Dormir bien tiene efectos muy positivos en nuestro organismo. Lo ideal, entre 6 y 8 horas, preferiblemente por la noche. Si eres de los privilegiados que pueden tomar siesta, genial. Pero con 20 minutos es más que suficiente. Aunque si son 90, te ayudarán a aumentar tu memoria.
Tampoco hay que convertirse en topos. Pero, digamos que ahora se duerme muy poco. Y hablando de animales, yo soy más búho que alondra. Independientemente de que nuestros biorritmos estén más alterados de noche que de día, hay que dormir todas las horas que necesitamos.
Me gustaría que el día tuviera 48 horas, oígo decir por ahí. Pero sólo de pensar en una agenda con un día de 48 horas me da vértigo vertiginoso (valga la redundancia). Esa no es la solución porque se ampliarían las jornadas, eventos, presentaciones, desayunos, comidas, almuerzos, meriendas… y daría exactamente lo mismo. Concretamente yo no llegaría al viernes.
Duermo hoy lo que no vaya a dormir mañana. Pues, tampoco vale dormir mañana lo que no hayas dormido hoy, el sueño no se recupera ni hacia adelante ni hacia atrás. Nuestro cuerpo y mente necesitan un descanso reparador cada noche. Cumplir debidamente con la almohada tiene 8 beneficios saludables, sin contar el placer de tener felices sueños.
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