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El nuevo maquillaje de Lancôme no es un polvo compacto. Tampoco una base fluida. Y tampoco un novelón, aunque huele a best-seller.  ¿Qué es entonces, pardiez?, les oigo implorar desde sus casas esperando que anuncie un milagro.

Y más o menos por ahí va Miracle Cushion. A vista de pájara vieja, es canela comercial en rama. El nuevo juguete de la beauty hunter de pro, la que no se pierde una novedad molona que le soluciona la vida: una porosa esponja impregnada de fluido. De este modo, el producto goza de una textura refrescante, etérea, ligera y prácticamente flotante cubriendo a la perfección. Lo he probado y me ha parecido fantástico. A las cualidades del maquillaje Lancôme, se añade el ingenio de este sistema y la economía de gestos de su aplicación. Bienvenidas a la nueva era.

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La polvera, elegantosa y señorial, de sacarla con gusto en público, contiene un espejo, la ‘milagrosa’ esponja y un aterciopelado disco para que la sensación sea deslizante, como una caricia (ya se había imaginado metiendo los deditos que luego van al pan, ¿a que sí? Pues no, esté tranquila que esto ya viene pensado de casa).

Al hilo de las benditas necesidades actuales, la fórmula no es sólo cosmética y estética sino también tratante. Por citar algunos ingredientes interesantes, contiene extracto de aguja de pino, de propiedades despigmentantes que se traducen en una piel más luminosa.

Para garantizar la retención de agua y que la piel quede lisa y suave (sin cuartearse cual terreno almeriense en agosto), se han añadido aceite éster y glicerina, agentes emolientes que permanecen inasequibles a la derrota durante 4 horas.

¿Y las arrugas y líneas de expresión? Se tratan con adenosina; prácticamente un componente autólogo al encontrarse en todas las células de nuestro cuerpo –quizá le suene más como adenosina trifosfato o ATP-. Se emplea en cosmética de alta gama para combatir las arrugas y aumentar la síntesis de proteínas.

Remata la fórmula la protección contra los rayos UVA y UVB, indispensable como escudo ante el fotoenvejecimiento y las manchas.

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Miracle Cushion explora 6 tonos, construidos con aceites volátiles y un bajo porcentaje de pigmentos para obtener un acabado ligero y natural dentro de lo maquillado. El espectro va de pieles muy claras a declaradamente oscuras. Ojito las graduadas en Lancôme, que se ‘convalidan’ con algunos colores de Teint Miracle.

En cuanto a la cobertura específica, la propia aplicación permite jugar con un resultado más vaporoso o más cubriente. Del fluido con color a la base de maquillaje pasando por la BB a golpe de presión en la esponja –cuanto más producto, más le cubrirá, como sentenció Perogrullo-. En cualquier caso, se recomienda empezar por el centro de la frente y extender hacia el exterior del rostro y sobre el mentón.

¿Seducida? Yo les confieso que sí, que noto ablandarse un poco mi viejo corazón apegado al Teint Miracle ‘de toda la vida’. Por mi experiencia mariana con el esponjoso cojín, no encuentro razón alguna para no repetir.

Precio: 38 euros.