Sabían sacar partido a los escasos productos que tenían en el neceser. Estos trucos de belleza de la abuela siguen siendo tan útiles como entonces.

Polvos de talco como champú en seco o vaselina como primer. Ellas inventaron los productos multiusos, aunque entonces nadie los popularizara con marketing. Los trucos de belleza de la abuela, por loco que nos pueda parecer alguno, podrían incorporarse tal cual a nuestras rutinas beauty. Tomemos nota de nuestros mayores, también en esto.

Belleza De Nuestras Abuelas

Un repaso a los mejores trucos de belleza de la abuela

¿Quién no tiene en el álbum familiar un retrato de la abuela en el que aparece maravillosa? Generalmente un primer plano, con los hombros ligeramente ladeados, a veces sin mirar a cámara. Con los labios rojos, la piel perfecta y un derroche de glamour que hoy no conseguiríamos ni con horas de chapa y pintura. Siempre arregladas, siempre femeninas. Como la Jean Simmons que abre este post. Y en su neceser no tenían ni la mitad de los productos que ahora. Pero los trucos de belleza de la abuela poseían un efecto multiplicador de las poquitas cosas que tenían a mano. Generalmente, una barra de labios roja, una pastilla de jabón, polvos de talco y vaselina. Recuperamos algunas de esas mañas que, aunque según el caso puedan parecernos un poco frikis, siguen teniendo plena utilidad.

  • Lavarse la cara con agua fría y jabón

Lo dice ahora una influencer e inunda las redes sociales y las revistas de belleza como si hubiera descubierto el Santo Grial. Pero, nenas, que esto tan básico ya lo hacían nuestras abuelas. Agua bien fría, de buena mañana, para lavar el rostro, despejarse y activar la circulación. Y para completar la limpieza, mañana y noche, con una pastilla de jabón. Te sonarán las de Maderas de Oriente, Magnum o el Heno de Pravia de toda la vida.

  • Jabón de glicerina para el acné

Es uno de los trucos de belleza de la abuela más extendidos. Si tenían un grano, prohibidísimo tocárselo. Había que lavarse el rostro con jabón de glicerina, que mantenía a raya el exceso de grasa y por tanto el acné.

  • Nivea azul para las estrías del embarazo

La crema Nivea de la lata azul, la de toda la vida, no faltaba en ninguna casa. Muchas mujeres la utilizaban como crema de tratamiento facial. Hoy día el arsenal está muy evolucionado y hay fórmulas mucho más específicas. Pero la fórmula clásica de pantenol y glicerina sigue siendo muy útil para aplicarla durante el embarazo y prevenir las estrías.

  • Cepillado nocturno diario

Era obligado. Cepillarse el cabello cada noche, antes de acostarse. Así se mantenían a raya los enredos y se revitalizaba el cuero cabelludo. Como no se lavaban la cabeza a diario (lo habitual era hacerlo una vez por semana), así limpiaban el pelo de polvo y partículas que hubieran quedado adheridas.

  • El mítico pepino para las bolsas de los ojos

Poca explicación necesita. Las dos rodajas de pepino, bien fresquitas, sobre los ojos, y adiós bolsas.

  • Clara de huevo anti bolsas

Más “sofisticado” que las rodajas de pepino: una clara de huevo batida y aplicada a pequeños toques con una toallita impregnada tiene un sorprendente efecto antibolsas.

  • Aclararse el pelo con vinagre

Las madres de hoy lo hacemos si los niños tienen piojos. Nuestras abuelas también, pero además sabían que así conseguían que la melena brillara más. Se hacía tras lavarse el pelo, con el último aclarado y en una dilución de vinagre y agua.

  • Polvos de talco como perfume

Entre los trucos de belleza de la abuela, este nos encanta. Porque implica un producto maravilloso que hoy ha caído en desuso. Después del baño, unos toques de polvos de talco absorbían la humedad. Y dejaban un aroma delicioso, limpio y empolvado, que aún hoy intentan imitar grandes firmas de perfume.

Pero la versatilidad del producto iba aún más allá. Ya hemos dicho que no se lavaban el pelo con tanta frecuencia como hoy. Así que los polvos de talco eran útiles para aplicarlos en la raíz, después sacudir el cabello y cepillar. De este modo, refrescaban la raíz y ganaban volumen. ¿Te suena esto al champú en seco?

  • Guante de crin para exfoliarse

Confesión: cuando era niña y veía el guante de crin colgado en la ducha, no entendía por qué los mayores decidían torturarse con ese elemento rasposo, habiendo suaves esponjas para extender el jabón. Nuestras abuelas ya sabían que la exfoliación de la piel era indispensable (cuando me hice mayor me lo compré, evidentemente).

Trucos De Belleza de la abuela

Secretos de maquillaje

  • Barra de labios como colorete

Era el producto de belleza por excelencia. Si solo podían tener uno (como pasaba en muchos casos), sin duda era este. Una barra de labios carmín, que se usaba a diario y se gastaba hasta el final. Además de los labios, el color se aplicaba con toquecitos de los dedos en los pómulos, de modo que hacía el efecto de un colorete en crema. Un truco que hoy también usan grandes maquilladores de las firmas más importantes.

  • Un rojo de labios bíblico (de larga duración)

Las barras de labios semi permanentes que venden hoy no existían entonces. ¿Cómo hacer para que el rouge durara muchísimo? Pues atención a este truco (no tan extendido como otros, pero real): humedecerse los labios y pasarlos sobre las pastas de la Biblia, de color rojo, evidentemente. Luego ya podías comerte un helado que tu carmín bíblico no se iba.

  • Vaselina como primer y como máscara

Un producto de belleza indispensable en muchos hogares era la vaselina. Las abuelas también utilizaban la vaselina como prebase de la sombra de ojos y como máscara de pestañas transparente, porque les daba volumen y las fijaba.

  • Cuchillito de postre como rizador

¿Que no tienes a mano rizador de pestañas? Las abuelas (y las tías) lo tenían todo pensado. Coge un cuchillo de postre (prohibido cualquiera que esté afilado), aplícalo sobre las pestañas por la parte contraria al filo y, al presionar suavemente (con algo de maña), conseguirás rizarlas.

  • Al rescate del esmalte… con quitaesmalte

¿La laca de uñas se secaba? Sí, sucedía muy a menudo, sobre todo cuando el frasquito ya estaba avanzado. Un truco de toda la vida es añadir un par de gotas de quitaesmalte (sí, has leído bien) y agitarlo. Queda como nuevo. Eso sí, no podrás recurrir a este truco de belleza de la abuela más de una o dos veces.

PS: este tema se ha hecho con la desinteresada aportación de las colaboradoras de Belleza Pura y amigas de quien suscribe. ¡Cuánto sabían nuestras abuelas!