El consumo responsable es posible. Si quieres empezar a comprar de manera consciente, te traemos algunos consejos (fáciles de aplicar).

Consumo responsable es sinónimo de comprar con cabeza. De hacerlo pensando en las implicaciones sociales, éticas y medioambientales. Valorando qué ha sucedido, a quién y de qué modo. Y hacerlo antes de que yo valide todo ello con mi dinero y meta en una bolsa, a ser posible de tela, el artículo en cuestión.

Ir de shopping sostenible nos puede cambiar la vida y el mundo a todos. Es para pensárselo.

Consumo Responsable

Consumo responsable: Por dónde empezar

Si ya te has agobiado solo con pensar por dónde empezar a hacer un consumo responsable, aquí va el primer consejo. “Hay que empezar por lo que más motive y resulte más fácil”, asegura Brenda Chávez, periodista autora del libro: Al borde de un ataque de compras (Ed. Debate). No hay que convertirse en la perfecta persona ecológica de la noche a la mañana. No sería un objetivo real. Este libro ofrece soluciones para que cada cual haga una receta a medida. Porque lo que resulta accesible para unos, puede que no lo sea para otros.

Con un cambio al mes, por mínimo que sea, en un año habrás hecho doce cambios y en dos años, veinticuatro. Y así sucesivamente. Con lo cual, tu vida es más sostenible. Y lo mejor es que ganas en tiempo, calidad de vida y, si te lo montas bien, incluso ahorras”, añade Chávez.

Más vale no hacer muchos de una vez que hacer menos pero mantenerlos y sostenerlos en el tiempo. Este mes puedes empezar por usar bolsas de tela. El que viene, por reutilizar botellas de agua. Más adelante, cambiar a productos ecológicos. El libro ofrece hasta 73 propuestas para que cada cual tome ideas y las adapte a su modo de vida.

Brenda Chavez consumo responsable

Brenda Chávez, autora de Al borde un ataque de compras.

Cambios paulatinos hacia el consumo responsable

La carne ecológica, los huevos de “gallinas felices” o la ropa con elementos reciclados suelen ser artículos más caros que los que los productos menos sostenibles. Por este motivo la autora recomienda un cambio paulatino. “Si haces una sustitución literal de cada producto por su alternativa ecológica, no solo te va a salir notablemente más caro sino que no podemos pasar globalmente de un consumismo convencional a un ecoconsumismo. Y no podemos hacerlo porque el primer mantra es reducir nuestro consumo a aquello que es estrictamente necesario”, apunta. 

Cuando adquieres solo lo que te hace falta de verdad, en todas las áreas de tu consumo, “aunque un chocolate de comercio justo te salga unos céntimos más caro, un tomate orgánico o unos huevos de corral, realmente estás haciendo muchos ahorros en otros ámbitos, porque compras mucha menos moda, utilizas la segunda mano para muebles del hogar o electrodomésticos, intercambias, heredas… también ahorras en energía, agua, utilizas más la bicicleta o el transporte público. Si lo vas llevando a todos los ámbitos de tu vida te darás cuenta de que estás realizando grandes ahorros y aunque estés gastando un poco más en alimentación, estarás redundando en tu salud”.

consumo consciente

Huyendo del marketing

¿Por qué compramos? ¿Lo hacemos siempre porque necesitamos ese artículo en cuestión? En absoluto. Muchas veces adquirimos cosas por estatus, aburrimiento, ocio, inseguridad, falta de tiempo e incluso miedo. Y detrás de nuestras decisiones de compras hay un gigante fantasma: el marketing.

Existen 400.000 millones euros dedicados al marketing anualmente. Es más que el presupuesto de cualquier país para Educación o para Sanidad. Ese dineral está diseminado en nuestro entorno para seducirnos y hacernos comprar. Y esto nos llega a través de bloggers, influencers, series, medios, radios, anuncios, vallas publicitarias… Nos incitan a un consumo cada vez más fácil más seductor, más crítico, más emocional. Y nos están contando simplemente la publicidad pero no cómo se están haciendo esos productos y qué impactos tienen”, advierte la autora.

Influencers: anuncios andantes

Instagramers, youtubers, celebrities… Son nuestras nuevas vallas publicitarias. Antes estaban en las carreteras y ahora en las redes sociales. En las tiendas, las mujeres se compran faldas porque las ha sacado la actriz Fulanita en su blog. Y los jóvenes quieren esas zapatillas tan molonas que enseñó en YouTube Menganito en su canal. Quizá ni uno ni otro necesitaban faldas ni zapatillas.

La forma de librarnos de su influencia es tener claro que se trata de publicidad y marketing, en ningún caso es información real. Nos están vendiendo productos, como en cualquier otro soporte”, subraya Brenda Chávez.

¿Cómo librarse de su influencia?Hay tener muy claro que cada uno de nosotros somos exclusivos, mucho más que cualquier bolso de Vuitton o cualquier cosa que nos venda un instagramer. Ninguna marca, producto o servicio va a ser más exclusivo que nosotros. Tenemos que cultivar nuestra autoestima. No pensar que un bolso nos va a dar unos atributos que, por inseguridad, pensamos que no tenemos”.

Navidades conscientes

Estamos a punto de entrar en la euforia de compras navideñas. Momento habitual de volvernos locos con las compras. La autora propone como regalo perfecto, el pasar tiempo de calidad con la gente que queremos. “Regalar experiencias, intentar pasar unas navidades lo menos consumistas posibles pero lo más pletóricas de compartir y querer a nuestra gente. Es el mejor regalo”. Otra alternativa es regalar cultura, entradas para conciertos, libros, experiencias en museos… 

En general, para unas navidades conscientes y ecológicas en materia de consumo, Chávez propone intentar huir de los excesos en todo: en los regalos, en los envoltorios, en la comida… Comprar productos de temporada y de cercanía para poner en la mesa o dulces de comercio justo. “Y si hablamos de ropa o juguetes, hay intercambiadores en muchos sitios, ropa de segunda mano, apps colaborativas”.