El after sun es una crema estival que se usa -en el mejor de los casos- un par de meses al año: ¿se puede intercambiar por una hidratante corporal ‘pelada’?

Quien no haya sentido la tentación de ponerse una hidratante normal en lugar de after sun, que tire la primera piedra.

Reconozco que comprar tanta crema específica, como es sin duda ninguna el after sun, puede dar bastante pereza. Bastantes productos usamos -y acarreamos cual sherpas– a diario como para encima tener que pensar en otra fórmula más. Pero sí, amiga nuestra, el after sun es tan importante como las cremas solares con filtro protector a la hora de enfrentarse al verano, y no se parece en nada a una crema hidratante, por ‘buena’ que ésta sea. Te contamos las cinco diferencias.

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-El after sun ‘resetea’ la piel al estado que tenía antes de tomar el sol.

Como seguramente sepas, la radiación solar genera una ‘jartá’ de radicales libres. Hay que usar crema solar sí o sí para que el daño sea el mínimo, y también aplicar después una crema específica (aka after sun) que ayude a descongestionar, desinflamar y reparar la piel.

-Rehidrata la piel.

Un buen after sun contiene sustancias hidratantes que ayudan a devolver a la piel el equilibrio hídrico perdido en la toalla. Te notarás la piel más tersa y jugosa.

-Baja la temperatura de la piel.

Tras una intensa jornada de ‘vuelta y vuelta’ al sol, lo normal es tener la piel caliente. Date una ducha refrescante y aplícate tu after sun de cabecera y verás cómo vuelves a tu temperatura habitual.

-Alarga el bronceado.

El argumento definitivo. Con lo que cuesta trabajarse el moreno, no queremos que se nos vaya en dos días, ¿cierto?

-Textura ligera.

Más todavía que una hidratante. Un after sun viene a ser como una agradable y delicada leche corporal rica en los activos que tu piel necesita en un momento en que se ve comprometida. ¿Lo mejor? Que podrás vestirte enseguida, lista para nuevas aventuras.