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Como los simios del Planeta de los ídem adorando al monolito: así me siento cuando blando al viento mi Touche Éclat de YSL. En un mundo de tótems beauty conformando la arquitectura urbana, sería el equivalente al Obelisco de Plaza Castilla. Pero con el favor de la población.

“Exageras”, pensarás. Desde mi punto de piel, no. Ningún otro iluminador se funde mejor con mi tono, ni aporta luz con tanto esmero –y duración- a los más macilentos recovecos de mi geografía facial. Los signos de cansancios se esfuman, literalmente. ¿Será por la vitamina E, por el ruscus, porque no reseca la piel?

http://youtu.be/3o0chLfrhM4

La única dificultad que entraña, es pincelar adecuadamente. Evitar la tentación de usarlo como corrector de granitos o rojeces, ya tú sabes; la idea es esculpir volúmenes y lograr lozanía. Touchée!

http://youtu.be/3V8bHM-M6sg

‘Hacer la luz’ no es difícil, si sabes cómo. La versatilidad del producto te permite elaborar diáfanos looks naturales deefecto cara lavada –muy normcore, ellos- o extremadamente sofisticados.

Como norma general, un toquecito sobre el arco ciliar, el surco nasogeniano, los pómulos y debajo de las ojeras, obra la ‘magia’ sobre el rostro y catapulta el esplendor de la base de maquillaje que te hayas aplicado previamente. También puedes usarlo para afinar o destacar rasgos, como muestra Alba Galocha.

Está disponible en 6 tonos y se puede encontrar online y en algunos El Corte Inglés.

Precio: a partir de 21 euros.