La línea Aura Botánica de Kérastase, con un 98% de ingredientes naturales, cumple seis meses desde su lanzamiento y lo celebra en un restaurante ‘natural’,  El invernadero de Rodrigo, donde sólo se sirven decenas de tipos de verduras de su huerto propio y algunos ingredientes que también se incluyen en los productos.

Kerastase Aura Botanica

Aura Botanica nació en pleno auge eco-bio-verde-orgánico, cuando el consumidor decidía alejarse de conservantes, química, y volver la vista de nuevo a la naturaleza y a ingredientes que, como algunos fármacos, puedan tener efectos secundarios.
De ahí que esta gama de cuatro productos –champú, acondicionador, concentré essentiel y essence d’ éclat–  y esté repleta de aceites esenciales, agua de rosa de Damasco, cítricos, menta, cilantro, pimienta rosa, jazmín blanco, vainilla, pachuli y ámbar. También aceite de coco de Samoa y aceite de argán de Marruecos presionado a mano; nos regalaron unas semillas de este arbusto, muy parecidas a las de cacao.

Kerastase Aura Botanica
Ningún producto contiene sulfatos, siliconas ni parabenos y su venta se encuadra dentro del comercio justo y sostenible.

El Invernadero de Rodrigo, que ya se ha abrochado una estrella Michelin, sólo tiene cuatro mesas y un menú diario. Lo veo ideal para instalarse en el hotelito que está justo encima y pasar al menos un finde de cura detox, rodeado de sierra madrileña en Collado Mediano, maravilloso silencio y muchísima vegetación.

Aura Botanica

Eso sí, degustando platos de nueva cocina de la buena, elaboradísima, que buscan, según el chef, Rodrigo de la Calle, ‘que cualquier persona disfrute tanto comiendo acelgas como zampándose un chuletón’.

Allí probamos el topìnambur, el colinabo, la enteromorfa, la moringa, la auricularia, el chipotle, el ruibarbo, en las formas más caprichosas y jugando a convertir las verduras en un manjar. Como maridaje, raros zumos de remolacha rosa fucsia, infusiones de apio… Pequeños platos dignos de Blancanieves y los siete enanitos para disfrutar de la naturaleza sobre el plato.

Definitivamente, nuestro futuro próximo, si la lluvia nos echa un capote, será de un color muy verde.