Stanpa ha realizado su último llamamiento a la ciudadanía para recordar el único sitio por el que se pueden tirar las toallitas húmedas: la papelera.

Las toallitas húmedas, aun siendo biodegradables, no son dispersables, por lo que no se pueden desechar en el inodoro.

A pesar de su aspecto de gran boca de pelícano, un inodoro común no es una basura capaz de triturar cualquier deshecho que nos venga a la cabeza. Según la norma UNA 149002:2019, los productos que se pueden tirar por el WC tienen que pasar hasta cinco pruebas de laboratorio para garantizar que el residuo es respetuoso con el medioambiente. A su vez, el etiquetado del producto debe ser claro en ese sentido para que el consumidor sepa dónde desecharlo.

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Para contribuir a este objetivo, y en el caso de las toallitas húmedas, la industria cosmética ha ofrecido a todos los agentes involucrados el “código de Buenas Prácticas de etiquetado de toallitas y papel higiénico húmedo”.  Elaborado por Stanpa, la idea es ayudar a dirimir qué papel higiénico húmedo podrá etiquetarse como ‘desechable por el inodoro’.

Y, si el etiquetado no te aclara lo suficiente la situación, sigue esta pauta:

Productos desechables: los que se pueden desechar por el WC son aquellos destinados a entrar en contacto con orina, materias fecales u otros fluidos corporales, como el papel higiénico normal. Productos que han pasado satisfactoriamente todos los ensayos de eliminación por el inodoro, lo que indica que, además de ser biodegradables, son dispersables.

No desechables: son los que, aun siendo biodegradables, no son dispersables. Por ejemplo, restos de comida, toallitas húmedas, tampones, algodones, bastoncillos, hilo dental, pinturas y disolventes, amoníaco, aceite, cualquier cosa que contenga fibras de plástico, pelo, excrementos de gato, arena de jardín, preservativos o pequeños animales muertos (hámsteres, peces…).