El aumento de mamas ha pasado de ser una pequeña lotería a una técnica segura en la mayor parte de los casos.

Cuenta la leyenda que a una conocida bióloga le explotaron los implantes sin previo aviso en un avión. Sea cierta o no esta fábula con moraleja, lo cierto es que la seguridad del aumento de mamas ha mejorado sustancialmente con los años. De producirse una rotura accidental de las mamas, siguiendo con este ejemplo, la silicona no se desplazaría ni se filtraría entre los tejidos. Y no es éste el único avance.

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Como nos explica el doctor Héctor Valdés, “Los implantes actuales son enormemente seguros porque los fabricantes, tras una norma impuesta, deben incorporar una ficha de referencia para que posteriormente pueda existir un registro nacional de implantes, que antes no existía”. Esta trazabilidad del producto incide en la mejora de la seguridad, a lo que se suma que la FDA ha eliminado ciertas complicaciones de los implantes dado que la silicona que incorporan ya no es líquida.

La apreciación estética también ha cambiado, incluso desde el propio seno de la comunidad de cirujanos. Siguiendo con la experiencia del doctor Valdés, “es preferible optar por prótesis medianas, incluso pequeñas, aunque eso vaya en contra de los deseos iniciales de la paciente. Los motivos son tanto estéticos -resulta más elegante- como de salud: un pecho grande pesa más y puede sufrir de caída y flacidez, además de ocasionar posibles problemas de espalda”.

En cualquier caso, toda persona que se plantee un aumento de mamas debería realizarse un examen de autoestima. Y responderse a la pregunta ‘qué quiero conseguir con este cambio’, que no es baladí puesto que implica pasar por quirófano y un desembolso económico importante. Si la respuesta comprende una obsesión insana por cambiar el aspecto, lo más probable es que “jamás esté satisfecha con los resultados”, comenta Valdés. Si, en cambio, el problema de inseguridad está focalizado en un aspecto físico concreto, la cirugía puede ayudar a resolverlo.

Desde Belleza Pura, te recomendamos que acudas siempre a un buen profesional, con experiencia y avales. Valora que sea crítico contigo, que te informe adecuadamente de los riesgos, que se preocupe por todas las fases del proceso y que te ayude a dar con la mejor solución quirúrgica para tu caso.