Living for love

Como Hemingway o Jean Genet: mesmerizada por la parafernalia torera. Así se siente Madonna en el albor de su decimotercer álbum de estudio y así vuelve por sus fueros en su próxima gira, vestida de trajes de luces por una empresa española (de Zaragoza, para más señas) y capeando un temporal que amenaza, como a ‘nuestra fiesta nacional’, con eliminarla del mapa en favor de otros entretenimientos más actuales. Véanse las Cyrus, Perrys, Rihannas, Swifts, etcétera.

Madonna torera en los Grammy 2015

Madonna torera en los Grammy 2015

No es la primera vez que la insigne empresaria del espectáculo se inspira en la metáfora del hombre-vs-la-fuerza-animal para sus puestas en escena. Se rodeó de matadores en la presentación de La isla bonita, recreó la fiesta junto a unos machos cabríos en los Grammy 2015 y en 1994 grabó en Ronda el single Take a bow junto al maestro Emilio Muñoz, en uno de sus proverbiales mejunjes temáticos de tauromaquia, sexualidad torrencial y semblanza goyesca.

Arropada de nuevo en dos trajes completos y artesanos “confeccionados en doce días”, según ha explicado el sastrero Daniel Roqueta, acomete vídeo (Living for love) y gira que desembocará en España y de la que, quizá, vuelva a salir a hombros. O no.

Madonna llena de fuerza en su traje de luces

Madonna llena de fuerza en su traje de luces

Perteneciendo a la cultura que originó la tauromaquia, tiene cierta gracia la idea de Madonna como tonadillera y capotera, con relativo tinte ridículo por excesivo –demasiado familiar y casposo para algunos esto de poner el alma en el  ruedo, dejando aparte la gratuidad del maltrato animal-.

Quizá a la manera romántica de Hemingway y posiblemente de Ciccone, la fiesta del toro se perciba como una simbología musculada y robusta, prácticamente una reflexión filosófica, el eterno círculo en que la vida y la muerte se dan cita y las pulsiones de la razón y el instinto combaten por imponerse. La propia diva adereza el videoclip emblema con una cita de Nietzsche que invita a la especulación sobre su posible sentir en el panis et circencis: “El hombre es el más salvaje de los animales. En tragedias, corridas de toros y crucifixiones es donde mejor se ha sentido. Y cuando creó su propio infierno, se sintió en el paraíso”. ¿Un mensaje claro sobre los envites que le azuzan?