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La humedad, los cambios de temperatura y el tener los ojos conectados al cerebro, dan fuerza y aliento a uno de los mayores enemigos del cabello: el fatídico encrespamiento.

Contra su natural enervación diaria, pan suyo y nuestro de cada día, no podemos recomendar más que templanza y buenas amistades. Contra las contingencias climáticas y su nefasto efecto en lo más íntimo de nuestras fibrillas (capilares), tenemos mucho que decir. Mésense la melena, cuenten hasta 10 y respiren hondo.  De poco sirve cresparse.

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El cliché del rockero se resume en ‘sexo, drogas y pelo encrespado‘ (cita literal de una irónica crítica a la peli de 2008 “Un rockero de pelotas”). No en vano la melena leonina avasallada por el sudor, el cabeceo y la bravura rock es la primera que se viene a la cabeza cuando se piensa en estos problemillas tan acuciantes. Quién no ha querido correr a atusar a los Kiss y ponerlos aviados.

Los pelos rizados tienden más al encrespamiento al ser más secos por definición. Hasta la elocuente palabra inglesa frizz se curva y chisporrotea sobre sí misma. Para evitar que el frizz se recrudezca, conviene hidratar en profundidad el cabello (en salón o en casa con el uso de mascarillas hidratantes) y no abusar de herramientas térmicas que lo resecan aún más, sin olvidar añadir un toque de protector térmico para que el daño sea menor.

El uso de aceites y sérums se vuelve más recomendable que nunca, ya que sellan la fibra capilar, fortalecen su estructura y dejan la melena más dúctil.

A diario, use un aceite profesional o un sérum antiescrepamiento. Aliñe la melena con un par de gotas de medios a puntas y distribuya uniformemente. Para domarlo sin usar secadores y demás utensilios, déjelo secar al aire. Una de las ventajas de los pelos rizados es que suelen ser muy maleables y enseguida cogen el gesto deseado. Si quiere una onda surfera con mucho volumen en la raíz, peine el cabello en un moñito alto encima de la cabeza y déjelo coger forma durante media hora antes de soltarlo. Las trenzas bajas también funcionan como moldeador natural de la curva capilar.

Para una reconstrucción profunda, dese a aceite puros. Como, sin complicarse más, el aceite de oliva virgen extra que suele estar en toda cocina. Recurro a este truco una vez por semana, como mascarilla nocturna, y desde que lo hago tengo los rizos más lustrosos y gobernables. Aclare bien al día siguiente en el lavado y diga adiós, adiós encrespamiento…