Foto Andrzej Dragan

Foto Andrzej Dragan

Si alguna vez te has sentido invadida por la envidia cuando una mujer de tu misma edad aparenta 10 años menos, aquí está la ciencia para ayudarte a comprender el fenómeno. Un nuevo estudio revela similitudes biológicas entre las mujeres con esa piel excepcional, ese pequeño grupo de féminas privilegiadas comparten una huella digital única. También han descubierto los cambios en los genes relacionados con el envejecimiento en cada una de las décadas de la vida de una mujer.

envejecimiento-piel

Estos son algunos de los datos iniciales del estudio Multi-Décadas y Etnicidad (MDE) dirigido por la Dra. Alexa Kimball, Profesora de Dermatología de la Escuela de Medicina de Harvard / Hospital General de Massachusetts y que Olay ha presentado en el 23º Congreso Mundial de Dermatología. La investigación se inició en el año 2012 y aún continúa abierta. Se están examinando a mujeres en casi todas las décadas de su vida y de diversas etnias aunque las conclusiones que se han conocido hasta el momento corresponden a mujeres africanas y caucásicas.

Con avanzadas técnicas de bioinformática han analizado 20.000 genes aproximadamente y han identificado una huella digital única, unos 2.000 genes con una característica genética única y exclusiva en aquellas mujeres con una piel excepcional. Hay unos puntos biológicos comunes entre las que aparentan ser más jóvenes que su edad real.

Aunque todas tenemos esos genes –que son responsables entre otras cosas de la formación de la barrera de hidratación, de la producción de antioxidantes o de la replicación y reparación del ADN-, se expresan con mucha más fuerza en la piel de estas personas eternamente jóvenes. Según el estudio tienen estos genes matusalén 1 de cada 5 negras y sólo 1 de cada 10 blancas (caucásicas).

Otra de las conclusiones interesantes de la investigación está en los genes que van fallando según envejecemos: a los 20 hay una disminución de la respuesta antioxidante, en la década de los 30 disminuye la bioenergía de la piel, a los 40 hay un aumento de la senescencia celular, con 50 llega una disminución de la función barrera de la piel, y a los 60, hecatombe absoluta porque se produce una aceleración de todos los procesos anteriores.

Todos estos datos y los que se vayan obteniendo ayudarán a saber qué factores internos y externos han convertido en excepcionales a estos genes.