Lo denominan el enemigo silente porque no se le oye, apenas se le percibe pero avanza cada día un poquito más. Me refiero al desgaste dental, un problema que disminuye la calidad de vida de la persona y que tiene un origen químico y no físico, como se pensaba hasta ahora.
No creí que fuera un problema tan importante hasta que lo contó la doctora Beatriz Vilaboa, de Clínica Vilaboa, en la presentación del libro Esthetics in Dentistry, una obra escrita por las 17 mejores odontólogas del mundo, entre las que se cuentan Beatriz y Debora Vilaboa. Y sí, realmente es un problema y de los gordos porque disminuye la calidad de vida del paciente, afecta a más de la mitad de la población mundial y acorta la longitud de los dientes por lo que nos envejece diez años por cada milímetro perdido. No sé a vosotras, pero a mí me parece una barbaridad.
“Cada día nuestros dientes se desgastan un poquito más”, contó Beatriz Vilaboa durante la presentación de su libro. El desgaste no es más que la consecuencia de la vida, de lo que somos, de nuestra edad… Al igual que nos oxidamos porque vivimos, nos desgastamos porque vivimos y los dientes no iban a ser distintos.
¿Y cómo se produce?
- Hasta ahora, se creía que el origen era el bruxismo, el hábito (mal hábito, diría yo) de apretar las mandíbulas y los dientes y rechinar. Sé de lo que hablo: mi padre rechinaba los dientes y daba una grima… y mi marido, también, aunque él duerme con una férula desde hace años y lo nota, tanto que ya no le duelen las mandíbulas. Y yo, encantada de la vida, claro, que dormir con una persona al lado que rechina ¡es irritante! Ahora se sabe que no sólo es el bruxismo es culpable de este desgaste sino que existe un origen químico (que ahora os cuento) y que lo importante para ponerle remedio es saber cuándo comenzó ese desgaste para poderlo relacionar con un factor o varios. Si sabemos qué lo está originando será más fácil solucionarlo.
- Hoy sabemos que el problema es sobre todo químico: el pH de la boca desciende y se va destruyendo la capa de esmalte del diente. Tomar más de tres medicamentos al día hace que nuestras glándulas salivares pierdan la capacidad de proteger nuestro esmalte. La saliva, a la que antes no se le daba ninguna importancia, tiene la función de proteger nuestro esmalte.
- Y qué ataca la saliva: el estrés, la depresión, los medicamentos, el estilo de vida, la ansiedad y la cantidad de medicación para paliar esa ansiedad. Pero ese ataque ácido no se produce sólo por esto, sino también por la alimentación habitual, como los zumos de naranja que nos tomamos por la mañana (y que saben a gloria bendita) o los zumos de limón, que ahora se han puesto de moda incluso para adelgazar, bebidas isotónicas para deportistas, bebidas carbonatadas (que tanto tomamos) y todo esto provoca un descenso del pH de la boca y origina un desgaste en los dientes.
- Los trastornos en la alimentación, como la anorexia o la bulimia: las personas con estas enfermedades no mastican por lo que no salivan y padecen una atrofia de la función salival.
- Los ronquidos también ayudan a que descienda el pH de la boca. ¿Cómo? Porque la boca se seca al dormir con la boca abierta.
- Abuso de alcohol, porque produce un efecto deshidratante y secante.
- La boca seca o xerostomia, una enfermedad moderna y de las que más inciden en el desgaste porque si no hay fluidificación (agua, saliva), el sueño se interrumpe y estamos cansadas y deprimidas.
¿Y tiene solución? Sí, tiene varias soluciones. La primera es la prevención, evitando las causas que originan el desgaste dental, aunque primero hay que saber cuál es tu causa. Y luego existen las soluciones estéticas.
- Si tienes bruxismo hay que relajar esas mandíbulas y un buen método es la risa durante el día, claro, y por la noche lo más aconsejable es una férula de descarga.
- Evitar las bebidas gaseosas, que tienen un pH muy ácido; así que bebamos agua.
- Cepillarnos bien los dientes y enguajarnos con colutorios con flúor.
- Acudir al dentista periódicamente.
- Frente a la xerostomía o boca seca no hay más remedio que acudir al médico que nos recetará geles antes de acostarnos para aumentar la saliva, jarabes, etc.
Y si ya no hay remedio, no te preocupes. Afortunadamente, hay odontólogos que saben qué hacer. La doctora Beatriz Vilaboa ha contado que lo que suele hacerse es restaurar el esmalte con carillas o implantes, educar al paciente y ayudar al flujo salival mediante mediadas higiénicas y dietéticas y promover hábitos saludables.
¿Tienes desgaste en los dientes? Apúntate estas soluciones.
Clínica Vilaboa: calle Hermosilla, 31. Madrid