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Continuamos para bingo, lista que te lista los químicos tóxicos que aún se incluyen en muchas formulaciones a pesar de su nocividad. No deja de resultar paradójico que lo mismo que usamos para embellecernos y cuidarnos, quizá nos esté matando. Si es usted de estómago delicado y no quiere tirar la mitad de su cuarto de baño, no siga leyendo. Una vez se empieza, no hay retorno.

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SEGUNDA PARTE

PHENOL Y PHENYL

Que algo así como El Ete y El Oto de la cosmética y la medicina, pero con muy poquita gracia.

Ambos se emplean tanto en desinfectantes como en conservantes de la industria cosmética.

El fenol es un alcohol que se produce con la oxidación parcial del benceno, proceso que le convierte en un ingrediente tóxico que puede afectar al sistema nervioso central, al corazón, al hígado, al riñón y a la piel. Nitropheno, phenolphthalein o chlorophenol son sólo algunas de las denominaciones bajo las que puede aparecer. En cuanto al fenil que se incluye muy a menudo en los cosméticos con el nombre de phenylenediamine sulfate o N-Phenyl, P-Phenylenediamine… penetra por la piel, accede al torrente sanguíneo y puede causar problemas hepáticos.

Aunque esta ‘extraña pareja’ se encuentra en todo tipo de productos, hay uno que se lleva la palma: los enjuague bucales. Algunos de ellos, como Listerine, más alcohólicos que la cerveza, el vino o la ginebra (hasta un 21,6% de alcohol, como indica su etiqueta).

Qué fresquita deja la boca el enjuague bucal, cómo vivir sin él, si además es ‘imprescindible’ para mantener una correcta higiene bucal, como dicen en los anuncios de la noche. Lo que no le cuentan es que el alcohol actúa como solvente y hace los tejidos más vulnerables a padecer ciertas dolencias. ¿Un ejemplo? Estudios demuestran que un enjuague con un 25% de alcohol aumenta las posibilidades de padecer cáncer de boca en un 60% en los hombres. El porcentaje llega al 90% en el caso de las mujeres. Eso sí: para aniquilar los piojos va que ni pintado.

A evitar: N-Phenyl, P-Phenylenediamine, Phenylenediamine Sulfate…

PROTECCIÓN SOLAR

Ésta sí, imprescindible. Pero con cuidado, no todos los filtros solares son inocuos. El Oxybenzone, Benzophenone, Methoxydibenzoylmethane, o Dibenzoylmethane, presentes en marcas ‘estupendas’, pueden causar alergias y cáncer. Para estar segura, busque protectores con Óxido de Titanio o de Zinc, como el Zincoxid o el Titaniumdioxid.

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SOLVENTES

No son pocos los estudios que relacionan los solventes con el aumento del cáncer. Derivados del petróleo, se emplean como aditivos en las pinturas y anticongelantes de los coches y, en la cosmética convencional, en tintes de pelo, cremas de mano, exfoliantes, espumas de afeitar, colonias y muchos otros cosméticos de uso común.

MERCURIO

Metal pesado a la par que tóxico presente en productos de maquillaje y desmaquillantes de ojos, en concentración inferior al 0,007%. Búsquelo como tiosalicilato de etilmercurio.

FTALATOS

Otra ‘encantadora’ pareja, los señores ftalatos Phtal y Phtalate. Disolventes y suavizantes, se encuentran en cremas, esmaltes de uñas, perfumes, lacas de pelo y desodorantes.

El Parlamento Europeo prohibió su uso en juguetes de puericultura a principios de año ya que se les relaciones con daños en los sistemas reproductor y endocrino, así como un aumento del riesgo de padecer asma y cáncer, como demostró un estudio realizado por la Universidad de Rochester (EE.UU.) Luego comentamos sorprendidos la cantidad de niños asmáticos que nos rodean, ‘muchos más que antes’, sin ligar una abstracción con otra.

Hay 6 tipos de ftalatos totalmente prohibidos en juguetes por razones de seguridad que aún se pueden encontrar en cosméticos. Son dietilhexiloftalato (DEHP), el dibutilftalato (DBP), el butilbenzilftalato (BBP), el diisononilftalato (DINP), el diisodeciloftalato (DIDP) y el dinoctilftalato (DNOP).

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ALUMINIO

Numerosamente estudiado –también por la OMS– para esclarecer su relación con el Alzheimer, basándose en las autopsias de pacientes que padecían la enfermedad y en cuyos cerebros se hallaron grandes concentraciones de aluminio.

Hoy se sabe que puede modificar el ADN tanto por vía oral (por ejemplo, el Almax) como tópica en forma de Clorhidrato de Aluminio (un sinfín de antitranspirantes, pintalabios, cremas hidratantes, etc).

Ahondando en el caso de los desodorantes, se sabe que la misma acción astringente que inhibe el sudor también puede causar cáncer de mama al provocar una mutación genética. El proceso se explica con facilidad: el desodorante consigue eliminar toxinas a través de las axilas y fuerza al cuerpo a depositarlas en las glándulas linfáticas que se encuentran bajo los brazos. Precisamente donde se localizan la mayoría de tumores cancerígenos.

Hay que señalar que los parabenos tienen efectos similares a los del clorhidrato de aluminio. Imitan el comportamiento de los estrógenos y favorecen el crecimiento de tumores asociados a estos, como el cáncer de mama.

Así que ya sabe. No todo obedece a la pura y dura tendencia cuando las firmas se empeñan en formular sin parabenos, ftalatos, derivados de la petroquímica… Y ese largo y ponzoñoso etcétera: es sin duda por ofrecer una cosmética de mayor calidad y tolerancia con la piel.