De la productora de lacas para Scarlett Johansson, Lady Gaga o Kim Kardashian, llega a Madrid el primer espacio en España de Deborah Lippmann, la firma más reconocida en Estados Unidos.

Hace 25 años, Deborah Lippmann no pensaba en fórmulas libres de químicos, en pantoneras vanguardistas o en arquitecturas de limado, sino en ser cantante de jazz. Decidida a cumplir su sueño, se planta en Nueva York con lo puesto y, por aquello de que hay que comer a diario, empieza a hacer manipedis en un salón de la Gran Manzana. Y se ve que descubre algo que modifica su rumbo –cantar, sigue cantando-, y de paso el de millones de mujeres adictas a esmaltarse las uñas. Hoy, la firma Deborah Lippmann se vende a lo largo y ancho del planeta, diseña para celebrities como Taylor Swift, Gwyneth Paltrow o Lena Dunham (además de las ya citadas) y acaba de poner su banderita en nuestro pequeño y pintoresco país, dispuesta a llenar de color las manos y pies de las españolas allá donde tengan a bien recalar.

Méritos no le faltan: los esmaltes Deborah Lippmann no sólo despliegan una gama amplísima y divina, sino que también son 7 Free e incluyen ingredientes que fortalecen, hidratan y cuidan las uñas, impidiendo que se agrieten o rompan.

He estado en el primer espacio propio de la firma en España, probando su manicura Waterless Spa. Los tratamientos se llevan a cabo con productos naturales y veganos de la casa, así que la inmersión en la firma del otro lado del charco es total. Y muy recomendable, por cierto. Pasen y lean.

 

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Pongamos que ya llevas las manos esmaltadas. Una vez te han retirado la pintura con el removedor hidratante con lavanda y aloe (marca Deborah Lippmann), te liman las uñas con una lima ecológica hecha con papel reciclado de uso personal e intransferible (te la darán cuando termines, y te encantará porque no fragmenta las uñas).

El retirado de cutículas –si es necesario-, se realiza con un producto con agentes exfoliantes que elimina la piel seca. Además, contiene aceite de cera de lana virgen y deja las cutículas hidratadas y flexibles.

El scrub es el siguiente paso. El de Deborah Lippmann es una gozada porque combina el proceso enzimático, a base de ácidos de frutas y plantas, con grano de ceniza volcánica biodegradable. Una vez tengas las manos como para acariciar querubines, te aplicarán una crema elaborada con manteca de karité, aceite de aguacate y aceite de jojoba –ultra hidratantes-, extracto de mora –blanqueante- y extracto de uva –de propiedades antioxidantes-.

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Existen 5 tipos distintos de bases y 3 top coats, así que probablemente tengas que ser marciana para no encontrar producto acorde a tus necesidades. Entre medias, un despliegue cromático di-vi-no con un único problema: no sabrás cuál ponerte.

Me ha durado perfecta una semana en términos de brillo y color. Sólo le ha afectado el crecimiento. ¡Bravo, Deborah!

Precio: 37 euros / 45 minutos, 1 hora –en función del estado de las uñas-.

 

Spa Deborah Lippmann España.

Salón Oliveras

Almirante, 28.

28004 – Madrid.

Tel: 91 737 38 00.