Basta un simple vistazo al estante de los perfumes para concluir que Papá Noel, Cupido y las distintas festividades inventadas por El Corte Inglés han sido muy generosos con nosotras. Sí, estamos forradas de caldos, nos salen los frascos rellenos de líquidos aromáticos por las orejas. Todos nos gustan, al menos un poco, y todos tienen su momento de puesta. Ahora, ¿sabemos cómo sacar el máximo partido a esos preciosos y carísimos frascos de artístico contenido?
En Belleza Pura nos caracterizamos por ser tan amantes de la belleza como prácticas. Aquí no se desperdicia nada, y el perfume, menos.

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1. Lo primero que todo, ¿sabes lo que te han regalado?
Ojo, que no te pregunto por marcas, ni siquiera por familias olfativas, sino por la concentración de tu perfume. No puedes esperar lo mismo de una colonia con un 2-4% de materia olfativa (el resto es alcohol) que de un intenso Eau de Parfum con una concentración entre el 15 y el 20%.
Si te apetece frescura y resplandor diurno –sea, o no, en la hierba-, elige el agua de colonia (Eau de Toilette, dicho con la propiedad francesa que es propia de las fragancias). Si, por el contrario, prefieres una composición compleja en la que intervengan múltiples ingredientes, una sinfonía golosa, frutal u oriental, elige un perfume que te haga sentir poderosa. Normalmente el sillage (esa nube de aroma que nos acompaña) va en consonancia con la concentración.

2. Sé sincera… ¿te gusta realmente?
Cuando lo oliste por primera vez, te agradó. Dijiste ‘mmm’ y ‘qué rico’ y ‘muchas gracias, amor’, pero lo cierto es que en realidad no sabes muy bien cómo funciona en tu piel porque tienes tantos, que aún no te has animado a usarlo.
El perfume no desvela todos sus misterios en la primera impresión, más bien al contrario. Cuando probamos un caldo, percibimos las notas de salida, elegidas con tino para embelesar. Sin embargo, y en esto hay consenso experto, el verdadero carácter del perfume se encuentra en las notas de fondo. La evolución del perfume en piel permite conocer las notas de corazón y las de base, aquellas que el perfumista ha elegido para estructurar la pirámide olfativa. Este desarrollo puede tardar de media a varias horas, así que si quieres saber si ese perfume marida de verdad con tu piel… toca perfumarse y permanecer con los sentidos alerta. Al menos, uno.

3. Úsalo con urbanidad
Que se note que has leído y visto mundo. Olvídate de gestos como vaporizar una nube al aire y pasar por debajo o, por favor, frotarte las muñecas –lo que altera la estructura molecular de la fragancia-. Lo recomendable es perfumar allí donde late el pulso (muñecas, cuello, hueso del esternón, nuca, detrás de las rodillas y los codos, bajo el pecho…) para que tu propia temperatura difunda la fragancia.

4. Aquí no se tira nada
La duración del perfume depende de los fijadores que contenga, pero (y este pero va a hacer tus delicias de joven Castora que sabe aprovechar sus recursos), puedes hacer que dure un poco más si te perfumas sobre la crema hidratante (así tu piel tardará más en absorberlo y le alargarás la vida) o si te perfumas justo al salir de la ducha, cuando los poros están abiertos y el perfume penetra más.

5. Cómo se conserva
Los expertos de Lancôme nos sugieren unas reglas básicas: evita que le dé la luz directa y mantenlo a una temperatura constante –lejos de la calefacción o de la humedad, por citar un par de agentes ambientales-.  ¿Guardarlos en la nevera? Podría ser contraproducente para el equilibrio de las creaciones y pervertir su aroma. Basta con un tocador fuera del cuarto de baño. Imagínate, un mueble vintage con toda tu retahíla de frascos, en perfecto estado de revista. Que vengan fiestas y cumpleaños.