Hace unos cien mil años, una mocosa y despeinada Towanda -¿cómo? ¿Eso no fue esta mañana?- contemplaba fascinada el spot de Chispas, ‘mi primera colonia Chispas’. La llamita del deseo, convenientemente azuzada por los Satane, digo CREATIVOS de la Publicidad, vibraba y se estremecía, gritando desde las entrañas “lo quiero, quiero esas emociones, quiero crecer”. Mala idea visto con perspectiva, precisamente lo peor de crecer es que cada vez hay menos ‘primeras veces’ por vivir.

Los spots de perfume no manejan un imaginario intrincado. Poder, lujo, exclusividad, alto capital sexual. Roles de género perfectamente adscritos a la cultura; ellos, machos y triunfales, ellas, delicadas y seductoras. Hay una especie de darwinismo elitista, la idea de que el ser humano evoluciona, frú-frú mediante, a la dimensión en que el Yo real se convierte en el exitoso Yo soñado. También es como si practicáramos una superstición mística: el olor a rosa nos redimirá de nuestras miserias.

He seleccionado tres anuncios que, dentro de este estrecho margen, me parecen distintos. Ingeniosos, con desarrollo estético y cierta distancia con la genitalidad del espectador, que no se ve tan llamado por la selva como de costumbre. Si corre a comprar estos perfumes, será porque usted quiera. Pero antes, bébase una Coca-Cola.

Peter Lindbergh no rompió ninguna lanza en este comercial de Trésor de Lancôme, es cierto. Una pareja hetero se quiere, se ama, y se adora, y lo hace en París, ¡qué cosa más inusitada!

Pero Kate Winslet.

Pero su expresividad, que parece que esté en Revolutionary Road contándote una peripecia que conmueve fuerte. ¿No es universal todo lo que pasa en estos 2:06? El perfume como recuerdo del ser querido. El aroma que te devuelve a casa en cuanto te alcanza.

http://youtu.be/2IJyXBPu6V4

Estamos más que familiarizados con la sensualidad femenina en cualquiera de sus manifestaciones publicitarias. Tanto, que la masculina resulta misteriosa. ¿Cómo será? ¿Perderá La Virilidad con la que les atronan? ¿Será una cosa vulgarota?

Para Bottega Veneta, parece ser algo de lo que apropiarse y disfrutar sin prisas, en soledad (‘no pun intended’, lo prometo, que para eso ya está Axe)

Me encanta, además, el uso de la música; mantiene perfectamente la tensión. Muy arty en conjunto. Si yo fuera hombre, me sentiría satisfecho con esta imagen, y puede que hasta me ‘identificara’ -ese sueño húmedo del responsable de marketing- con la firma.

http://youtu.be/2JSRXtH3wRk

Llegamos al Top of the Spots con la fábula moral de Egoïste de Chanel. Por todo, las mujeres alocadas gritando en primer término, el desgarro à la Carmen, el batir de contraventanas, los violines. Nadie ha descrito al canallita con tanto salero. Ni con tanta ironía.