Las siliconas capilares son uno de los ingredientes más controvertidos de la cosmética. ¿Son el mismo Satán o pueden tener un pase?

Las siliconas son polímeros sintéticos ultra flexibles de origen químico. Esencialmente, recubren la fibra capilar y le otorgan al instante un aspecto más suave y brillante, por lo que no sólo ‘enganchan’ -cualquiera podría acostumbrarse a tener la melena manejable y bonita- sino que enmascaran el estado de salud real del cabello.

El uso continuado puede generar el temido efecto ‘build up’, que se traduce en apelmazamiento y sensación de suciedad, lo que será más notable en pelos finos y con poco cuerpo. Además, es necesario retirarlas bien del pelo y presentan el problema de no ser biodegradables, por lo que tienen un impacto sobre el medioambiente. Impacto, aún siendo una sustancia que nos recuerda al plástico, menor que el de este compuesto, que representa el 80% de la basura marina.

Todo esto, en principio, suena relativamente equilibrado. Es una sustancia sintética similar al plástico que tiene ‘sus ventajas y sus inconvenientes’. Cabe recalcar que no todas son iguales ni se comportan de la misma manera en un cosmético. Sin embargo, el claim ‘sin siliconas’ es uno de los más demandados por los consumidores. En general, cualquier ‘sin’ resulta un recurso de marketing interesante, aunque a veces no tenga fundamento ni sepamos bien por qué debemos sustraernos de esos compuestos.

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El cabello rizado y grueso puede encontrar muy gratificante el efecto ‘cosmético’ de las siliconas

 

Para entender el estigma de las siliconas capilares en su profundidad, debemos retroceder unos años. Como nos explica Modesta Casinello, fundadora de la exclusiva firma de cosmética capilar que lleva su nombre, “la mala fama de las siliconas se gestó con el movimiento ‘clean beauty’, que identificaba la cosmética natural como libre de tóxicos, libre de experimentación en animales y sin ingredientes que comprometieran la salud de la piel, el cabello y el medio ambiente. Los equipos de marketing identificaron pronto que esta tendencia ‘sin’ tendría una gran repercusión. Este fue el inicio de una serie de claims que todos hemos visualizado en los cosméticos: sin siliconas, sin sulfatos, sin parabenes… Así, el consumidor empezó a buscar estos llamativos claims, denigrando sustancias autorizadas como las siliconas”.

Valorar un cosmético en su conjunto es clave para poder tomar una decisión de compra más consciente. Por definición, no existen sustitutos naturales exactos para las siliconas, pero sí opciones menos ‘literales’ como la manteca de Tucuma. Los estudios demuestran que su eficacia es parecida a la de las siliconas con el valor añadido de ser biodegradable. Si además se combina con otros ingredientes estrella como aceites capilares que contribuyan a controlar el encrespamiento y aporten nutrientes al pelo, el resultado será una alternativa muy razonable a los acondicionadores con siliconas.

¿Conclusión? El uso de siliconas enmascara el estado real de tu cabello, por lo que, si las usas, será conveniente que hagas descansos para observar cómo está tu pelo y poder darle lo que necesita. Prueba varias marcas, porque no todas las siliconas son iguales, ni por supuesto todas las fórmulas en su conjunto.

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Si quieres minimizar al máximo el impacto sobre el medioambiente que tienen las siliconas y optar por la cosmética natural como parte de tu filosofía de vida, puedes encontrar alternativas igual de sensoriales y que hagan la misma ‘magia’ sobre parámetros como el brillo, el encrespamiento y la manejabilidad. ¿Por ejemplo? La mascarilla South Beach, de Nuggela & Sulé, toda una innovación diseñada específicamente para proteger y reparar el pelo durante el verano -la empresa capilar más ambiciosa-.

Precio mascarilla South Beach de Nuggela & Sulé: 27,70 euros.

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También el acondicionador de uso frecuente de Modesta Casinello, con manteca de Karité, aceites de argán y oliva y aceites esenciales de romero y naranja. Una gozada capilar de carácter mediterráneo que hidrata sin apelmazar.

En cualquier caso, recuerda la regla de oro: cualquier acondicionador o mascarilla hará más efecto si te aplicas el producto en seco y dejas que actúe unos 15-20 minutos. A continuación, lava tu cabello como siempre.

Precio Acondicionador Hidratante de Uso Frecuente H4 de Modesta Casinello: 24 euros.