Numerosos estudios apuntan hacia los disruptores endocrinos como causantes de enfermedades.
Al parecer, están detrás de casos de infertilidad, algunos tipos de cáncer, diabetes, obesidad e incluso elAlzheimer.
Los disruptores endocrinos son sustancias procedentes, entre otros, de los pesticidas, que llegan a nuestro organismo a través de lo que comemos. Aunque hablamos de contaminantes hormonales, no se trata de hormonas propiamente, pero las suplantan una vez dentro del organismo, alterando los procesos fisiológicos y provocando diferentes problemas a largo plazo.
El runrún lo tenemos todos en nuestra cabeza, ¿por qué hay tantos casos de cáncer a nuestro alrededor?, ¿tantas parejas que no consiguen tener hijos?, ¿cada vez más niñas con reglas precoces?… Todo apunta a que algunos de los responsables se encuentran en nuestra alimentación y entre ellos están los disruptores hormonales.
Aunque también llegan a nuestro organismo a través de productos de higiene, de limpieza o del ambiente que respiramos, una parte importante de estás dañinas sustancias químicas se cuelan a través de lo que comemos, alimentos con residuos de pesticidas a los que nos exponemos a diario. Y que una vez dentro, alteran el equilibrio de nuestras hormonas. Al imitar o alterar el efecto de las hormonas, los disruptores endocrinos pueden enviar mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones.
Y tú me preguntarás, ¿por qué no los prohíben? Pues ahí está la clave, según la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) “cerca de la mitad de las muestras de alimentos europeos tienen niveles detectables de residuos de pesticidas” pero pocos superan los límites máximos. Y España se lleva lapalma: es el país de la Unión Europea que más pesticidas usa. Nos matan lentamente.
Ahí está la cuestión precisamente, en los límites. Ya hay informes de la OMS que hablan de que no está claro que existan niveles seguros de estas sustancias. La comunidad científica ya duda de que pueda haber un umbral seguro, por baja que sea la concentración, por su forma de funcionamiento en el sistema hormonal.
Numerosos estudios científicos muestran ya que las sustancias disruptoras endocrinas podrían actuar a niveles muy bajos de concentración, inferiores a los límites legales actualmente establecidos. Es más, se duda también que para estas sustancias se pueda establecer un umbral realmente seguro de exposición por bajo que este sea.
Y no solo eso, se analizan sustancias de manera unitaria, que no superen los límites individualmente, pero no se tiene en cuenta el llamado “efecto cóctel”. En la vida diaria nos exponemos a mezclas de pesticidas y otras sustancias perjudiciales simultáneamente, no a pesticidas aislados, pero los test oficiales para evaluar los riesgos se hacen sobre pesticidas aislados. Pero hay más, estos disruptores pueden ser especialmente perjudiciales en determinadas épocas de la vida como la infancia o durante la gestación.
Por eso cada vez hay más voces que piden medidas urgentes: una correcta regulación, información a la población y sobre todo, un cambio en las formas de hacer las cosas que pasa por potenciar el cultivo ecológico.
Según un reciente informe de Ecologistas en Acción, peras, manzanas, melocotones, naranjas, espinacas, pepinos, zanahorias, tomates, uvas de mesa y mandarinas de cultivo convencional, claro, son los 10 alimentos más contaminados con residuos de pesticidas disruptores endocrinos. Pero la lista de productos cotidianos en la que se encuentran es casi interminable. Evitarlos es imposible pero sí podemos reducir su ingesta con una serie de medidas:
Lava bien las frutas y verduras, evita comerlas cuando están en mal estado y optar por las que sean ecológicas si es posible.
No calientes alimentos y bebidas en envases de plástico ni utilices estos envases para contener líquidos calientes.
No des segundos usos a las botellas de plástico.
Evita el consumo de carnes crudas: el calor en muchos casos puede desnaturalizar los disruptores e incluso ayudar a eliminar los metales pesados por pérdida de jugos.
Evita el pescado de granja en la medida de lo posible porque parece que la concentración de disruptores es más alta debido a los piensos y la contaminación del medio.
Malva Rico. "Desde pequeña quise ser periodista y trabajar en un informativo, y lo conseguí. Los primeros pasos los di en Radio Nacional y después pasé por Televisión Española, la radio me cautivó y desmitifiqué la tele. Por casualidades de la vida llegué al mundo de la belleza para quedarme. Intento tener una visión crítica de este universo de cremas y fragancias embriagadoras, pero cuando la pierdo, siempre tengo a Pepito Grillo cerca que vuelve a ponerme en mi sitio".
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Disruptores endocrinos, contaminantes hormonales en tu plato
Numerosos estudios apuntan hacia los disruptores endocrinos como causantes de enfermedades.
Al parecer, están detrás de casos de infertilidad, algunos tipos de cáncer, diabetes, obesidad e incluso el Alzheimer.
Los disruptores endocrinos son sustancias procedentes, entre otros, de los pesticidas, que llegan a nuestro organismo a través de lo que comemos. Aunque hablamos de contaminantes hormonales, no se trata de hormonas propiamente, pero las suplantan una vez dentro del organismo, alterando los procesos fisiológicos y provocando diferentes problemas a largo plazo.
El runrún lo tenemos todos en nuestra cabeza, ¿por qué hay tantos casos de cáncer a nuestro alrededor?, ¿tantas parejas que no consiguen tener hijos?, ¿cada vez más niñas con reglas precoces?… Todo apunta a que algunos de los responsables se encuentran en nuestra alimentación y entre ellos están los disruptores hormonales.
Aunque también llegan a nuestro organismo a través de productos de higiene, de limpieza o del ambiente que respiramos, una parte importante de estás dañinas sustancias químicas se cuelan a través de lo que comemos, alimentos con residuos de pesticidas a los que nos exponemos a diario. Y que una vez dentro, alteran el equilibrio de nuestras hormonas. Al imitar o alterar el efecto de las hormonas, los disruptores endocrinos pueden enviar mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones.
Y tú me preguntarás, ¿por qué no los prohíben? Pues ahí está la clave, según la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) “cerca de la mitad de las muestras de alimentos europeos tienen niveles detectables de residuos de pesticidas” pero pocos superan los límites máximos. Y España se lleva lapalma: es el país de la Unión Europea que más pesticidas usa. Nos matan lentamente.
Ahí está la cuestión precisamente, en los límites. Ya hay informes de la OMS que hablan de que no está claro que existan niveles seguros de estas sustancias. La comunidad científica ya duda de que pueda haber un umbral seguro, por baja que sea la concentración, por su forma de funcionamiento en el sistema hormonal.
Numerosos estudios científicos muestran ya que las sustancias disruptoras endocrinas podrían actuar a niveles muy bajos de concentración, inferiores a los límites legales actualmente establecidos. Es más, se duda también que para estas sustancias se pueda establecer un umbral realmente seguro de exposición por bajo que este sea.
Y no solo eso, se analizan sustancias de manera unitaria, que no superen los límites individualmente, pero no se tiene en cuenta el llamado “efecto cóctel”. En la vida diaria nos exponemos a mezclas de pesticidas y otras sustancias perjudiciales simultáneamente, no a pesticidas aislados, pero los test oficiales para evaluar los riesgos se hacen sobre pesticidas aislados. Pero hay más, estos disruptores pueden ser especialmente perjudiciales en determinadas épocas de la vida como la infancia o durante la gestación.
Por eso cada vez hay más voces que piden medidas urgentes: una correcta regulación, información a la población y sobre todo, un cambio en las formas de hacer las cosas que pasa por potenciar el cultivo ecológico.
Según un reciente informe de Ecologistas en Acción, peras, manzanas, melocotones, naranjas, espinacas, pepinos, zanahorias, tomates, uvas de mesa y mandarinas de cultivo convencional, claro, son los 10 alimentos más contaminados con residuos de pesticidas disruptores endocrinos. Pero la lista de productos cotidianos en la que se encuentran es casi interminable. Evitarlos es imposible pero sí podemos reducir su ingesta con una serie de medidas:
Malva Rico
Malva Rico. "Desde pequeña quise ser periodista y trabajar en un informativo, y lo conseguí. Los primeros pasos los di en Radio Nacional y después pasé por Televisión Española, la radio me cautivó y desmitifiqué la tele. Por casualidades de la vida llegué al mundo de la belleza para quedarme. Intento tener una visión crítica de este universo de cremas y fragancias embriagadoras, pero cuando la pierdo, siempre tengo a Pepito Grillo cerca que vuelve a ponerme en mi sitio".
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