Dicen que no hay nada más feo que pegar a un padre con un calcetín sudado,  ni atuendo menos sexy para un encuentro sexual, pero lo cierto es que cuando unos calcetines son monosos –y cada día lo son más-, podrían resistir a un tribunal de moda compuesto por Suzy Menkes, Anna Wintour, Tyler Brûlé y alguna bloguera perenne en los front row.

Cortos, largos, enrollados en el tobillo, con sandalias, sin ellas, estampados, lisos… Los calcetines dan justo y acertado reflejo de nuestras pasiones, desapegos y manías. ¿Quién no conoce a alguien que sólo los lleva a media pierna o sólo de un determinado color? ¿O a alguien sobrio y comedido en el vestir que de repente usa unos calcetines de fantasía de quedarse bizco?

La llegada del otoño anuncia una presumible temporada de calcetín largo y abrigado, pero ojo: no es el único formato con el que nos vestiremos por los pies. Te mostramos los modelitos más pintones para este otoño que despunta.

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Las medias de rejilla trasladan el espíritu punk de los 70 al todovalismo de los doble cero. Se llevan cortitas o a media caña y con casi cualquier modelo de zapato, ya sean deportivas o tacones. También admiten algún adorno discreto, como un lacito, en la parte trasera, aunque el modelo fundacional sea la rejilla pura y dura.

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En la misma línea encontramos los calcetines finos de fantasía. Triunfan los modelos ‘clásicos’ con plumeti, textura metalizada o bordados de temporada (Navidad en este caso).

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Lo pop nunca pasa de moda. Sobre todo ahora que los adultolescentes de 45 años lloran por las esquinas su infancia perdida. Ah, la nostalgia… (estos son de Pokémon, pero podrían ser de Mazinger Z o de Naranjito).

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Cortitos y con ribete, de enseñar sin recato y con mucha dosis de picardía. No hay modelo más adecuado para hacer sexy lo que no lo es.

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Otro modelito de andar por casa o de enseñar convenientemente. Un calcetín que puede protagonizar un look él solito: el modelo bailarina con lazos ad hoc.

Llevar un calcetín largo no es sinónimo de ser una criatura gris, aburrida y tumefacta. Estos calcetines aportan una dimensión simpática, se pueden combinar con la corbata o el pañuelo y animan el look más rancio. Para oficinistas que esconden un aguerrido autónomo en su interior.