Al. Con esa sílaba de inicio, la palabra alpargata sólo podía ser árabe y, según la sabia María Moliner, de origen nada menos que prerromano, como la palabra abarca o albarca, las dos valen. Siempre fuimos un país de alpargata, pero este año no hay deportiva ni sandalia que las desbanque: de ganchillo, metalizadas, pintadas, con lentejuelas, tipo merceditas, con cuadritos Vichy…. Las mejores y más duraderas siguen siendo las fabricadas en España y de manera totalmente artesanal como las nuevas Submarinas, que sobre una base tradicional han convertido a este humilde calzado en el complemento estrella del verano. Muy distintas, más cerradas, de ante y con cordones, también me gustan las Pompeii Fabra.
Ya sabemos que las alpargatas se utilizaban en España para trabajar en el campo en verano porque eran fresquitas y resistentes. Los inmigrantes gallegos las extendieron por Argentina, que rapidamente las sustituyó por las pesadas botas camperas. Aunque en nuestro país son un clásico, fue la gerundense Isabel Castañer, quien comenzó a combinarlas con terciopelo, abalorios, dibujos al óleo, serpiente… y a venderlas por toda Europa.
Yves Saint Laurent quedó pasmado y empezó a utilizarlas en muchos de sus desfiles, incluso combinándolas con vestidos absolutamente sofisticados y barrocos. Poco después, Issey Miyake declararía que nunca había visto un calzado tan sencillo y elegante como una abarca menorquina. A mí las alpargatas me encantan hasta para una boda, cuando quieres desdramatizar un traje demasiado arreglado.
Tres jovenzuelos se han empeñado en dignificar el made in Spain y fabrican sus alpargatas, Submarinas, en Cervera del Río Alhama (La Rioja), un pueblo con más de 400 años de tradición en la elaboración de espardeñas. Eso sí, las han vestido de tendencias pero, a la vez, de simplicidad y de no ostentación. Me gustan mucho las llamadas turbina flúor porque, con el pie morenito y tan fluorescentes, brillan como los chalecos los de agentes de movilidad y le dan marcha a cualquier look. Más del estilo San Sebastián o San Juan de Luz son las de rayas azules y blancas y suela sin altibajos -que es lo que se lleva- llamadas Sonar rayas. Y más sofisticadas son las de purpurina glitter, que contrastan con el esparto de toda la vida. En fin, me gusta este afán de ‘versatilizar’ este calzado tan español que nunca tuvo ínfulas de nada.
Precios: Entre 29 y 59 euros.www.submarinas.es
Con el curioso nombre de Pompeii Canard ha salido al mercado también este híbrido entre alpargata y deportiva, muy gracioso, aunque un poco ‘abrigado’ para pleno verano. Son de ante, toscamente cosidas a una suelo de esparto, cordones y ante de todos los colores. Muy divertidas para pantalones o hasta con minifalda para jóvenes y patilargas, es una oferta diferente.
Precio: 40 euros. www.pompeiibrand.com
Yute, lona, esparto, cordely unas manos con ‘callo’ de hacerlas. Pásaos por la alpargatería más antigua de Madrid -fundada en 1863- en la calle Divino Pastor. Vereis qué poco basta para hacer el calzado más simple que ya identifica a España en medio mundo.
Eva Reuss. "El lujo intangible. Siempre me sedujo, me impactó el lujo intangible. No los relojes suizos carísimos ni las estolas de zorro plateado ni los huevos Fabergé, sino el lujo que está, que flota o te rodea aunque no puedas tocarlo. El aroma del césped recién cortado, el timbre de voz de Neil Young o la fragancia de tu colonia favorita. Qué lujo".
"Escribo desde que tenía cuatro años porque me gusta contar cosas, pero escribir de Belleza es contar pequeños relatos de estética, de un cosmos llenos de sueños, que tampoco pueden tocarse, de cómo estar más guapas, más luminosas, más jóvenes. Ah, el eterno femenino, que ya perseguían las etruscas o las momias egipcias. A veces la realidad es demasiado asfáltica, fea o acelerada. Qué gusto contrarrestarla con el aroma de una tostada o la voz, inaprensible y tintineante, de aquella Maria Callas..."
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Alpargatas, moda verano 2016
Al. Con esa sílaba de inicio, la palabra alpargata sólo podía ser árabe y, según la sabia María Moliner, de origen nada menos que prerromano, como la palabra abarca o albarca, las dos valen. Siempre fuimos un país de alpargata, pero este año no hay deportiva ni sandalia que las desbanque: de ganchillo, metalizadas, pintadas, con lentejuelas, tipo merceditas, con cuadritos Vichy…. Las mejores y más duraderas siguen siendo las fabricadas en España y de manera totalmente artesanal como las nuevas Submarinas, que sobre una base tradicional han convertido a este humilde calzado en el complemento estrella del verano. Muy distintas, más cerradas, de ante y con cordones, también me gustan las Pompeii Fabra.
Ya sabemos que las alpargatas se utilizaban en España para trabajar en el campo en verano porque eran fresquitas y resistentes. Los inmigrantes gallegos las extendieron por Argentina, que rapidamente las sustituyó por las pesadas botas camperas. Aunque en nuestro país son un clásico, fue la gerundense Isabel Castañer, quien comenzó a combinarlas con terciopelo, abalorios, dibujos al óleo, serpiente… y a venderlas por toda Europa.
Yves Saint Laurent quedó pasmado y empezó a utilizarlas en muchos de sus desfiles, incluso combinándolas con vestidos absolutamente sofisticados y barrocos. Poco después, Issey Miyake declararía que nunca había visto un calzado tan sencillo y elegante como una abarca menorquina. A mí las alpargatas me encantan hasta para una boda, cuando quieres desdramatizar un traje demasiado arreglado.
Tres jovenzuelos se han empeñado en dignificar el made in Spain y fabrican sus alpargatas, Submarinas, en Cervera del Río Alhama (La Rioja), un pueblo con más de 400 años de tradición en la elaboración de espardeñas. Eso sí, las han vestido de tendencias pero, a la vez, de simplicidad y de no ostentación. Me gustan mucho las llamadas turbina flúor porque, con el pie morenito y tan fluorescentes, brillan como los chalecos los de agentes de movilidad y le dan marcha a cualquier look. Más del estilo San Sebastián o San Juan de Luz son las de rayas azules y blancas y suela sin altibajos -que es lo que se lleva- llamadas Sonar rayas. Y más sofisticadas son las de purpurina glitter, que contrastan con el esparto de toda la vida. En fin, me gusta este afán de ‘versatilizar’ este calzado tan español que nunca tuvo ínfulas de nada.
Precios: Entre 29 y 59 euros. www.submarinas.es
Precio: 40 euros. www.pompeiibrand.com
Yute, lona, esparto, cordel y unas manos con ‘callo’ de hacerlas. Pásaos por la alpargatería más antigua de Madrid -fundada en 1863- en la calle Divino Pastor. Vereis qué poco basta para hacer el calzado más simple que ya identifica a España en medio mundo.
Eva Reuss
Eva Reuss. "El lujo intangible. Siempre me sedujo, me impactó el lujo intangible. No los relojes suizos carísimos ni las estolas de zorro plateado ni los huevos Fabergé, sino el lujo que está, que flota o te rodea aunque no puedas tocarlo. El aroma del césped recién cortado, el timbre de voz de Neil Young o la fragancia de tu colonia favorita. Qué lujo". "Escribo desde que tenía cuatro años porque me gusta contar cosas, pero escribir de Belleza es contar pequeños relatos de estética, de un cosmos llenos de sueños, que tampoco pueden tocarse, de cómo estar más guapas, más luminosas, más jóvenes. Ah, el eterno femenino, que ya perseguían las etruscas o las momias egipcias. A veces la realidad es demasiado asfáltica, fea o acelerada. Qué gusto contrarrestarla con el aroma de una tostada o la voz, inaprensible y tintineante, de aquella Maria Callas..."
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