El déficit de vitamina D afecta a toda la población por igual. La solución es muy sencilla.

El 60% de las embarazadas… y el 50% de los españoles también tiene falta de vitamina D. Esto se está convirtiendo en una epidemia porque, según los laboratorios Faes Farma, “un 84% de la población joven y sana -en torno a los 26 años- tiene insuficiencia de vitamina D, cifra que alcanza al 87% en el caso de las personas mayores de 64 años”.

Cómo estará la historia que hoy, 2 de noviembre, es el Día Mundial de la vitamina D. A mí cuando crean un día mundial de algo ya me mosquea. ¿Hay que hacer un día mundial para concienciar a los médicos de que nos vigilen cómo tenemos una vitamina, crucial para el crecimiento y desarrollo de los huesos?

Algo no se está haciendo bien cuando son los propios médicos ginecólogos durante la VII Reunión Científica de Ginecología Privada (GINEP) los que avisan de que más de 2 millones de españolas presentan algún grado de osteoporosis, patología asociada al déficit de vitamina D. Serán ellos y los médicos de atención primaria los que evalúen cómo estamos de vitamina D… porque nosotros no tenemos ni idea, ni medios.

Vitamina D

La vitamina D es necesaria para un adecuado crecimiento y desarrollo, ya que participa en la formación de los huesos y desempeña un importante papel en la prevención de la pérdida de masa ósea durante la menopausia y en la propia contracción muscular. Además, también participa en la regulación y modulación del sistema inmunológico en enfermedades como la artritis reumatoide, en el lupus, en la esclerosis múltiple, en la diabetes tipo 1 y en algunos tipos de cáncer (especialmente de mama, próstata y colorrectal). Algunos estudios sugieren una posible relación entre la deficiencia de vitamina D con el desarrollo de algunos tumores.

Durante el embarazo, la deficiencia de vitamina D puede suponer un factor de riesgo añadido en complicaciones como preeclampsia, crecimiento intrauterino restringido y diabetes gestacional, o en el progreso de diferentes patologías asociadas al desarrollo fetal y neonatal. “Por esta razón, es fundamental que los especialistas en salud femenina de nuestro país conozcan que el 60% de las mujeres embarazadas españolas tiene déficit de vitamina D”, explica el doctor Manuel Marcos, responsable de la Unidad de Cáncer de Mama y director gerente de EGOM, equipo médico de ginecología y obstetricia.

Y si todo esto lo saben los especialistas que nos tratan, que nos cuidan y que velan por nuestra salud, ¿por qué no hacen habitualmente análisis de vitamina D para evitar enfermedades? El doctor Marcos explica que el control adecuado de la vitamina D “puede ayudar a prevenir enfermedades como el raquitismo y la osteomalacia, y a eliminar factores de riesgo añadido en enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, en enfermedades inmunológicas, como la esclerosis múltiple, y en el desarrollo de algunas neoplasias malignas como el cáncer de mama, colon o páncreas”.

A pesar de que en nuestro país disfrutamos de una media de 2.000 horas de sol al año, la síntesis de la vitamina D está disminuida principalmente por el uso masivo de lociones y cremas solares protectoras. Evidentemente, entre jugarme un cáncer de piel o tener que tomar vitamina D, prefiero lo segundo. Además, nuestro estilo de vida ha cambiado: estamos más tiempos metidos en oficinas y, con la edad, la piel pierde la capacidad de producir esta vitamina. El 90% de ella la produce nuestro organismo en un largo proceso que comienza en la piel, con la incidencia de la luz solar.

Es curioso, pero en muchos países europeos los suplementos de vitamina D son obligatorios. En Finlandia, Noruega, Suecia e Islandia, se toma esta vitamina desde que naces hasta que mueres. Un ejemplo cercano: mi sobrina que vive en Inglaterra tomó un complejo vitamínico, con la D incluida, durante todo el embarazo; a otra sobrina, que vive en Madrid, el ginecólogo la pautó ácido fólico, hierro y yodo. Ambos niños sí toman vitamina D. Pero eso es ahora, porque las que fuimos madres hace unos años, con el ácido fólico íbamos que chutábamos.

La Comisión Europea recomienda tomar el sol al menos 15 minutos al día, exponiendo la cara y manos o brazos.

En cuanto a los alimentos que te ayudan a obtener vitamina D están la yema de huevo, el pescado azul, la leche, los cereales…

Conocer cuál es tu nivel de vitamina D no es nada complicado y basta con un simple análisis de sangre. El problema es que la determinación de esta vitamina no está incluida en las analíticas de rutina por lo que sólo se les realiza a los pacientes en determinadas situaciones.

Por eso, es importante que los médicos se conciencien de que el tratamiento de la deficiencia de vitamina D debería estar incluido en los programas de salud. Con una o dos tomas al mes es suficiente, no suele tener efectos secundarios, es barata y nos aporta muchos beneficios.

¿Y tú? ¿Cómo tienes la vitamina D? Háztelo mirar, pero nunca tomes nada si no te lo prescribe tu médico.