Más de 100 gramos de alcohol a la semana reducen la expectativa de vida.

Siento ser yo la que os dé las malas noticias: el consumo de alcohol acorta la vida. Se acaba de publicar un estudio en la revista Lancet, realizado en casi 600.000 personas de 19 países, entre ellos España, durante 12 meses y se ha concluido que el consumo de 100 gramos de alcohol a la semana se asocia a una disminución de las expectativas de vida. 100 gramos de alcohol son aproximadamente 5 o 6 copas de vino a la semana.

¡Vaya chasco! Con todas las noticias que hemos leído sobre los efectos beneficiosos de beber una copita de vino o una cerveza y ahora viene este grupo de investigadores -comandados por Angela Wood, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y en el que ha participado la española Concepción Moreno, del Instituto de Salud Pública de Navarra- y nos dice que no es que sea malo, es peor porque nos acorta la vida. Beber una copa al día puede acortar la vida a partir de los 40 años y quienes ingieren 18 bebidas o más pueden perder hasta 5 años de vida. Estas casi 600.000 personas sobre las que se ha realizado el estudio declararon que bebían con moderación y ninguno había tenido problemas cardiovasculares.

El trabajo desafía la idea que teníamos de que beber con moderación puede ser saludable y deja claro que no existe ningún beneficio en tomar alcohol como quería demostrar hace 100 años el estudio de la Universidad estadounidense Johns Hopkins, que se empeñaba en hacernos creer que sí era saludable. Numerosos trabajos han intentado convencernos de que beber alcohol es bueno. Éste otro, de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH, por sus siglas en inglés), está realizando un ensayo clínico que va a costar la friolera de 87 millones de euros para demostrar que una bebida al día previene los ataques cardíacos, como se afirma desde hace años. Lo curioso de este proyecto es que está financiado por cinco de los mayores fabricantes de bebidas alcohólicas del mundo (Anheuser-Busch InBev, Heineken, Diageo, Pernod Ricard y Carlsberg). Ya sabemos de antemano los resultados, ¿no?

Lo que sí se ha concluido tras el estudio con las casi 600.000 personas es que un mayor consumo de alcohol se relacionaba con un riesgo superior de ictus, insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial mortal y aneurisma de aorta letal, sin especificar cuál es el umbral de consumo por debajo del que se atenuase el riesgo de enfermedad.

Algunos investigadores sí que hablan de que existe una reducción de la mortalidad asociada al patrón mediterráneo de consumo de alcohol, aunque existe la certeza de que el consumo de alcohol está muy asociado a muchos cánceres, como el de vejiga o el de mama y que beber alcohol aumenta el riesgo.

Lo que deja absolutamente claro el estudio es que no hay beneficios para la salud al tomar alcohol y que por cada 12,5 unidades de alcohol que se tome a la semana, aumenta el riesgo en un 14% de accidente cerebrovascular; en un 24% de enfermedad hipertensiva mortal; en un 9% de insuficiencia cardiaca y en un 15% de aneurisma cardiaco mortal.

No sé si he sido portadora de malas noticias o, al contrario, he logrado abriros los ojos ante el hecho consumado de que beber acorta la vida y beber mucho, además, pone en peligro la vida de los demás. Así que: ¡borracho yo, tururú!