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Peluquería que desafía los límites de la gravedad, peinados y recogidos de geisha futurista que convierten en posible lo imposible. La belleza viene de oriente y Yolanda Aberasturi miró a Japón para crear la colección con la que desfiló sobre la pasarela de la L´Oréal Professionnel Fashion Night. Que empiece el espectáculo.

Dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que la peluquería es el “oficio del peluquero”, pero a veces, está más cerca del de artista. Cuando empieza el show y la alta peluquería española sale del salón, es capaz de crear peinados que se acercan a la obra de arte. Yolanda Aberasturi ha creado una colección que coquetea con la escultura.

En las geishas futuristas de Yolanda Aberasturi el alisado japonés cobra una nueva dimensión y se convierte en un peinado casi sin límites que comienza como una trenza elevada para convertirse en una melena en cascada con un liso impecable. De un liso reinventado al clásico alisado japonés que adquiere su máxima longitud y nuevos tintes, del negro azabache al morado, lila y blanco nieve.

Los recogidos exploran nuevas formas y desafían las leyes de la gravedad. Peinado con volúmenes y formas geométricas, un Guggenheim capilar llegado de Oriente. Asia también inspira un recogido barroco a base de moños redondos, aires románticos tocados por adornos en rojo.

Geishas más clásicas y otra al hilo de la tendencia en blanco capilar. Color de moda y creatividad al límite con abanicos fundidos con el peinado.

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Yolanda hace realidad lo imposible, de los abanicos a una sombrilla capilar sobre un moño bajo y una coleta larga.

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Como larga la trenza de la bailarina, un gran postizo que nace de una flor blanca sobre un corte midi con patillas enmarcando el rostro.

Ninfa romántica que baila mientras el samurái blande su espada. Corte de estilo manga con flequillo central, coronilla abultada. La parte posterior de la cabeza rapada con relieves en forma de flecha. Rojo y rosa en degradé.

Un desfile cuidado al milímetro, el estilismo corrió a cargo de Eiko Kishi, que vistió a las modelos con exquisitos y carísimos kimonos tradicionales japoneses.