Pero, ¿existió alguna vez la operación bikini? Este año, cambiamos la operación bikini por la operación bienestar.

En esta santa casa, que es la tuya, siempre hemos entendido la operación bikini como una ‘puesta a punto’ placentera, empoderada y orgullosa. Nuestra recomendación es mantener una saludable distancia mental de las presiones (auto) impuestas por adelgazar -si no es por motivos de salud-, por estar más firme, o por tener más o menos pecho. Cuidarse todo el año bajo la regla del 80 / 20 (80% disciplina, 20% indulgencia) suele ser una excelente receta para mantener el imperio físico sin casi darse cuenta ¡y disfrutando con ello!

Este año, aunque por las razones equivocadas, parece que la situación juega a favor de esta relajación física y mental tan belleza pura. Sentirse bien es prioritario. Ojo, sin desmerecer un ápice el placer de verse bien. Veamos cómo manejar este equilibrio y nuestras expectativas, ese valor que se ha puesto en cuestión estos días.

¿Es razonable tener expectativas?, pregunto clavando mi insomne pupila marrón en tu pupila inyectada en sangre. Si en la vida ‘normal’ ya eran una fuente de frustración, ahora parecen directamente un lastre. Vayamos adaptándonos al día a día. Y, ¿qué es una ‘operación bikini’ que se construye en tiempos de crisis? Básicamente, un mimo constante.

La vida se ha vuelto muy sedentaria. Por mucho que hagamos ejercicio en casa, sustituir la actividad cotidiana es muy difícil. Además, en casa estamos lidiando muchas batallas y el tiempo es limitado.

Vamos a ser prácticas y más listas que el hambre.

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  1. Organiza los menús semanalmente. Hazte una tablita preciosa con los días de la semana y llénalos de alimentos frescos y de temporada. Selecciona bien las fuentes e incluye proteínas de calidad. Discrimina los procesados, la bollería industrial, los dulces, los aperitivos salados que vienen en bolsas de plástico de colores… Todo lo que no alimenta, sino que engorda y favorece la retención de líquidos y las digestiones pesadas. Vade retro.
  2. Planifícate el día. El caos mola, ejerce una atracción innegable, pero hasta eso tendrás que planificarlo. Organízate el tiempo de trabajo, el de ocio, el de entrenamiento, el de la ‘extraescolar’, el de no hacer nada, el de dormir… El horario ordena la vida y la cabeza, y te mantendrá los pies en la realidad y la ansiedad bajo control.
  3. Hidrátate adecuadamente. Tú, con tu botella de agua a todas partes. Del salón a la cocina, al sofá, al dormitorio… Por beber (agua), que no quede.
  4. Entrégate a pequeños placeres cosméticos. Usa tus mascarillas del pelo y de la cara. Disfruta de tus cremas y aceites favoritos. Date un baño con aceites, espuma o sal gorda (o las tres cosas a la vez) y date un masaje con tu crema favorita cuando salgas. ¡Exfóliate una vez por semana! ¡Date un masaje en seco con un guante de crin! Si tienes una crema anticelulítica, aprovecha para masajearte bien con ella, con movimientos ascendentes desde las rodillas hasta las caderas. Ingredientes como la cafeína, el extracto de abedul, la sal o el extracto de mentol te vendrán fetén para aligerar la sensación de pesadez en las piernas, favorecer el drenaje de líquidos y alisar la piel.
  5. Baila. Borda. Dibuja. Encuentra la actividad que te hace ‘entrar en trance’ y te ayuda a concentrarte. ¿Por qué incluir una práctica así en nuestra ‘operación bikini’? Porque es lo que más te va a ayudar en tu objetivo bienestar. Hay explicación: si controlas la producción de cortisol, la hormona del estrés, aparte de más tranquila te notarás menos hinchada. El cuerpo acumula grasa al tiempo que produce cortisol. Así que mucho OHM, y a disfrutar de la vida, belleza pura.