Muchas marcas de cosmética pretendidamente natural o bio se dan un lavado de cara (verde, fenómeno marketiniano conocido como ‘greenwashing’) para apuntarse el tanto y sumar compradores gracias a una publicidad engañosa.

Que no te la den con queso, especialmente si contiene apetecibles vetas de hierbas verdes. Hay dos parámetros que ayudan a identificar la auténtica cosmética natural, ecológica u orgánica del greenwashing, y te vamos a contar cuáles son.

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No es ningún secreto que la cosmética natural y/o bio (que no es lo mismo) ha ido ganando cada vez más adeptos entre un consumidor preocupado por el medioambiente y por lo que aplica sobre su piel.

Al hilo de esta tendencia, han surgido como champiñones ‘cienes’ y ‘cienes’ de marcas que cumplen fielmente los postulados de ‘rectitud moral’ y valores que se presuponen a estas firmas. ¿O no es así?

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Estela Cuadrado, CEO Y Fundadora ÁRTICA BIO

Pues no, lamentablemente algunas se limitan a subirse al verde carro, atrayendo al público con un greenwashing basado en claims confusos y aprovechando el ‘desgobierno’ de un mercado que cuenta con un exceso de entidades reguladores (y con un criterio unificador).

Lo primero que conviene señalar, aclara la fundadora de Artica Bio Estela Cuadrado, es que “producir cosmética ecológica tiene costes superiores, sencillamente porque mantener la producción de ingredientes sin pesticidas y otros químicos requiere muchos recursos. Una vez se ha conseguido auténtica cosmética ecológica, llega el momento de certificarla, y esto supone un nuevo coste adicional: el de la empresa encargada de verificar que se cumplen todos los criterios necesarios para otorgar el certificado”.

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De ese ‘sinfín’ de marcas cosméticas naturales y/o ecológicas, ¿cuántas crees que han pasado las pruebas que verifican su legitimidad?

No tantas como las que se atribuyen este mérito, desde luego. ¿Cómo lo hacen para dar gato por liebre? “Adscribiéndose a entidades privadas con parámetros más laxos o, incluso, creando sus propias certificadoras”, aclara Estela.

La comunicación es otra de las herramientas esenciales a la hora de dar la pátina verde. El simple hecho de emplear packaging verde o azul tiene un impacto en nuestra percepción del producto, así como el uso de claims como ‘plastic free’ o ‘toxic free’. Las sorpresas llegan cuando se coge la gafa de leer letra pequeña y salen a la luz ingredientes no tan sacrosantos como se podría esperar.

Así pues, y dado que vivimos en un mundo lleno de posibilidades de elección, ¿qué hacer para comprar lo que realmente se está buscando?

Si lo que quieres es cosmético bio / natural, lo primero es verificar el sello o certificado que acompaña el producto. Un vistazo en Internet te ayudará a salir de dudas, aunque te adelantamos que puedes confiar en EcoCert / Cosmos, BIO Vida Sana, CosmeBIO, NaTrue, ICEA y Soil Association.

Lo segundo que hay que revisar es el INCI. Si el producto contiene cosas como sodium lauryl, laureth sulfate, hydroquinone, mercurio, diazolidinilurea, hidroximetilglicinato de sodio o parabenos, no es tan natural como presume.