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De acuerdo, estás embarazada y tienes que ingerir una alimentación rica en micronutrientes y vitaminas, tanto por tu bebé como por ti. Pero, ¿cómo hacerlo sin arruinarnos en productos frescos, proteínas de excelentísima calidad, ‘oros verdes’ a precio de ídem y demás tesoros de la cesta healthy? Poniendo en marcha algunos truquillos de compra y conservación de alimentos. Para que tu cesta dure, dure y dure.

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1.    Planifica tus comidas.
Si te lanzas a comprar una notable cantidad de frutas y verduras frescas sin saber qué harás con ellas, es probable que termines tirando una parte.
Emplear unos minutos en elaborar una dieta semanal (o diaria) te servirá para hacer una compra más eficaz de la que no sobre ni un calabacín. Además, ver todo por escrito facilita el análisis de la dieta y te ayudará a tomar decisiones nutricionales, como si deberías comer menos de tal cosa y más de otra. Después puedes ponerlo en común con tu matrona.
2.    Mira dónde compras.
Ahora que sabes qué comer, puedes elegir los mejores sitios donde comprar tus alimentos en lugar de hacer la compra en un único sitio. Por ejemplo, quizá la fruta y la verdura tengan mejor precio en la frutería del barrio que en el Supermercado –por no hablar de la calidad-. A su vez, el Super cuenta con ofertas y cupones ‘posguerriles’ que siempre son útiles para ahorrar unos eurillos, conseguir 2×1, o encontrar conservas, productos de limpieza y fondos de despensa a buen precio.

Intenta localizar proveedores. Hay productos, como el Aceite de Oliva Virgen Extra, que salen más económicos yendo directamente a la fuente (la cooperativa) que comprándolo en el Super. Y la calidad suele ser inmejorable.

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3.    Hablando del espíritu de la posguerra… ¡usa los cupones!
La mayoría de establecimientos comerciales cuenta con su buena variedad de ofertas, descuentos y promociones de temporada. Pero ojo, ¡no te dejes llevar por el impulso de compra! De acuerdo con tu lista, compra únicamente lo que necesites y escoge las ofertas que se adecúen a tu criterio. Saca partido de lo poco bueno que ha dejado la crisis: las ofertas, el reciclaje y la segunda mano.
4.    Compra a granel, cocina a lo grande y usa el congelador.
No te cortes con las cantidades que compras siempre que tengas tiempo para cocinar.  Una buena manera de salvar la abundante comida fresca, es darte un día de cocinillas y congelar diversos platos. Además, te servirá para ahorrar tiempo entre semana y, si comes en el trabajo, tomar algo de comida casera decente en lugar de un bocadillo.