La vitrificación de óvulos es una estrategia que permite a las mujeres ser madres gracias a la reproducción asistida. La clave es el factor tiempo: gracias a ese ‘barbecho’ de óvulos de buena calidad, la mujer puede optar a la maternidad en cualquier momento. También aunque sea diagnosticada de cáncer posteriormente, ya que la radioterapia y la quimioterapia pueden producir infertilidad y, de este modo, la mujer contaría con una reserva extra a la que poder recurrir una vez superada la enfermedad.

Fulvia Mancini, directora médica de Clínicas Eva, nos explica en qué consiste este tratamiento y cómo organizar el proceso.

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“Es recomendable la vitrificación de óvulos antes de los 35 años (a partir de esta edad disminuye la cantidad y calidad de los mismos). Al congelar los óvulos, la mujer puede elegir el mejor momento para ser madre y prevenir el riesgo de enfermedades como el cáncer, ya que los tratamientos oncológicos son muy agresivos”, explica Fulvia.

“Los óvulos congelados permanecen a una temperatura de -296 grados, a la espera de ser reclamados por la futura mamá para su posterior implantación. Este material genético no caduca”.

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Y, ¿en el caso de que el diagnóstico de cáncer se obtenga cuando la mujer ya está embarazada? “Hay que recordar que la cirugía para extirpar el tumor se puede realizar durante los 9 meses. Se descarta, eso sí, la radioterapia. La quimioterapia sólo se podrá utilizar durante el segundo trimestre del embarazo”.

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