Tener miedo es normal; lo que no es sano es que este miedo esté descontrolado.

¿Quién no ha sentido miedo a lo largo de su vida? Es un sentimiento que nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos y que es útil para nuestro día a día porque nos salva la vida en muchas ocasiones. Lo que no podemos hacer es dejarnos vencer por él. Sin embargo, en ocasiones el miedo nos puede y nos lleva hacia un camino sin salida, podemos dar vueltas a ese miedo y no salir nunca del él. Ahí está el problema. ¿Podemos enfrentarnos a él y salir victoriosos?

miedo

Julio de la Iglesia, Tedax y coach en Gestión del miedo.

Quien nos va a contar cómo desactivar el miedo en nosotros es Julio de la Iglesia, policía, Tedax (Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos) y coach especialista en Gestión del Miedo, un hombre cuya vida roza siempre el peligro y, por supuesto, el miedo. Dice de él que el valor se le supone pero que ha pasado miedo y que no es ni un suicida ni un superman. “Soy una persona con un trabajo especial pero el miedo ha sido siempre mi compañero. Y este miedo en ocasiones me ha salvado la vida y en otras me ha paralizado. Del miedo sé un poquito por experiencia propia y eso me da cierta autoridad. Y cuando hablo de este sentimiento la gente me suele escuchar porque sabe que hablo de él en primera persona y no porque me haya leído cuatro libros”. Julio de la Iglesia tiene otro trabajo: enseñar a controlar el miedo, a desactivarlo para hacernos la vida más fácil. Muchas de las personas que le han escuchado han conseguido vencer sus miedos.

Yo no he asistido a ninguna de sus charlas/terapias aunque lo que dice en esta entrevista da mucho que pensar y anima a poner los medios para intentar superar los miedos que todos llevamos dentro. Porque Juan sin Miedo no existe.

miedo

Belleza Pura: ¿Por qué tenemos miedo?

Julio de la Iglesia: “Es una emoción provocada por la percepción de un peligro real o imaginario, presente o futuro y esto es algo que nos diferencia del resto de las especies. También somos la única especie capaz de sobrevivir en todos los ecosistemas pero por esto también somos capaces de sentir miedo sin motivo y expresarlo sin control, porque el miedo es una  adaptación que está ahí para salvarnos la vida. Por eso para mí el miedo es la emoción más importante porque la supervivencia es el primer principio de nuestra naturaleza. Nacemos con miedo y es un sentimiento igual que la ira, la sorpresa, la alegría. El miedo puede ser de las primeras emociones que sintió al ser humano”. 

B.P.: ¿Tener miedo es absolutamente normal?

J. de la I.: “Totalmente normal”.

B.P.: ¿Lo que no será tan normal es descontrolarnos?

J. de la I.: “Efectivamente tener un miedo descontrolado no es que no sea normal sino que no ayuda a la supervivencia ni a progresar ni a mejorar la vida; al contrario, bloquea todo nuestro progreso y todo nuestro talento”.

B.P.: Usted es Tedax y el simple hecho de pensar que se va a enfrentar a una bomba ya da miedo. ¿Su trabajo le he enseñado a desactivar ese miedo o cómo lo ve desde esa desde el punto de vista de un Tedax?

J. de la I.: “Mi experiencia me ha demostrado que cuando afrontamos el miedo o una situación crítica lo normal es que lo superemos, que se pueda aprender, que se puede entrenar. Que de hecho muchos equipos y muchos directivos con los que yo trabajo ya lo están haciendo porque también se puede desactivar el miedo, y para  ello ofrezco una fórmula que pasa por varias herramientas o factores que está basados en la experiencia y en la de otros que como yo que, literalmente se juegan la vida y que en situaciones de máximo riesgo nos ha ayudado a nosotros y a nuestros equipos a superar ese miedo. Cada herramientas es útil por sí misma, pero juntas hacen del miedo un trampolín al éxito, un trampolín al coraje al final lo que hacen es un valiente”.

B.P.: ¿Cuánto más miedo más valiente?

J. de la I.: “Yo digo una frase en mis cursos: el miedo es de valientes, y cuando lo digo en las charlas la gente se queda un poco extrañada pero luego cuando lo explicas tiene sentido”.

miedo

B.P.: ¿Cuándo ha sentido más miedo y cómo consiguió alejarlo de usted?

J. de la I.: “Además de las veces que he tenido que afrontarlo en mi trabajo como Tedax, recuerdo un viaje que hice en un velero de dos palos con la que era mi mujer y mi hija de seis años durante una Nochevieja que quisimos tomarnos las uvas en medio del mar. Cuando tuvimos que volver nos pilló una tormenta que barría toda la cubierta de popa a proa unas olas tremendas. Pensé que íbamos a naufragar: no teníamos radio y no tenía a nadie que me ayudara, porque la que era mi mujer tenía que estar con nuestra hija abajo. Hubo un momento en que tuve un miedo atroz, me empezaron a temblar  las piernas, y eso ya era un síntoma de descontrol. Nos pusimos los chalecos salvavidas y en ese momento fui consciente de que tener miedo ya no era la excusa perfecta ni quejarse, la solución, que si yo quería salvar a mi familia, que si tenía alguna posibilidad de sobrevivir era armando mi coraje y dar todo lo que tenía de marinero con una actitud de superación. Después de catorce horas y en medio de una noche cerrada y muy dura llegamos a las 4 de la mañana a Moraira. Ahí en el Mediterráneo, las olas son muy cortas y se juntan una con la otra y no da tiempo a reponerse”.

B.P.: ¿Cómo solucionó aquello?

J. de la I.: “La verdad es que confiando en mí, en mis posibilidades, en mis conocimientos naúticos (soy patrón de yate). Y confiando también en el barco, un barco que era bueno. Y cuando bajé al camarote unos momentos vi que mi mujer y mi hija estaban dando botes en la cama, y con los golpes que daba el barco volvían a caer en la cama y se estaban partiendo de risa. Hizo lo que tenía que hacer. Y cuando subí a cubierta di un puñetazo en una mesa y me dije: Julio, saca lo que tienes y me puse a coger el rumbo, venga rumbo, poco a poco… Es muy larga la historia pero al final, con trabajo, con paciencia, con constancia, con coraje ves que llegas. Cuando me bajé, me puse de rodillas, como el papa. Me di cuenta de que cuando tú superas tus miedos ganas en aprendizaje y en superación, y a través de él descubrimos quiénes somos y lo fuerte que podemos llegar a ser. Y cuando lo superamos ya no somos esa persona, nos convertimos en la que habíamos soñado ser. Había leído cantidad literatura de barcos de vela y de hombres que habían arriesgado su vida y cómo lo habían superado, pero nunca crees que te vas a ver una situación así, y aquella noche fue una prueba de fuego, un antes y un después, y a mis ojos me convertí en un hombre mucho más valiente”.

B. P.: Después de superar una situación así, ¿puede llegar otra parecida a la que vuelvas a tener la misma sensación?

J. de la I.: “No todos los miedos ni todas las circunstancias son iguales. Yo puedo decir que me encantan los perros hasta que te cruzas con un pitbull qué te enseña los dientes y viene corriendo hacia ti. Entonces la cosa cambia. Pero es verdad que cuando superas un miedo, tu autoestima crece. Para afrontar las dificultades de la vida no son más importante los miedos sino las incertidumbres. Es importante que crezca tu autoestima; si vences un miedo te da pie a seguir venciendo y al revés, si te vas acobardando, te vas haciendo pequeñito y te va dando miedo todo, y llega un día en que no sales de casa. A mucha gente le pasa, está todo el día viendo las noticias y piensan que la calle es peligrosa. Una persona que está en su equilibrio lo ve, pero alguien que se ha ido hacia el miedo empieza a ver sombras y a creer que todo son problemas. Para el ser humano a veces no hay frontera entre lo que imagina y lo que vive; a veces no lo distingue. Tú puedes sentir un miedo real o imaginario, presente o futuro”.

B. P.: ¿El miedo se instaura en la niñez debido a la educación?

J. de la I.: “Es verdad que de padres fóbicos suelen salir hijos con fobias. Nuestros padres para bien o para mal nos condicionan, no nos determinan pero sí nos condiciona: y o bien te haces un temerario o te llevas todos esos miedos y los reproduces luego en tu madurez”.

B. P.: ¿Cómo se quita el miedo uno de encima, despacito o a las bravas?

J. de la I.: Tener miedo es algo normal, pero superarlo es una decisión y cuando doy una charla ese es mi propósito, que mi público salga decidido a la acción para que vencer su miedo sea su objetivo. A veces no podemos superar el miedo del todo. Por ejemplo, a una persona que tenga miedo a volar no le puedes pedir que acabe siendo un piloto de combate, pero sí lo podemos reducir, bajar ese volumen y hacerlo habitable. Pero al final de todo sólo en la acción afrontamos y superamos el miedo. Tenemos que estar en ese momento presente con conciencia de que estamos ante un reto, con la sensación de que es normal que sintamos miedo pero con esa actitud de combate que nos haga ver que nuestro futuro está estrechamente relacionado con lo que hagamos o dejemos de hacer, no con la suerte o con el destino sino con nuestras decisiones y nuestras acciones”.

B.P.: ¿Depende entonces de nosotros?

J. de la I.: “Totalmente. Es algo mental, es una actitud. No hay que confundir la motivación con la superación. Tú puedes tener un miedo a algo y puede ser realmente un miedo que te salve la vida. No pienses que vas a volar, no pienses que eres superman, pero la verdad es que cuando lo afrontamos y los superamos ya no somos lo mismos; ese es el poder transformador del miedo: nos hace ser mejores de lo que éramos”.

Miedo

Markus Spiske en Pixabay

B. P.: ¿Se aprende a convivir con con el miedo?

J. de la I.: “No tener miedo, si eres una persona equilibrada, es imposible porque si no, te conviertes en  un suicida, pero el miedo vive contigo. Cuando cruzas una calle, ¿miras o no miras? Claro que miras. Y los que dicen que yo creo en el destino, entonces, ¿por qué miras al cruzar? El miedo está para salvarnos la vida, pero justamente para eso, para lo que se instaló. Si el miedo ha llegado con nosotros hasta ahora mismo, hasta el siglo XXI, es porque sigue siendo útil, si no hubiera desaparecido, y sigue salvando vidas. Pero lo que no podemos hacer es darle de comer y poner el oído a ese miedo que nos limita, que no nos deja avanzar, porque nuestras creencias limitantes nos frenan. En la vida siempre buscamos seguridad, no cometer errores, aunque hay quien por no cometer errores no hace nada y, justamente el error es ese, no arriesgar. Claro que todos hemos tomado decisiones importantes en nuestra vida sin tener garantías totales de éxito porque todo el mundo sabe, y no hace falta ser un especialista en seguridad, que la seguridad total y el riesgo cero no existen. Aristóteles decía que no se puede llamar valiente al que no siente miedo; el temerario, el que no percibe el peligro, decía, es un loco o un insensato. Sólo actúa el que tiene miedo, y actúa a pesar del miedo. Es aquellos que aún teniendo miedo dan el paso y lo hacen. Eso es un valiente”.

B. P.: ¿Qué es lo más peligroso a la hora de afrontar un miedo?

J. de la I.: “La imaginación; nos preocupamos por cosas que nunca pasarán; hay que mantener a raya la imaginación, es ese cable rojo de la desactivación del miedo. La ansiedad y el estrés están muy estrechamente relacionados con imaginar un mal futuro. Y el segundo es el nivel de competencia para llevar a cabo esa decisión, ese momento qué digo voy a afrontar el miedo. Motivación sin eficacia llevan a error. La formación es súper importante. Para controlar el miedo primero hay que controlar la imaginación porque la imaginación nos saca del instante presente y nos lleva a un futuro incierto y nos pone en el peor de los escenarios y vemos el futuro más negro. Y luego es la formación. ¿Tú eres capaz de afrontar eso que te has propuesto? También es importante que te lleve durante los primeros meses un profesor o un veterano que ya sepa hacerlo”.

B. P.: ¿Qué consejos nos da para aplicarlos en el día a día y aprender a quitarnos los miedo?

J. de la I.: “Lo primero sería buscar una motivación superior al miedo que tengo que vencer y luego adoptar corporalidad de victoria para que nuestro cuerpo le diga a nuestra mente cómo actuar: controlando la respiración y las emociones se controla la situación y también centrarnos en el momento presente. Necesitamos ese espacio para la calma para la templanza, técnicas para que el buen juicio aparezca. A veces es difícil y pensamos que la única solución es la acción, acción, acción y es así es porque con la acción afrontamos y superamos nuestro miedo, pero es imprescindible ese momento de conexión con el valiente que llevamos dentro para sacar esa energía que va a necesitar cualquier superación de cualquier logro de cualquier miedo en cualquier actividad y luego contrastar esa información para encontrar la mejor solución en la que se adapta a nosotros. Y al final lo de siempre, coraje en la acción. Al final hay que dar el paso, porque si estás en casa rumiando el miedo y lo único que haces es darle vueltas en bucle no solucionas nada. Tienes que superarlo en la acción. Cualquier resultado se perfecciona con la experiencia. Es importante pasar a la acción”.

B. P.: ¿Todos llevamos un valiente dentro?

J. de la I.: “Todos todos, todos, sin duda”.

B. P.: ¿Hay algo que nos avise de que estamos ante un miedo y nos vamos a convertir en un fóbico?

J. de la I.: “La fobia no es un camino recto es como enamorarse. Aparece o no aparece. Las fobias es un miedo irracional e intenso normalmente de corta duración pero de gran intensidad. Se afronta como un miedo; lo importante es no evitarlo porque cuanto más lo evitamos mayor se hace ese miedo. ¿Y cómo controlamos? Hay unas señales físicas y psíquicas del miedo que hacen que se dispare o no se dispare, y todo el mundo sabemos cuales son esas señales: el latido del corazón más fuertes, sudas, la respiración se entrecorta. Cada uno tiene unas señales y las conoce. Si las reconocemos y las controlamos en un inicio puedes controlarlo, pero si dejas que te invada todo la final se hace incontrolable y terminas siendo una víctima de ese miedo, de esa fobia. Por eso hay que ir exponiéndose a él poco a poco, con ayuda si se necesita”.

¿Sabemos ya algo más del miedo? ¿Queremos enfrentarnos a ellos? Al menos, vamos a intentarlo.

¡Ánimo, valientes!