura solar y favorecer una exposición solar moderada, no muy intensa o muy prolongada, y con protección solar adecuada a nuestro tipo de piel. En este punto, claramente, en el término medio está la virtud para la mayoría de las personas.

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BP: ¿Cuál es la mejor política a adoptar frente al sol? ¿Y como rutina de autoexploración?

AP: Como he indicado antes, creo que lo principal es evitar siempre la quemadura solar y favorecer una exposición solar moderada, empleando cremas de protección solar que eviten ese riesgo de quemadura o los efectos indeseables a largo plazo de la exposición solar crónica excesiva (manchas, arrugas, queratosis actínicas). Según la situación, a veces lo mejor es buscar directamente la sombra, otras el uso de ropa y gorros, y  otras veces emplear las cremas solares.

Respecto a la rutina de autoexploración, yo considero adecuado que nos chequeemos la piel en busca de algún lunar nuevo o cambiante (en forma, tamaño o color) cada 3 a 4 meses. Lo ideal es ayudarse para ello de controles fotográficos de nuestra piel. Algunas Apps se han diseñado para ayudarnos en este cometido de hacernos fotos y repasarlas de forma sistemática cada cierto tiempo. Además debemos consultar si advertimos algún lunar que cumpla la regla ABCDE (Asimetría, Borde irregular, Coloración heterogénea o muy oscura, Diámetro superior a 6 mm, Evolución o cambios). Pero mi opinión personal es que esto funciona (¡y puede salvar vidas!) en personas con pocos lunares, que por supuesto pueden presentar un melanoma. Pero en personas con muchos lunares o lunares atípicos el riesgo de melanoma es mayor y la autovigilancia es mucho más difícil, con escasa precisión para diagnosticar un melanoma muy precozmente, y a veces generando mucha ansiedad en los pacientes. En estos casos yo creo que lo mejor es recurrir al especialista, y si es posible, hacer un seguimiento periódico con una mapa exhaustivo de los lunares con dermatoscopia digital. Nos ofrece mucha mayor precisión diagnóstica para detectar precozmente el melanoma y aporta mucha tranquilidad al paciente. Las medidas de autovigilancia también son de utilidad en personas con muchos lunares atípicos, pero yo creo que pueden resultar insuficientes, si lo que buscamos es que no se nos escape ningún pequeño melanoma cuando es curable prácticamente al 100%.

BP: ¿Qué puede estar fallando, a tenor de los datos sobre el desarrollo del melanoma frente al de otros cánceres? ¿No usamos bien las cremas, factores medioambientales, falta de concienciación…?

AP: La situación del melanoma es paradójica, porque tenemos un factor causal muy bien conocido y evitable (la quemadura solar) y se desarrolla ante nuestros ojos, luego es en teoría más fácil de detectar precozmente que otros tumores internos, como cáncer de colon, próstata, mama, etc. Sin embargo, mientras en estos tumores ya se aprecia una tendencia clara a disminuir su incidencia y mortalidad, en melanoma la incidencia no ha parado de aumentar en las últimas décadas y la mortalidad global no se reduce. Esto indica que no estamos logrando evitar ese factor de riesgo tan obvio (quemaduras solares) , sobre todo entre adolescentes y adultos jóvenes, y también indica que las técnicas más precisas que nos ayudan a la prevención y diagnóstico precoz del melanoma no están llegando a todas las personas que más las necesitan y más se podrían beneficiar de ellas. No hay que extirpar masivamente lunares, eso carece de sentido. Pero si extirpamos muy selectivamente aquellos lunares que ganan atipia, la incidencia de melanoma debería disminuir o se diagnosticarían casi todos los casos muy precozmente. Esta es la principal ventaja de trabajar con mapas exhaustivos de lunares con dermatoscopia digital, en pacientes con muchos lunares.