Gracias Tania LLasera, por esa lucha que has iniciado en las RRSS para frenar la gordofobia y a favor de las tallas reales por parte de gigantes de la moda como Zara. Estoy completamente de acuerdo contigo y creo que el mensaje está bastante claro para quien lo quiera escuchar.

Querida Tania LLasera te admiro por emprender esta cruzada. Es muy valiente empezar una campaña contra la gordofobia y la unificación de tallas en la moda, precisamente en Instagram.

Cualquier persona gorda tiene además de un problema de peso, muchos otros. Se van sumando consecuencias desagradables por doquier que suponen un sobrepeso emocional tan cruel como gratuito. Debemos evitarlo entre todos, empezando por vencer ese rechazo social. Una buena manera de empezar sería sin duda eliminar los tallajes discriminatorios.

Viva la numeración de tallas que diría El Puma y ojalá Zara escuche el estribillo de esta canción. Los números son los números y las marcas de moda se deberían ceñir a ellos con objetividad, sin más historias. Es un lenguaje universal, ni para Europa, ni para Italia, ni para Estados Unidos. Es sencillo, cada medida corporal con su talla correspondiente, sin jugar con las emociones de nadie. Las tallas unificadas por tamaños serían reales dentro y fuera del probador. Aptas para comprar con más comodidad en tiendas online, por catálogo o en tiendas físicas.

tania llasera polemica tallas

Engordando el mensaje de Tania Llasera contra la gordofobia y las tallas matemáticas

Si usas un número 46 de zapato es porque tienes unas medidas matemáticas que se corresponden con ese tamaño de pie y no hay más vueltas que darle. Las matemáticas son exactas también para medir el tallaje de los vaqueros o cualquier otra prenda de vestir y debería hacerse exactamente igual que en cualquier zapatería.

¿Qué es eso de las tallas XXL? De la talla 38 o 40 se pasa a la XL. Qué significa esa X, quizá es que eres más sexy curvy o que has pasado la frontera de la presunta normalidad. Tal vez no hay números suficientes para enumerar la talla que usas. Generalmente la X es un problema por despejar, un valor desconocido, una incógnita o un Expediente X que nos tenemos que colgar a nuestras espaldas.

Este lío de las tallas nos afecta a todos. Puede hacer que te decantes por comprar ropa de una marca en la que figure la talla M y corresponda a una 42  de otra tienda, y hacerlo solo porque te hace sentir más delgada. Lo cierto es que es una verdadera lotería ir a comprar ropa y meterse en el probador con una 38 que solo te cabe en una oreja. Sin embargo, en otra tienda una talla 38 puede acoplarse a tu anatomía perfectamente, suponiendo que quieras lucir tus curvas y michelines con un vestido que se ciña a tu silueta.

Cuando estamos sobrad@s de kilos, nos parece feo marcar nuestros contornos con rotundidad. Más de una o uno acude al color negro y a prendas holgadas para disimular los michelines. Una autoexigencia un tanto talibán para con nosotros mismos. Entonces ya no necesitas tu talla, necesitas una talla o dos tallas más grandes que la tuya para pasar desapercibido a los crueles ojos de los demás. ¡Qué tristeza de sociedad! Todos tenemos que ser jóvenes, guapos y delgados. La talla única es una prueba de ello. ¿A quién se le ocurriría esa genial idea para meternos a todes en el mismo vestido? 

La moda de que eres única y que la diversidad es un valor en alza evoluciona muy despacito. Cierto que la publicidad y las pasarelas han abierto un poquito la mano a la hora de seleccionar modelos diferentes: delgadas con vitíligo, mayores de 50, con los dientes separados y mujeres reales o gordas con casting previo. Aunque todos sabemos que llevan la etiqueta de mujeres reales, pero diferentes, y caminan por desfiles diferentes, que cumplen con esa cuota inclusiva casi por obligación.

Efectivamente, Tania Llasera me ha hecho reflexionar una vez más sobre el problema de las tallas y la gordofobia

No se trata de hacer apología de la gordura ni tampoco de la delgadez. Se trata de no descartar ni marginar a nadie por su condición física, sexual, etcétera. Una lucha muy complicada cuando hay muchos sectores de negocio que alimentan sus cifras con el sobrepeso de los demás. Una cosa es querer estar en forma por salud y otra muy diferente es martirizarse por estar en un talla 36 para ser aceptado por los demás. Primero hay que aceptarse a uno mismo y después está el resto del mundo. Aunque sigue siendo complicado ser o estar gordo, incluso para buscar trabajo, pareja, amigos… La sociedad no lo pone fácil y la moda tampoco.

He trabajado con modelos de una talla 36 y 18 años que tomaban pastillas para adelgazar obligadas por el booker de su agencia. Así  eran las bambalinas de la industria de la moda y si nadie denuncia, las cosas no cambian. El famoso poder de la imagen desarrolla un efecto dominó que premia a los delgados y castiga a los gordos. Portadas, fotos y mucho postureo desde la publicidad, la moda y ahora también en las RRSS. Pero ¿qué nos estamos haciendo a nosotros mismos?

Estar gordo no significa que tengas un problema de salud y que comas a todas horas. En muchos casos se debe a una constitución, genética o problemas endocrinos y emocionales en otros casos. De la misma manera que estar delgado no quiere decir que estés sano, equilibrado y te cuides mucho. Puedes tener ansiedad, un Trastorno de la Conducta Alimentaria o que tus nervios quemen todo lo que comes y no hayas visitado un gimnasio en toda tu vida. Sin embargo, la sociedad no te señalará con el dedo cuando caminas por la calle y tampoco tendrás tantos problemas para encontrar tu talla o una salida laboral.

Que sabe nadie, que diría Raphael. Sólo con una mirada no podemos saber lo que significa el cuerpo del otro, ni las batallas interiores contra las que está luchando. Un poco de inteligencia emocional, madurez y educación para todos y para uno mismo. La vida no es un patio de colegio y ya somos todos adultos o deberíamos serlo.

Por favor, que las tallas no sean otro problema más para las personas con sobrepeso. Basta de culpabilizar los kilos de sobra como una categoría alejada del ideal de normalidad. Las personas no deberían cargan con la etiqueta de tallas grandes. Basta con poner la 56, la 52, la 50. Creo que sería más saludable para toda la sociedad no hacer apartados de tallas grandes ni de tallas especiales porque eso no se hace con las tallas pequeñas o medianas. 

¿De verdad que la pandemia nos ha hecho más inteligentes emocionalmente? Ojalá que sí y que la nueva normalidad sea más humana, más tolerante y más respetuosa con el ser humano, y por supuesto, con el medio ambiente.