Calor, exposición solar, salitre, cloro, una dieta no demasiado equilibrada…, el resultado de tanto disfrute estival es una piel y un cabello que piden agua a gritos. Como cantaba el Dúo Dinámico, el final del verano llegó -o va llegando para casi todos-, y ahora es el momento de redoblar cuidados y rehidratar cada centímetro de nuestro cuerpo con fórmulas capaces de calmar la sed. He aquí mi rutina de hidratación post-verano imprescindible, de pies a cabeza.   

Cuidados Piel
Os confieso que las prisas me suelen acompañar a diario en otoño, invierno y parte de la primavera y en mi caso ese acertadísimo refrán de “en casa del herrero, cuchillo de palo” se cumple a la perfección cuando se trata de mimar la piel. A lo largo de los meses de calor tampoco voy con mucho margen pero hay una diferencia: como asoman más centímetros de piel no me queda más remedio que ponerme las pilas. Lo mismo me sucede a la vuelta de verano, necesito devolver la hidratación perdida para poder lucir un bronceado y una piel bonitas lo que queda de buen tiempo.

Ya puestos a compartir secretos, os cuento que una de mis marcas de cabecera para hacerlo es Pierre Fabre, la farmacia sigue siendo una apuesta infalible que aúna calidad, seguridad y buen precio, y los laboratorios franceses un aliado de confianza.

El primero de mis niños mimados es el pelo. La exposición solar unida al cloro de las piscinas y la salitre del mar, son nefastos con la melena. La única manera de devolverle la salud perdida es darle un buen corte -un cambio de look es una buena manera de empezar el curso- y una intensa hidratación con el karité como el gran ingrediente para conseguirlo. En estas fechas recurro a la gama que a base de este nutritivo fruto tiene René Furterer. Karité Hydra refuerza el film hidrolipídico del pelo, impide la pérdida de agua y protege de las agresiones externas, todo ello sin siliconas y con texturas ligeras, que es lo que necesita mi cabello fino. Champú, una vez a la semana mascarilla y si el estado es realmente crítico, hago una cura de varios días con Karité Nutri Noche.

A mimar el rostro también dedico unos minutos todos los días, la cara con la que miramos al mundo bien lo merece. Tantas agresiones externas terminan debilitando el manto hidrolipídico de la piel de todo el cuerpo y del rostro en especial, y la hidratación es mi objetivo principal. Sigue haciendo calor y no puedo olvidar que mi cutis es mixto, por eso opto por fórmulas enriquecidas pero que al mismo tiempo sean ligeras y frescas. Por las mañanas aplico un sérum -como Aqua Infiniti de Galénic, muy hidratante pero muy fluido- y una crema -me gusta la Crema Hidratante Ligera Hydralba de A-Derma para pieles normales a mixtas reactivas que calma y protege contra las agresiones externas- y dos veces a la semana aplico por la noche, antes de acostarme una mascarilla a modo de crema de noche -la Mascarilla Calmante Hidratante de Avène es un auténtico baño de hidratación a base de aceite de cártamo y agua termal, la dejo actuar entre 10-15 minutos y después ayudo a que termine de absorberse con un masaje-.

El cuerpo es el último objeto de mis mimos post-verano, y no por ello el menos importante. Qué bonita es la piel bronceada y como ayuda a disimular las imperfecciones. Para prolongar su sano efecto intento ser constante exfoliando la piel una vez a la semana –que no, que no se te va a ir antes el moreno exfoliando al piel, al contrario, te durará más- e hidratando a conciencia. Uno de mis productos estrella es el básico que utilizamos toda la familia: el bálsamo nutri-fluido Trixera Nutrition de Avène que repara, nutre y calma hasta las pieles más secas. Y cuando voy con menos prisa, me recreo y me permito el “lujo” –madres del mundo, me entenderéis cuando hablo de que aplicar una simple crema a veces puede ser un verdadero lujo- de aplicar un cuidado específico como la Crema Corporal Reafirmante de Elancyl que gracias al extracto de hiedra y a la vitamina C reafirma alisa y mejora la elasticidad de la piel.