Una marca de productos capilares es como una buena almohada: una vez encuentras La Que Te Va, le rindes lealtad con esa fidelidad desenfrenada que está al filo de la dependencia. Ése es el efecto adictivo que genera Klorane, etiqueta francesa de farmacia basada en la combinación de activos botánicos con lo último en I+D. En activo desde la pequeña friolera de 1965, Klorane está más que consolidada como referente en el manejo del cabello; prácticamente uno de esos secretos de belleza que se transmite de madre a hija y que además cuenta con la prescripción del farmacéutico. ¿La clave del éxito? La exquisitez en el cultivo y selección de ingredientes, el rigor científico, la permanente innovación y la obsesión por que cada detalle hable de mimo, de dedicación, de respeto al consumidor.

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En el terreno de lo práctico, es decir, de lo que buscamos cuando vamos a comprar un champú y buceamos entre etiquetas, propiedades y ensoñaciones de magnificencia capilar, es difícil no acertar cuando el abanico de soluciones es tan amplio. Cuero cabelludo sensible, cabello teñido, pelo graso, seco, castigado, en periodo de caída… Elegantes botes de lozanía para el pelo protagonizados por una planta estrella: la Quinina, la Camomila, el Mango, el Olivo, la Peonía… Si te brota algo en la cabeza, Klorane puede hacer mucho por ti, podría ser la conclusión que arrojara un vistazo a los lineales de la farmacia más anodina. Galénica puntera avalada por un clamoroso éxito de ventas desde su nacimiento y hasta nuestros días. Todo, con una comunicación sobria que apela a la formación de la consumidora antes que a colocarle el enésimo mito sobre belleza. Desde el sur de Francia y como parte de una industria en la que confluyen armónicamente figuras tan distintas como la del botánico experto en las plantas más ignotas, con la del científico emperrado en conseguir un producto que elimine la grasa del cuero cabelludo sin agredirlo ni resecarlo. ¿O será que no son tan distintas?

Para dirimir este asunto, y ya que no estamos en la farmacia sino frente a la pantalla de nuestro dispositivo de cabecera, tomemos como ejemplo el champú de Peonía, último lanzamiento de Klorane -y hallazgo capilar estrella de éste, mi verano invencible 2017-.

La peonía es esa flor tan bonita que sulibella a madres, pintoras aristócratas y puntuales cuentas de Instagram. Ya sabes cómo se las gasta, con su pétalo abigarrado y su delicada suntuosidad. Pues bien, en Klorane han trasladado la belleza de esta flor china, planta a planta, y siguiendo un patrón de cultivo sostenible, a un champú de propiedades calmantes y antiirritantes que amansa toda la picazón propia del verano -sudor, cloro, sal- y la del invierno -sudor, estrés-. La clave se encuentra en las raíces de la peonía, peladas, hervidas y secadas al sol con paciencia de druida y patentadas en un extracto que ha cumplido con sus correspondientes estudios científicos. Belleza, salud y pasión para calmar la irritación del cuero cabelludo y hacer del momento lavado una cosa agradable sensorialmente. Pruébenlo: no es gratis, pero lo parece.

Precio champú Peonía Klorane: 8,92 euros.