Regenera y rejuvenece tu cerebro poniéndolo en buena forma.

Nuestro cerebro es un órgano muy complejo, con miles de millones de células nerviosas y un kilo y medio de peso aproximado, es capaz de gobernar el cuerpo y las emociones. Es la fuente de todos los sentimientos humanos, comportamientos, experiencias, así como el depósito de la memoria y la autoconciencia.

Se conoce muy poco su funcionamiento y es la gran incógnita de nuestro organismo, sin embargo, está activo siempre, desde el nacimiento a la muerte. De la misma manera que ponemos en forma el cuerpo es necesario entrenar el cerebro.

¿Cuidamos nuestro cerebro? ¿Lo ejercitamos? ¿O simplemente lo tenemos ahí, debajo del pelo que peinamos cada día? El cerebro está a pleno rendimiento ante cualquier cosa que hagamos. Por ejemplo, si tocas una un hornillo caliente, las señales de dolor viajan de tu dedo a tu cerebro en una fracción de segundo. En ese escaso tiempo, tu cerebro le indica a los músculos del brazo y la mano retirar inmediatamente tu dedo del fuego. Es rápido. Tarda millonésimas de segundos en actuar, pero si el cerebro está “tocado” muchas funciones dejan de llevarse a cabo. Una persona con Alzheimer, por ejemplo, puede romperse una cadera y no darse cuenta; simplemente no puede levantarse o caminar.

Cada vez vivimos más y, a la vez que envejece nuestro cuerpo también lo hace nuestro cerebro. Y si cuidamos el primero, ¿por qué no hacemos lo mismo con el segundo?

Hasta hace unos años se creía que nuestro cerebro era estático e inalterable, que nacíamos con un número determinado de neuronas que íbamos perdiendo con el paso del tiempo y que nuestros genes heredados condicionaban nuestra inteligencia. Hoy en día, y gracias a los avances de la neurociencia, sabemos que existe la neuroplasticidad. Ésta es una propiedad del sistema nervioso que le permite adaptarse continuamente a las experiencias vitales. La experiencia modifica nuestro cerebro continuamente, fortaleciendo o debilitando las sinapsis que conectan las neuronas, por lo que estamos en continuo aprendizaje.

Por todo esto, es imprescindible ejercitar nuestro cerebro para mantenerlo en plena forma. Un cerebro activo consigue reducir el porcentaje hasta en un 50% de padecer algún tipo de demencia, además de ser una herramienta súper eficaz para controlar el estrés, así como es un apoyo en terapias de niños con déficit de atención.

¿Qué podemos hacer para ejercitar nuestra mente? Practicar juegos de memoria; realizar ejercicios de atención, como jugar a las diferencias entre dos imágenes o buscar palabras o letras en un texto; leer, escribir, jugar a aprender palabras y buscarlas en el diccionario; realizar cálculos matemáticos (no hace falta que sean difíciles) o aprenderse la lista de la compra; aprender a orientarse con un mapa o con Google maps; hacer crucigramas o sudokus, identificar olores o sabores… Hay cientos de juegos que puedes hacer.

Y como no podía ser de otra manera, ya tenemos en marcha los gimnasios de la mente, centros de entrenamiento del cerebro que te ayudan con sus ejercicios diseñados para cada edad a desarrollar la creatividad, fomentar la capacidad de concentración o potenciar herramientas para prevenir ciertas enfermedades neurodegenerativas.

En internet hay a tu disposición cientos de juegos de brain trainning. Además, acaba de abrir sus puertas Liceum, gimnasios para la mente, un centro donde desarrollar tus capacidades cognitivas.

Todo vale, menos dejar la mente en blanco.