Y mi vida ha cambiado. Después de probar la copa menstrual, solo tengo argumentos a favor, y muy pocos en contra.
Ahora además la ciencia respalda su uso: según una investigación publicada en la revista Lancet la copa menstrual es segura y no se ha encontrado un mayor riesgo de infección en mujeres y niñas de Europa.
Todas sus virtudes han ido corriendo como la pólvora de boca en boca, de mujer a mujer, y ya somos legión las féminas que hemos dicho adiós a los contaminantes tampones. A mí, he de confesarlo, me ha costado dar el paso, pero cuando la copa te capta, es difícil escapar a sus encantos.
La higiene femenina o el estado del suelo pélvico después de los partos –o sin que los haya habido- son temas poco tratados. La regla es un extraño estado a juzgar por la publicidad de compresas y tampones, y el suelo pélvico el gran olvidado o el gran ignorado. Pero poco a poco vamos perdiendo la vergüenza de hablar abiertamente de estos temas entre nosotras y con ellos, para empezar a normalizar lo más normal del mundo.
Después de tener dos hijos, con sus consiguientes partos y dos largas lactancias, el día que la regla volvió a llamar a mi puerta, fue una de las últimas visitas que me apetecía recibir. Sí, hombres del mundo, tener la regla es el mayor de los fastidios y de los rollos, lo asumimos porque no nos queda otra, pero es un auténtico suplicio.
Así que volví a meterme de lleno en el mundo de los tampones y las compresas, y a sufrir especialmente al usar tampones porque después de dos partos el suelo pélvico ya no es lo que era y para muchas mujeres utilizarlos se puede convertir en casi una tortura.
Fue en ese momento cuando me mandaron para probar la copa menstrual Enna Cycle. Debo confesar que aunque llevaba tiempo con ello en mente, porque mi conciencia ecológica empezaba a pesar mucho y porque me habían hablando maravillas de este ingenioso invento, no terminaba de dar el paso. Principalmente por pereza y por miedo a lo desconocido. Pero cuando te lo ponen tan sumamente fácil, no puedes decir que no.
Y entonces me cambió la vida. Es más fácil de colocar de lo que pensaba, una vez colocada, es comodísima y no notas que la llevas puesta –algo que no puedo decir de los tampones- y no se producen tantas fugas como imaginaba. Otra de las cosas que me sorprendió es todo el tiempo que puedes llevarla puesta sin necesidad de vaciarla –porque no absorbe, sino que recogen la sangre de la regla-. Pero además, os confieso, a riesgo de parecer yo también un anuncio de compresas, que me ha reconciliado, en cierta forma, con mi regla: al estar más en contacto directo con ella, empiezas a verla de manera más natural. Por el día es fantástica, pero por la noche, para dormir, casi más.
Y a todo ello hay que sumarle que son reutilizables -con el consiguiente ahorro económico que eso supone-, que son respetuosas con el medio ambiente y que son seguras para el cuerpo.
Esto último no es que lo diga yo, ya hay hasta investigaciones que así lo demuestran. Según un estudio publicado el 17 de julio de 2019 por la revista The Public Lancet Health las copas menstruales son seguras y, no se ha encontrado un mayor riesgo de infección en mujeres y niñas de Europa, siendo además tan eficaces como otros métodos de protección. Después de revisar los datos de 43 investigaciones anteriores y de consultar a 3.319 mujeres sobre su uso. El 70% de quienes las han utilizado aseguraron que lo prefieren frente a otros métodos para la menstruación como tampones o compresas.
Los investigadores se han centrado en comprobar la efectividad del sistema en cuanto a las posibles fugas y a sus posibles efectos adversos graves como abrasiones vaginales y problemas en la microflora vaginal; efectos en el tracto reproductivo, digestivo o urinario; y la seguridad si se dan malas condiciones higiénicas. También han realizado estimaciones sobre costes y beneficios medioambientales. La revisión llevada a cabo por los científicos concluye que las copas menstruales son una opción segura para la menstruación y que se están utilizando internacionalmente. Aunque se necesitan más estudios sobre su eficacia en función de sus costes y de su efecto en el medioambiente en comparación con otros productos para la menstruación.
Los estudios apoyan su uso y los datos confirman que la tendencia es imparable. Según los datos de otra marca de copas menstruales, Intimia, las españolas son las europeas que más apuestan por este método de protección, por delante de Reino Unido, Portugal y Alemania.
En su contra: que alguna vez –soy humana- no la he colocado bien y la fuga puede complicarte la vida. Y que puedes no tener un baño cerca o lo suficientemente higiénico para hacer el cambio. Pero algo tendrá cuando la mayoría de las mujeres que la probamos, no volvemos a usar tampones nunca más.
Enna Cycle es una copa menstrual hecha en España y patentada con aplicador. Fabricada con silicona biodegradable de grado médico y está libre de sustancias químicas. Se puede llevar más de 12 horas seguidas sin cambiarla y dura hasta 10 años.
Pero no está sola, la oferta es enorme, y cada vez más. Me han hablado también bien de Intimia, Merula, Mooncup, y muchas otras. ¿Tú cual usas?
En todos los casos hay que esterilizarla antes de usarla y después del uso antes de guardarla para el siguiente mes. Y casi todas las marcas cuentan con distintos tamaños en función de si has tenido hijos, y si los partos han sido vaginales o por cesárea, así como si la menstruación es más o menos abundante.
Enna Cycle pack dos copas y caja sin aplicador (tallas S, M y L). Precio: 34,90 euros.
Enna Cycle pack dos copas y caja + aplicador (tallas S y M). Precio: 39,90 euros.