El diseñador alicantino Antonio Alvarado ha recibido esta distinción por su trayectoria, marcada por los criterios de sostenibilidad y fluidez del género antes de que nadie se preocupara por ello.

Me encanta tener a Antonio Alvarado (Pinoso, Alicante, 1954) en Facebook. Casi siempre se manifiesta contento y de buen rollo, y este año más todavía porque no ha parado de recibir loas y parabienes sobre su mérito profesional.

¿A saber? El otrora protagonista clave de la revolución cultural post Transición acaba de recibir el Premio Nacional de Diseño de Moda que otorga el Ministerio de Cultura. Y prepara, con mucho esmero y profusión de fotos chulísimas en su feed, la retrospectiva sobre su obra que acogerá el Museo del Traje.

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Parte del elenco de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, con vestuario de Alvarado

Citando el comunicado oficial, el jurado ha querido reconocer al diseñador su iniciativa al “abrir el camino a generaciones de diseñadores, y al abordar temáticas sociales que han cobrado una nueva dimensión en la actualidad, tales como la sostenibilidad o la identidad”. Del mismo modo, “se ha valorado su capacidad de representar toda una época a través de su estética irónica y transgresora, así como su condición de figura clave como puente entre las corrientes y escenas más innovadoras de Madrid y Barcelona.”

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Antonio Alvarado (segundo por la derecha) con Alaska, Sigfrido Martín Begué, Fabio McNamara, Blanca Sánchez y Tino Casal.

Por sus atavíos ‘de guerra’ han pasado personajes tan dispares e icónicos de la cultura española como Tino Casal (siempre vestido con irreprochables ‘lukazos’), Alaska, Mecano, Bernardo Bonezzi o Víctor Coyote; además de ser el diseñador de vestuario de todas y cada de las películas de Almodóvar de los 80, para muchos, la década más auténtica del muy internacional cineasta manchego (y no sólo por la caligrafía fílmica). También fue el responsable del estilismo de “La bola de Cristal”, o lo que es lo mismo, la serie incrustada en la ‘memoria histórica’ de todo ser humano con pasaporte español nacido un poco antes de los 80.

Imagen extraída del perfil de Facebook de A. Alvarado. Cito su pie de página: “Ese año me dio por el crochet para las novias emulando a Joana Vasconcelos. Todo lo hicimos sobre la propia modelo en tres horas”

En “Los años del desmadre”, de Tom Wolfe, sale un cómic sobre un personaje que fracasa en todo lo que se propone porque siempre llega tres años antes de que las mismas tendencias que está proponiendo arrasen. Alvarado es ese personaje pionero que sí está en el momento y el lugar adecuados. Y si no, se lo inventa.

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Ídem. Leyenda de Alvarado: “Aquellos momentos no se me olvidan. Y mucho menos esta serie refractante por si el affaire se me pierde entre la multitud”.

El alicantino comenzó su andadura como enfant terrible en la primerísima edición de la Pasarela Cibeles, allá por 1984 (cifra Orwelliana donde las haya). En el 97 se traslada a Barcelona, donde se integra en el circuito de creadores catalanes arropado por Antonio Miró. En 1999 es nombrado presidente de Moda Fad, asociación que dirige hasta 2003 y en la que inaugura la ya finada pasarela Circuit como escaparate de vanguardia.

Tras abrir su firma al mercado europeo de la mano de Globaltex, regresa a Madrid en 2004 y cosecha grandes éxitos de crítica con sus sucesivas colecciones prêt-à-porter en la Pasarela Cibeles. En 2012 se detiene la actividad de su firma. Hoy, Antonio Alvarado vuelve por la puerta grande con su Premio Nacional de Diseño de Moda bajo el brazo y la retrospectiva que le dedicará el Museo del Traje, aún más interesante al ser en vida. Entre sus otros méritos de la vida cotidiana, se cuenta alimentar con gracia y salero sus redes sociales. Dios salve a Antonio Alvarado.