Onicofagia, el feo gesto de morderse o comerse las uñas
La onicofagia o hábito de morderse las uñas afecta al 70% de la población en algún momento de su vida.
La onicofagia es un hábito compulsivo que se manifiesta en que la persona que lo sufre se come las uñas. Suele aparecer entre los 3 y los 5 años y en el 50% de los casos prevalece durante la edad adulta. Suele estar vinculada al nerviosismo, al estrés y es un problema bastante difícil de corregir aunque no es imposible.

Foto: B.P.
Estas uñas que veis son las de un “comeuñas” auténtico. Lleva años royéndose pacientemente una por una y llegará un día en que no tenga. Aunque lo describa así en plan cómico, la onicofagia es un problema serio que puede provocar problemas en los dientes, deformaciones en las cutículas, padrástros, que son muy dolorosos y pueden llegar a provocar infecciones, formación de verrugas, hongos, bacterias e incluso la elevación de los bordes laterales del dedo, además de que es un problema estético que da muy mala imagen.
Lo que sucede es que los que se muerden las uñas no pueden evitarlo. Desde la psicología se trabaja para evitar la causa con alguna terapia que ayude al paciente a modificar esta conducta y que alivie su ansiedad. Con este tipo de terapias, quien padece este problema conocerá cuáles son los motivos de su ansiedad o nerviosismo y podrá ponerle solución al problema.
Como suele aparecer en la niñez, hay que hacer ver al niño que no es bueno comerse las uñas, que queda feo, que va a tener problemas en los dientes y que puede afectar a su salud.
Sin ayuda es muy difícil dejarse de comer las uñas. Conozco quien dejó de hacerlo siendo muy constante: una semana dejó de morderse una uña; a la semana siguiente ésa y otra; a la tercera semana, esas dos más otra y así hasta que sólo le quedaba una. Pero no es sencillo. Por eso, os damos algunas claves.
Raylex® tiene el sabor amargo de la cáscara de pomelo porque una combinación única de extracto de pomelo y denatonio. El denatonio aparece en el Libro Guinness de los Récords como la sustancia más amarga del mundo, por lo que es ideal para ayudarte a dejar este hábito. Es fácil de aplicar y la empresa lo completa con una aplicación para móvil (tanto para iOS como para Android) para ayudar a que el niño supere su onicofagia.
Precio: 12 euros aproximadamente
Los laboratorios Urgo apuestan por Mordex, un esmalte transparente y amargo que evita morderse las uñas y chuparse el dedo y que también contiene benzoato de denatonio al 0,5%, el activo más amargo del mundo con el que, según parece, se quitan las ganas de volver a comerse una uña. Mayor concentración de benzoato de denatonio, un 4%, contiene Mordex Plus, que debe de ser ya la recaraba de amargo, y que, además, regenera y fortalece las uñas gracias a la vitamina E y con Hydroxypropyl Chitosan (vaya nombrecito…) un producto que favorece el crecimiento de la uña.
Precio: entre 8 y 10 euros
Si has dejado de morderte las uñas, necesitas un reconstituyente. Mordex Uñas Frágiles es perfecto para las uñas dañadas o quebradizas gracias a su contenido en queratina y a sus activos hidratantes, como la glicerina y el esqualeno.
Precio: 11 euros
Y, para rizar el rizo, si eres celiaca y te muerdes las uñas, (las marcas piensan en todo) sí, ¡te puedes pintar las uñas! porque la firma estadounidense Orly ha pensado que puede suceder y te propone esmaltes de uñas 13free, sin gluten ni tolueno, alcanfor, formaldehído, parabenos e ingredientes de origen animal, entre otros.
Precio: 10,95 euros
¿Y tú te has mordido las uñas y lo has dejado?
Pepe
creo que todos cuando hemos sido niños nos hemos mordido las uñas….
angeles
Cuando era niña y jovencita sí las mordía pero al cumplir veintipico años deje de hacerlo porque me parecían muy feas.
Beatriz Peña
Me alegra mucho saberlo, Ángeles. Enhorabuena por vencer ese feo gesto.
Carmen García
Durante muchos años me mordí las uñas, no mucho, pero me las mordía. Además de las causas que señalas, también puede ser por ansiedad o psicológicas. Probé Mordex y más y ninguno me funcionó. Hace años que con fuerza de voluntad y sin ningún producto, dejé de modermelas. Eso sí no las tragaba como gente que conozco, ni las tenía deformadas de tanto que me las mordía, pero sí me las mordía. Y era la única de todos los hermanos. Me costó dejar de hacerlo, pero lo logré y sin ayudas de ningún tipo.
Beatriz Peña
Mi historia es bastante similar a la tuya. Me mordía las uñas desde pequeña, pero no las comía. También lo dejé sin ayuda de ningún tipo. Probé Mordex y estaba tan amargo…que me lavaba las manos para eliminarlo de mis uñas. Tampoco me funcionó.