La cantidad de alcohol segura para la salud se aproxima mucho a cero. De verdad que siento tener que decirte esto. Mide tus copas de vino y champagne y los vasos de cerveza, porque seguro que algún trago cae entre celebración y celebración. Siempre a tope cuando toca, Sancho, pero con prudencia.

La evidencia científica señala que el riesgo de sufrir fibrilación auricular, miocardiopatía, ictus y otras complicaciones de salud aumenta notablemente con el consumo de alcohol.

Lamento ser portadora de malas noticias, pero según se ha expuesto (con todo lujo de estudios) en el 42 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna, el alcohol es de lo peorcito posible para la salud cardiovascular. Los médicos internistas son taxativos en el ‘slogan’ que dirigen a la población: “cuanto menos alcohol, mejor”.

Te acordarás de la publicidad positiva que tuvo y tiene el consumo de vino tinto merced a los polifenoles, esa sustancia antioxidante de la uva que, en cantidades moderadas, como se añadía y añade, es capaz de engrasar el engranaje del corazón y dejarlo como el de un bailaor de flamenco. En el Congreso se ha dedicado especial esfuerzo a rebanar de un corte seco la cabeza de ese títere, alegando que los estudios al respecto son escasos y sesgados y recomendando con énfasis que lo saludable es no consumir ningún alcohol o bien reducir la ingesta a tomas esporádicas.

Entrando en la experiencia empírica, reconozco con tristeza que cada vez me sienta peor el alcohol. Lo sé porque lo noto y porque me lo dice mi reloj inteligente. Haz la prueba si tienes uno: cada noche que bebo una o dos copas de vino, mis pulsaciones aumentan y la calidad del sueño disminuye.

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Los datos son ciertamente dignos de tener en consideración. “El consumo de alcohol produce más de 2 millones de muertes en todo el mundo en un año (nota de esta editora: aproximadamente la misma cifra de muertes por Covid que fueron reportadas en 2020). De estas, aproximadamente el 20% son debidas a enfermedades cardiovasculares. Además, en 2016, el consumo de alcohol fue el principal factor de riesgo de muerte prematura y discapacidad en personas de entre 15 y 49 años, asegura la Dra. Candelaria Martín, del Hospital Universitario de Canarias.

El efecto del alcohol sobre la piel tampoco es especialmente apetecible. La resaca se manifiesta en la piel en forma de deshidratación, y esto deviene en lo que te estás imaginando: menos tersura, menos agua en la piel, más líneas finas de expresión. Y, francamente, hasta ahí podíamos llegar 😉.

En personas mayores de 40 años, “la resaca en la piel puede durar hasta cuatro semanas”, sostienen los expertos de CACI International. “Este fenómeno comprende situaciones como una mayor retención de líquidos en la cara, especialmente en las bolsas en torno a los ojos”.

Informadas de este panorama, podemos hacer uso de nuestra libertad de elección al más puro ‘my body, my choice’ eligiendo un consumo cero de alcohol o bien el patrón que consideremos menester. En caso de que vayas a consumir, te puede interesar el viejo truco de intercalar un vaso de agua por cada copa y añadir muchas vitaminas C, K y A para fortalecer las paredes de los vasos sanguíneos y reforzar la piel desde dentro.

La C la encontrarás en alimentos como los frutos rojos, las verduras de hoja verde y los pimientos rojos, además de en suplementos específicos.

En los alimentos naranjas como la naranja, la papaya, el mango, la calabaza y la zanahoria encontrarás vitamina A, útil para promover una piel fuerte y firme.

La vitamina K fortalece las paredes capilares. La encontrarás en las verduras de hoja verde, el kéfir, el yogur, las pasas, la berenjena y los puerros.