El calor asfixiante propio del verano tiene pocas ventajas: que se seca la colada en cuestión de minutos es la única que ahora mismo se me ocurre. Es una tortura para casi todos y una penitencia cuando se tienen varices porque puede aumentar los síntomas y favorecer la aparición de complicaciones agudas. En plena ola de calor, pon en práctica algunos consejos sencillos pero efectivos para que esas venas traicioneras no te estropeen las vacaciones.

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Las varices son molestas a la vista, pero son una dolencia que va más allá de la pura estética. La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una patología con una incidencia importante en España, según datos del Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL), afecta a un 30% de los adultos y un 60% de ellos no está diagnosticado, especialmente mujeres.

Aunque las varices aparecen por motivos muy diversos, incluso de origen genético, hay factores externos como pasar mucho tiempo sentado, la ropa ajustada, un embarazo o los anticonceptivos hormonales, que pueden provocar su aparición. Pero una de las principales causas, y sobre todo en estas fechas, es el calor. Seguro que de Madrid hacia el sur de España estamos mucho peor que en tierras del norte donde dormir por la noche es posible.

El doctor Agustín Arroyo Bielsa jefe de servicio de la Unidad de Angiología, Cirugía vascular y Endovascular en el Hospital  Hospital Vithas Nuestra Señora de América, explica que las altas temperaturas dificultan la circulación de la sangre en las piernas porque “el calor dilata las venas, aumenta la capacidad de éstas para retener volumen de sangre y se enlentece el retorno venoso”.

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Por eso, este verano, pon en práctica unas rutinas sencillas que aliviarán tus piernas acaloradas:

  • Evita la exposición solar prolongada en las piernas. Como insiste el doctor Agustín Arroyo Bielsa, “una exposición prolongada al sol o al calor en general, aumenta los síntomas de la insuficiencia venosa crónica derivados del estancamiento venoso como la pesadez, el edema y el dolor”. Procura taparlas con un pareo, faldas o pantalones largos.
  • Haz ejercicio moderado que permita que la sangre retorne al corazón y se oxigene. Si estás en la playa, aprovecha para caminar descalza sobre la punta de los pies durante un par de minutos y luego descansa, repite el ejercicio al menos cinco veces al día.
  • Pon las piernas en alto y duerme con ellas un poco elevadas.
  • Evitar la ropa ajustada.
  • Haz baños de agua fría.