La henna es una coloración natural a base de plantas que se puede hacer (perfectamente) en casa.

Plantificarte la henna en casa requiere maña y buena info, como la que te vamos a dar.

Antes de lanzarte en casa a los experimentos, sentemos bases. ¿Qué es la henna? ¿Henna eres tú?

La henna pura es un polvo verde derivado de la planta Lawsonia Inermis. Se utiliza para teñir el pelo y la piel con su característico color rojo. También se puede encontrar lo que llaman ‘henna castaña’ e incluso negra, pero para conseguir variedades de color hay que mezclar la lawsonia con otras plantas, como el índigo. La henna 100% natural sólo tiene una tonalidad: el cobrizo-rojizo, pero ¡ojo! Esto no quiere decir que sólo te puedas teñir de pelirroja con ella. En cualquier caso, la henna actúa como un barniz translúcido en el pelo, y el resultado dependerá en buena medida de tu base. En ningún caso aclara, eso debes tenerlo claro -y meridiano-. Lo único que aclara la hebra es decolorar.

Te contamos cómo usar la henna en casa y por qué vale la pena pasarse a este tinte vegetal, compatible con las mechas o con tintes convencionales.

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La henna tiene que quedar con la consistencia del chocolate

¿Por qué usar henna?

Porque es la única coloración 100% natural, a base de plantas, libre de sales metálicas u otras adulteraciones. Aporta mucho brillo y cuerpo al cuerpo puesto que cierra cutículas y ayuda a cambiar la porosidad alta a una media, y tiene la ventaja de que no se nota el ‘corte’ una vez va creciendo el cabello.

Importante, por supuesto, usar una buena henna certificada y sin adulterar, como la de Henna Morena, la de Kadhi o la de Namasté. Si eres muy experta, puedes comprar tú misma las plantas y hacer las mezclas que quieras para obtener el color deseado.

Tema de interés: las canas. Si tienes muchas o estas son ‘duras’ y rebeldes como ellas solas, quizá necesites dos aplicaciones de henna para cubrirlas. Si no haces doble coloración, la henna cubrirá tus canas con una especie de reflejo que quizá te guste, porque al quedar más claras que la base, hace efecto mecha.

Cómo teñirse con henna en casa

Precaución: no uses recipientes ni utensilios metálicos al preparar tu henna, el color se podría alterar.

Hay dos formas de preparar la henna. Si estás usando la pura para obtener un tono rojizo, puedes mezclarla con agua, té u otras infusiones de plantas hirviendo para elaborar la pasta. Si la henna contiene índigo, no debes calentar el agua a más de 50°, de lo contrario los pigmentos pueden corromperse y no obtendrás el resultado que buscas. Cuando esté tibia la mezcla (tiene que quedar con la consistencia del chocolate espeso), puedes pasar a ponértela en la cabeza.

Otra opción es con el líquido a temperatura ambiente. La pasta se deja cubierta con papel film, pegado a la mezcla para que no se seque, durante unas 8-12 horas para que libere bien el color. El índigo no se puede macerar porque se pasa y pierde el poder de tinción. Este método puede variar de fabricante en fabricante. Ante la duda, sigue las instrucciones de la caja o paquete.

Se aplica tal y como harías (o te harían) con cualquier tinte: sobre pelo previamente limpio, en seco o en húmedo. Por experiencia, prefiero hacerlo en húmedo y con el pelo limpio para asegurarme de que no haya residuos que impidan que la henna se adhiera a la hebra con la fuerza de los mares, pero es una decisión personal. Con la ayuda de un cepillo para tinte, debes ir haciendo rayas en la melena para cubrir todas las raíces, y después el resto del pelo.

A continuación, envuelve la cabeza con papel film o con un gorro de ducha plástico. Recubre la cabeza con una toalla para que haga efecto invernadero y la henna actúe mejor.

Se puede dejar en el pelo todo el tiempo que quieras siempre que respetes un mínimo de 3-4 horas.

Una vez pasado el tiempo de exposición, llega el momento de retirar la ‘plasta’ con agua. Con muuucha agua. Literalmente es como enjuagar barro, así que cárgate de paciencia para enjuagar todo. Consejo importante: hazlo inclinada hacia abajo y no de pie, mientras te duchas, para no dejar las paredes como el festival de Woodstock.

En las siguientes 48 horas no puedes aplicarte nada (ni acondicionador), porque pararás la oxidación de la henna. Hay a quien le queda muy suave sin nada y a quien le queda el pelo como el esparto. Tranquila y aguanta, todo volverá a su cauce en el siguiente lavado (con su correspondiente y esmerada hidratación).

Lo normal es que el color se oscurezca un pelín en los días siguientes. En torno a una semana o un par de lavados, disfrutarás del color final.

Aunque te parezca imposible al ser todo tan natural y tan botánico, la henna es un tinte permanente. Si la quisieras retirar, sería necesario hacer un ‘arrastre’ con otras plantas. Y lo más recomendable es aplicarla únicamente 3-4 veces al año en toda la melena puesto que, al recubrir la hebra sin penetrarla (como hacen los tintes convencionales), puede ‘saturar’ el pelo y contribuir a su rotura, especialmente si lo tienes fino y frágil, así como ‘estirar’ el rizo y deslucir su patrón natural.

Si necesitas retocar las raíces por las canas, úsala sin miedo una vez al mes, sobre ese pelo virgen que son las raíces, y hazte una ‘henna gloss’ (añadir henna a la mascarilla y aplicártela en el resto de la melena) para reavivar un poco el color y dar más brillo.

¿Y si tienes tinte y te quieres pasar a la henna? Basta con esperar unas 5-7 semanas a que el tinte se haya deslavado un poco. Muchas personas quieren conseguir tonos claros y para ello aclaran el pelo con tinte y posteriormente (ese mismo día), proceden a aplicarse henna o una mezcla de plantas.