Estamos viviendo una situación atípica de confinamiento a causa del coronavirus. Sin embargo, podemos extraer ideas positivas que nos traslada la psicóloga Julia Pascual.

Nos ha pillado desprevenidos este confinamiento. De buenas a primeras hemos parado en seco, no salimos más que a comprar comida o a la farmacia, y estamos siempre con las mismas personas a nuestro lado (los que tenemos a alguien al lado). Nos comunicamos por Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp o videollamada y nuestra ventana al exterior es la televisión, los canales de pago y, con la puntualidad de un reloj suizo abrimos las ventanas a las 8 de la tarde para aplaudir a quienes están velando por nosotros. ¡Cómo nos ha cambiado la vida!

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Imagen: Pete Linforth. Pixabay

Nos imaginamos el día final de este mes o lo que nos quede de quedarnos en casa, cuando podamos abrazar a nuestros hijos, a nuestros maridos/esposas, a nuestros amigos y, como no sabemos mucho de este virus que nos está tocando vivir, la mente puede jugarnos malas pasadas.

Julia Pascual

Julia Pascual, psicóloga.

Julia Pascual es psicóloga en Barcelona y en esta entrevista nos ayuda a entender qué está pasando y qué deberíamos hacer para salir lo más indemnes posible de estos días tan extraños y tan difíciles. Os recomiendo leer todo lo que nos dice: realmente nos cuenta lo que sentimos y cómo canalizar esas emociones.

El estrés es una percepción personal

Belleza Pura: ¿Es esta la situación de confinamiento por el Covi-19 la más estresante por la que puede pasar una persona?

Julia Pascual: No es la situación más estresante que puede pasar una persona, porque no es el estrés en sí sino la percepción que tenga cada cual frente a esa situación. Según la percepción que tengas y cómo reacciones, el estrés que percibirá una persona será de una manera o de otra. No se puede generalizar. Una situación en sí no tiene porqué ser estresante para todo el mundo. Epicteto (filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma.) dice que la vida no es aquello que nos ocurre, sino lo que hacemos con lo que nos ocurre. En la actualidad, ninguno estamos incomunicados, porque estamos comunicados más que nunca de forma digital. El asunto es que para la salud mental una de las premisas fundamentales es la vida social“.

B. P.: ¿Qué hay que hacer en estas situaciones?

J. P.:Los psicólogos recomendamos que en una situación de confinamiento se mantenga esa vida social, pero a través de una pantalla, a través de la videollamada, donde pueden oír a la persona y verla. Es cierto que no se implican los otros sentidos, como el olor y el tacto, pero sí cumple la función que muchos necesitamos.

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Imagen: Rawpixel. Freepik

Los días de confinamiento no son vacaciones

B. P.: Imagino que habrá diferentes modos de tomarse este encierro no buscado. ¿Cuáles son esos tipos y qué características tienen?

J. P.: “Estamos frente a una situación donde no hay nada escrito, y los mismos psicólogos estamos viviendo la situación y no podemos ser del todo objetivos. Una vez que lo superemos sí que será muy fácil de analizar y observar, pero sí hemos detectado diferentes tipos de reacciones y de pensamientos, que en vez de ser una solución podrían empeorar. Una de ellas es tomarse el confinamiento como vacaciones; esto puede funcionar los primeros días, pero rápidamente las personas se van a sentir frustradas e impotentes porque en unas vacaciones uno puede hacer lo que quiera, y en un confinamiento uno no puede hacer lo que quiera sino que le están obligando a hacer algo que en principio es placentero, como no trabajar o estar en casa, pero si nos obligan a hacer algo que en un principio es placentero, deja de ser un placer para convertirse en una tortura; la percepción cambia, por lo tanto, el modo ‘vivo como en vacaciones’ no es bueno. El modo ‘como me voy aburrir, voy a dormir, a vaguear, a estar en el sofá durmiendo casi dos horas para que pase lo más rápido posible’ puede ser bueno en los primeros días: la persona duerme y hace lo que no hacía antes, pero si continúa durmiendo, vagueando y estando demasiadas horas sin hacer nada puede sentirse cada vez más triste y más apático. Hay quien ya ha hablado conmigo para contarme que es lo que están haciendo y para decirme que cada vez tienen menos ganas de hacer nada. Y esto es por el exceso de descanso; es una trampa”.

B. P.: ¿Cómo podemos aceptar esta situación?

J. P.: “Otra cosa que he detectado es el pensamiento de ‘a ver cuándo puedo salir, a ver cuándo puedo sacar al perro otra vez’. Son excusas porque necesito aire, necesito salir, y cuando se tiene esa sola idea en la mente con acciones que legalmente puedo hacer, se está viviendo una situación de angustia, una ansiedad continua porque no se está aceptando la situación, se está en lucha; lo más sano es aceptar que esta es tu realidad, que no debes salir, y montarte tu vida dentro de casa para no entrar en un combate entre la mente y tu realidad que te hace estar en tensión y, por tanto, en ansiedad todo el tiempo”.

Acabaremos aceptando esta situación

“Estamos pasando todos las mismas etapas. Todos hemos pasado por una fase de negación y a unas personas les ha durado más que a otras, y quizás alguna está aún en fase de negación, de dudar, de pensar que esto no va conmigo, o de pensar que esto va en serio, o bien soy consciente de que hay el coronavirus, pero no acabo de ver que esto vaya conmigo, hasta que uno es consciente y pasa de la fase de negación a una fase de rabia y enfado ante la situación y luego, a una fase de tristeza, luego a una de negociación, de cómo negocio esto, entre la situación que ya acepto -aunque también tengo esa tristeza- y luego la asimilación, que acabará llegando”. 

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Imagen: Freepik 

La importancia de adaptarnos

B. P.: ¿Puede ser útil hacer un análisis introspectivo para conocernos mejor a nosotros mismos y mejorar nuestra relación con los demás?

J. P.: Creo que es fantástica esta situación para vivirla como una gran oportunidad, que nos hace quedarnos quietos. Tarde o temprano tenemos que vernos y ver la relación que tenemos con nosotros mismos, la relación que estamos teniendo con los demás y la relación que estamos haciendo con nuestro mundo, qué cuidado estamos haciendo a nuestro medio ambiente, a los bosques, al mar en nuestro día a día. Esta situación que implica una adaptación como personas provocará que pensemos diferente y que nos cambie.

Ese cambio es fundamental, y puede ser una oportunidad para mejorar como persona, pero también puede sacar lo peor de ti. En una situación de este tipo, de confinamiento, puede sacar la mejor versión de ti mismo pero también la peor, sólo depende de cómo reacciones y de lo que hagas diariamente. Por eso, es un gran momento para hacer un trabajo personal junto con un psicólogo para conseguir conocerte bien, ver cómo gestionas esta situación para salir fortalecido. Es ahora en un momento difícil donde podemos hacernos resilientes.

B. P.: ¿Existe alguna manera de hacerlo más llevadero?

J. P.: “Sí, existe una manera de hacerlo más llevadero y, en principio, la recomendación que estoy haciendo es conseguir sentirte libre dentro de casa. Y esa libertad no tiene que ver ni con el espacio ni con que te estén diciendo que no puedes salir. Esa libertad depende de ti y de qué decides hacer durante el día. Por lo tanto, es muy importante construir nuevos hábitos y que te adaptes a la nueva situación lo antes posible.

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Rutinas para salir fortalecidos del confinamiento

Es importante establecer unas rutinas de buenos hábitos bien definidos que debes tener de lunes a viernes y de sábado a domingo. La premisa es: haz todo aquello que debías hacer y te gustaba en tu casa; por lo tanto, si ibas al gimnasio, te vistes con ropa de gimnasio y te vas al gimnasio aunque tu gimnasio sea ahora tu sala de estar. Si los miércoles, por ejemplo, ibas a comer con tu pareja a tal restaurante, puedes hacerlo en la cocina de tu casa y pones tu velita o haces esa comida tan deliciosa que os gusta a ambos. Tan solo falta cierta imaginación para construir esos espacios. Es importantísimo que de lunes a viernes nos quitemos el pijama, parece una cosa tan tonta, pero es fundamental asearnos.

Ejercicio y buena alimentación, más necesarios que nunca

Además de las rutinas es vital hacer deporte, que tiene muchos beneficios: nos baja el cortisol, por lo tanto el estrés, nos aporta serotonina, que nos ayuda a estabilizar el estado de ánimo, nos proporciona endorfinas… El ejercicio es una de las mejores medicinas que nos podemos dar, comer mínimo tres veces al día, respetando el mismo horario y mantener una vida social activa, no solamente a través de whatsapp, sino también a través de videollamada y me tomo un café con mi amigo o con mi familiar. Es decir, se trata de asemejar lo más posible lo que hacíamos en la vida real en esta vida que estamos teniendo en casa. Hay que dormir, descansar con unos horarios establecidos y comer de manera saludable. Y sobre todo, hay que irse a dormir habiendo hecho algo de lo que te puedas sentir orgulloso; creo que es fundamental que sigamos trabajando en la autoestima, que se construye superando dificultades. Y dejar para el fin de semana las cosas más placenteras, como ver una película o darnos un atracón de cine.”

B. P.: ¿Qué hacemos para no caer en el desánimo?

J. P.: Uno de los peores pensamientos que hay es aquel en el que nos dicen que los otros son malos y nosotros somos víctimas de las circunstancias. Es fundamental aceptar esto que está pasando con mucha deportividad y, sobre todo, ver la oportunidad. Esto es un gran experimento social y personal porque, seguramente no viviremos más una situación en la que nos obliguen a frenar muchas cosas en nuestra vida, lo que nos permite conocernos en un estado diferente y es una gran oportunidad para conocerte y construirte si no te gustabas antes de una forma distinta”.

Somos la medicina y la cura de muchas personas

“Lo que hay que hacer para no caer en el desánimo es dejar de tener estos pensamientos de sentirse la víctima del mundo, y lo que estamos diciendo en el Colegio Oficial de Psicólogos es que no debemos caer en el pánico y en la hipocondría. No debemos estar todo el día viendo la televisión con las noticias; con informarnos entre 1 y 3 veces en un canal fiable es suficiente y no estar todo el día hablando de la situación. Si estás todo el día hablando de esta situación es que no te has adaptado. Una persona se puede dar cuenta de que está en la fase de aceptación de la situación cuando se da cuenta que apenas habla del coronavirus porque ya tiene integrado que esta es la realidad. 

También debes permitirte estar mal para transitar; es decir, eres un ser humano y tienes el derecho a quejarte, sentirte impotente, llorar a trompicones, coger un bajón, pero lo que no debes es quedarte en esas emociones sino que transiten y las saques fuera para que cambien a las otras más positivas. Permítete estar mal y encontrar la belleza en las emociones de las que intentamos huir tanto, como es el miedo, el dolor, la tristeza y la rabia.

B. P.: ¿Se puede ver esta situación como una oportunidad)

J. P.: “Hay que verlo más que como una desgracia como una oportunidad de cambio y que somos agentes muy importantes. Las personas en estas situaciones somos la medicina y la cura de muchas personas; día que pasa que hemos conseguido un día satisfactorio sin haber salido de casa, hemos curado vidas. Qué mayor satisfacción que ésta. ¡Cómo se puede caer en el desánimo si estamos curando quedándonos en casa! Somos la clave. Esta situación es sistémica: si yo me cuido y me quedo en casa te cuido a ti. Si tú te cuidas me cuidas a mí. Es una interacción.

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En esta batalla estamos todos unidos para mejorar toda la sociedad. Hay que dar valor a la importancia de quedarnos en casa, y felicitarnos por mantener esos aplausos que estamos haciendo a las 8 de la tarde, no sólo por las otras medicinas, que somos nosotros, los que nos estamos quedando en casa. Son pequeñas acciones que producen cambios y efectos muy complejos en el estado de ánimo.

B. P.: ¿Cómo vamos a llegar a este final después de esta cuarentena?

J. P.: “Depende de cómo reacciones a esta situación de cuarentena llegarás a un buen final o a un mal final; va a depender de cómo juegues tus cartas; por lo tanto es fundamental que si no sabes cómo jugarlas, si te empiezas a notar decaído, con apatía, que no tienes ganas de hacer nada, o que no paras de discutir con quien vives, o que no paras de llorar, no esperes a que pase más tiempo y pide ayuda, pero no te asustes; realmente es una oportunidad que tenemos para sacar la mejor versión de nosotros mismos y acabar mucho mejor que antes.

Por desgracia, las personas que no lo gestionan bien pueden empeorar sus trastornos y pueden cambiar porque la situación ha cambiado. Si después de 6 meses alguien sigue lavándose compulsivamente las manos, sigue manteniendo una distancia de 2 metros con el otro, sigue llevando mascarilla, esa personas ha construido un trastorno obsesivo compulsivo. Los más vulnerables va a ser el personal sanitarios, que no tiene ni tiempo de pensar si están bien o están mal, porque cuando llegan a casa tienen que dormir lo justo para volver a ir a curar vidas.

Si te notas bloqueado, busca ayuda

De todas maneras, no me gustaría decir cuáles son los trastornos que puede sufrir la población en general si no van a gestionar bien esta situación, porque decir una cosa produce un efecto de ‘ya me lo habían dicho, ya lo había leído y tengo todos los síntomas’. No quiero crear ni adelantarme en esta situación, sino al contrario, tenerlo en discurso para ayudar a sacar las mejores potencialidades y no poner etiquetas. Las palabras construyen realidades y producen efectos muy concretos; no me gustaría decir todos los problemas psicológicos que pueden llegar a tener las personas. Lo que está claro es que para prevenir lo mejor es que cuando te notes algo, un síntoma de sufrimiento, de bloqueo como persona, pide ayuda cuanto antes al psicólogo.”

B. P.: ¿Qué podemos aprender de esta situación de confinamiento?

J. P.: “A este virus no lo debemos ver como un enemigo sino como un mensajero que nos está diciendo que debemos entenderlo poco a poco, aceptarlo y que ese mensaje, como las palabras construyan una realidad y un mundo diferente, que nos cambie a nosotros mismos, que consiga cambiar la relación con los demás y que consigamos cambiar la relación que tenemos con el mundo. Nos hace de mensajeros para darnos cuenta de esas cosas que creíamos que haciéndolas nos darían la felicidad y, por el contrario, los psicólogos veíamos que cada vez la población era más infeliz. Ese pensar que cuantas más cosas hagas más feliz estarás, cuantas más experiencias acumules más feliz serás, todos lo errores que buscaba la persona más felicidad más infeliz era, y ¿por qué?

Después valoraremos mejor las pequeñas cosas

Lo que nos está diciendo el mensaje del coronavirus es que la felicidad está en las pequeñas cosas, en las más simples que son las que provocan efectos realmente complejos; son las pequeñas cosas las que al final resultan más importantes. El tiempo que dure esta cuarentena nos servirá para valorar las pequeñas cosas que tenemos dentro de nuestra casa, lo que podemos conseguir con nosotros mismos. En cuanto seamos felices dentro del confinamiento tendremos la garantía de ser mucho más feliz cuando podamos salir”.