Nadie está a salvo del estrés, pero sí podemos ayudarnos con unas pautas para mantenerlo controlado.

El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional y aparece como una reacción del organismo a una demanda. Cuando es excesivo, puede dañar nuestra salud. Por eso, os vamos a dar en este post unas técnicas para aprender a controlar el estrés. Son unos trucos sencillos que pueden evitar que tu estrés vaya a mayores.

controlar el estrés

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Una situación de estrés la hemos tenido cualquiera de nosotros. Ninguno nos salvamos. Otra cosa es que no sepamos manejarla, tropecemos en la misma piedra y no podamos controlar el estrés.

Si esto sucede y los episodios se repiten a lo largo del tiempo puede convertirse en una patología severa que genera complicaciones como problemas musculares, estomacales, intestinales y psicológicos, entre otros.

Sin embargo, si ponemos en práctica algunas técnicas basadas en los 5 sentidos es muy fácil alcanzar un estado de bienestar que permitan superar ese pico de estrés.

La doctora María Sánchez, e-Health Medical Manager de la aseguradora Cigna España indica que “la presión en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana puede terminar por generar una reacción en nuestro organismo. Dichas reacciones pueden ser de naturaleza emocional, cognitiva, conductual y/o fisiológica. Para evitar llegar a este punto extremo, lo primero es saber identificar este estado anormal, y después saber cómo poner en práctica ciertas técnicas que estén a nuestro alcance para volver a la calma”.

Por eso, es necesario aprender a controlar el estrés utilizando nuestros 5 sentidos con estas pautas.

Escuchar música a un volumen adecuado

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Estamos inmersos en un mundo de ruidos: teléfonos, impresoras, tráfico… Cuando se escucha la música adecuada, se genera dopamina, lo que ayuda a eliminar el estrés y a asociar el trabajo con un valor positivo. Tanto es así que 7 de cada 10 personas logran una mayor concentración y mejoran su estado de ánimo (yo soy una de ellas, seguro).

Respirar bien

Saber respirar de manera profunda y pausada es una de las mejores técnicas para cortar con el estrés. Una de las que mejores resultados ofrece es la denominada Respiración por Coherencia Cardiaca, que permite disminuir y estabilizar la respiración, de forma que se sincronice con el ritmo cardiaco. Para realizar esta técnica es necesario estar sentados, con los pies en el suelo sin cruzar ni manos ni piernas, y realizar seis inspiraciones y espiraciones por minuto durante cinco minutos.

Aprender técnicas de relajación ocular

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Cuando estamos trabajando solemos fijar la vista en un punto durante mucho tiempo, lo que hace que se fuercen los músculos de los ojos, provocando sequedad, visión borrosa o espasmos oculares, y en última instancia estrés visual. Para prevenirlo, podemos poner en práctica una técnica de relajación visual que consiste en mirar a un punto fijo fuera de la pantalla del ordenador o de un lugar donde incida directamente la luz, y mantener la vista 30 segundos, parpadear y volver a fijar la vista otros 30 segundos hacia el mismo punto.

Destensar el cuerpo concentrándote

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Destensar el cuerpo gracias al entrenamiento autógeno. Los músculos de la mandíbula y los que rodean los ojos y la boca, así como los músculos del cuello y la espalda, son los primeros en tensarse. Si estos episodios de estrés esporádicos se mantienen en el tiempo podrán generar reacciones inflamatorias como la tendinitis o el síndrome del túnel carpiano, que afecta a muñecas, codos, hombros, manos y dedos. Para evitarlo, uno de los métodos que sugieren desde la Universidad de Valencia es aplicar el Entrenamiento Autógeno, una técnica de relajación que incluye seis ejercicios, en los que el tacto tiene un especial protagonismo. Se basa en la concentración pasiva y trabaja la sensación de peso y calor en las extremidades, en el movimiento que realiza el corazón y los latidos, en la autonomía del proceso respiratorio, y la diferencia de temperatura del propio cuerpo.

Evita comer compulsivamente

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Cuando los niveles de estrés aumentan, se intenta canalizar la emoción negativa ingiriendo de manera compulsiva los denominados “alimentos-consuelo”, que habitualmente son ricos en azúcares y grasas. Para evitarlo, el primer paso es aprender a diferenciar entre hambre fisiológica (gradual, abierta a varias opciones de alimentos, no genera sentimientos negativos) y hambre emocional (repentina, urgente, deseo de un producto en concreto, genera culpa).

Luego, hay que comenzar comenzar a trabajar en un cambio de rutina: cada vez que se sienta el deseo de comer compulsivamente, hay que tratar de distraer a la mente con otra actividad. El objetivo es cambiar esa rutina dañina, por otra sea saludable y que genere la misma sensación de recompensa.

¿Crees que estas técnicas pueden ayudarte?