El estrés y la piel más o menos sensible, sensibilizada o irritable tienen una relación directa y conocida. Pero esta situación de alerta emocional no siempre se manifiesta con las mismas reacciones cutáneas. Ahora, además se ha comprobado que nos envejece. Por eso, hemos entrevistado a las dos farmaceúticas que han acuñado un nuevo término, #anxiaging, una mezcla de ansiedad y envejecimiento que se produce cuando esta nos ataca.

Detrás de ese acné, una rosácea, una dermatitis atópica o incluso una urticaria puede esconderse una situación estresante, tanto que repercute de forma perversa en nuestra piel. Y como no podemos eliminar a nuestro enemigo, porque a veces lo necesitamos, lo mejor es aprender a convivir con él.

La palabra #anxiaging, que busca la interacción entre el estrés y la piel, la han desarrollado dos farmacéuticas en el congreso Farmaweek que se ha celebrado a finales de enero de 2022. Carmen Toledo, farmacéutica de Cartagena, y Ana Fernández, de Valladolid, llevan años tratando pieles con productos de dermocosmética en sus farmacias. Carmen Toledo se ha pasado media vida profesional como investigadora en Inglaterra y Ana Fernández lleva en la sangre un pasado dedicado a la dermatología (por parte de padre) y a la farmacia (por parte de madre). “La piel es el reflejo del organismo, explica Carmen Toledo, no solo a nivel de estrés sino que puede ser la respuesta de algo a nivel interno”.

el estrés y la piel

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“Al final, la piel es nuestra barrera protectora y es un órgano, por lo general, mal cuidado, que no se le da la importancia que se merece o que se le da en un contexto equivocado”, afirma Carmen Toledo.

Por otro lado, existe un vínculo muy estrecho entre el estrés y la piel, “ya que el sistema nervioso y la piel se generan en el mismo tejido embrionario que es el ectodermo”, nos cuenta Ana Fernández.

Con estos dos conceptos tan bien armados han encontrado el leit motiv para intervenir en el Congreso Farmaweek con su ponencia “Piel y estrés, ¿hablamos de anxiaging?”.

El estrés y la piel han unido a Carmen Toledo y Ana Fernández

Carmen Toledo y Ana Fernández El estrés y la piel

Carmen Toledo, izquierda y Ana Fernández, derecha, alma mater del término #anxiaging o cómo el estrés y la piel están interconectadas.

Durante años estas dos farmacéuticas han visto cientos de pieles estresadas. A algunas les han podido ayudar con sus conocimientos pero a otras ellas mismas las derivan a los médicos que creen pueden solucionar sus problemas. “Derivamos pacientes a los dermatólogos, psicólogos, psiquiatras, alergólogos u otros especialistas necesarios“, afirman ambas farmacéuticas.

Ante un mismo estímulo reaccionamos de diferente manera

Feliz Infeliz

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Primero hay que diferenciar los dos tipos de estrés que pueden aparecer en una persona. Por una lado, una persona satisfecha con lo que está haciendo tiene un estrés positivo o eustrés, mientras que alguien agobiado sufre un distrés. Existe un factor genético mediante el cual unas personas se adaptan mejor al estrés y su organismo reacciona mejor a las situaciones estresantes mientras que a otras les ocasiona problemas físicos que se notan en la piel.

Esta pandemia nos ha puesto a prueba y también se han visto muchos más reacciones cutáneas derivadas del estrés emocional.

¿Qué le pasa a nuestro organismo cuando nos sentimos estresados?

Carmen Toledo y Ana Fernández explican qué sucede en nuestro organismo: “La liberación de hormonas y de sustancias químicas en nuestro cuerpo cuando tenemos estrés es muy compleja , Pero podemos centrarnos en la adrenalina, la histamina y el cortisol. Con la liberación de estas hormonas se produce oxidación e inflamación, se aceleran los procesos oxidativos y se desencadenan respuestas inflamatorias y esto va a propiciar el envejecimiento prematuro”.

Los procesos se desencadenan con rapidez y sin descanso porque “por otra parte hay vasoconstricción, llega menos sangre a la piel y vemos cómo esos capilares llegan a la dermis en menor cantidad y además están en vasoconstricción; el reflejo de esas tonalidades rojizas que le da a la epidermis se va a ver mucho menor con lo cual se va a ver una piel muy pálida”.

A esto le añadimos que “como se aumenta la degradación de colágeno y elastina, la piel se ve también más amarillenta y pierde mucha elasticidad, así que las pieles se van a ver más flácidas y más arrugadas”.

El proceso de renovación celular va a ser muy lento y si, por ejemplo, tenemos una herida, el proceso de cicatrización va a ser más pausado.

“A esto hay que añadir que si tenemos el sistema inmunológico deprimido y una herida va a ser una vía de entrada a los patógenos que quieran entrar: acné, virus, herpes, lo que provoca dermatitis seborréica o rosácea y dermatitis por la pérdida de la función barrera”, explican Carmen Toledo y Ana Fernández.

Pieles estresadas, pieles con problemas

Dermatitis Atopica Dia Europeo

El estrés y la piel conviven mal y las pieles con este problema se ven muy deshidratadas, lo que afecta a los procesos de renovación celular.

Además, el estrés es capaz de desencadenar psoriasis, acné, alopecia areata, rosácea, urticaria, dermatitis seborréica, envejecimiento prematuro, úlceras bucales...

La verdad es que se ponen los pelos de punta al comprobar lo que un (simple) estrés puede armar en nuestra piel. Por eso, cuidar la piel y cuidarnos a nosotros mismo es esencial.

“Cualquier patología hay que tratarla con un chute de antioxidantes -indica Ana Fernández-, el que mejor convenga a cada caso y se debe añadir productos que recuperen y fortalezcan la función barrera porque la piel va a estar más sensibilizada. Además, recomendamos una serie de pauta para hacer nuestra vida más llevadera, como por ejemplo, hacer una planificación de la alimentación para la semana y que esta sea sana y equilibrada, dejar un tiempo para uno mismo, momentos de placer, de lectura, de paseos o de meditación, y dormir y descansar bien.”