Hoy, 21 de febrero, celebramos el día mundial de la kombucha apurando una copita de este delicioso elixir

La kombucha comercial está que lo parte. Y lo ha logrado en muy poco tiempo, según arrojan sus irrebatibles cuotas de mercado. Veámoslas sorbo a sorbo.

Han bastado dos años para afianzar el éxito de esta bebida fermentada antioxidante, rica en probióticos y muy baja en azúcar, como alternativa a los refrescos. Imagínate cómo será la cosa en términos palatales, que hasta a mi primogénito, que ahora tiene 17 años, le viene ganando el asunto frente a colas y otros líquidos espurios desde que la probó.

Leo las cifras y lo primero que pienso es que yo misma debo ser responsable de un alto porcentaje de las ventas: compro una barbaridad. Ojito a los datos: en apenas dos años (desde 2020), la kombucha ha pasado de facturar 3,1 millones de euros anuales en nuestro país, a 21,1 millones. En ese aumento delirante, una marca acapara el trozo más grande del pastel con un goloso 56,6% del mercado: Komvida. Mi marca favorita y la que más recomiendo, si bien algunos sabores de Flax&Kale, segunda en representación con un 13,3% del mercado, también me parecen súper logrados.

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Cataluña es la comunidad española que más kombucha consume, seguida de Madrid, Andalucía, el País Vasco, las Islas Canarias y Galicia. ¿La clave de esta rápida popularidad? Sacar el preciado líquido del ‘ghetto’ de los herbolarios y llegar hasta el canal de gran consumo, donde compra ‘tutti cuanti’. En todo caso, se espera que las ventas sigan subiendo, algo singular “dado lo tradicional que es España en lo que a bebida se refiere”, en palabras de la co-fundadora de Komvida Beatriz Magro. Y si sólo fuera la bebida.

Dineros aparte, ¿qué tiene esta agua para que tanto la bendigan?

De origen chino y tradición milenaria, la kombucha es una bebida fermentada a base de té y una mínima parte de azúcar -que desaparece en el proceso de fermentación, por lo que no te la tomas-. El proceso de elaboración recuerda al del kéfir, otra bebida fermentada de múltiples beneficios que necesita un hongo para producir ‘la magia’.

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El SCOBY, acrónimo en inglés de Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast, es lo que flota en la parte superior del frasco.

En este caso, las bacterias y levaduras que se acumulan en el SCOBY, u hongo madre de la kombucha (la colonia de microorganismos que se forma en la parte superior de la bebida), son las responsables de ‘fagocitar’ el azúcar que lleva, lo que produce la fermentación y crea un ecosistema ‘activo’ lleno de microorganismos, vitaminas, minerales y ácidos orgánicos esenciales. Un auténtico elixir antioxidante con efectos vasodilatadores y antiinflamarios que propicia una microbiota saludable. Y, encima, con un gran sabor.

Además de Komvida y Flax&Kale, el mercado ofrece firmas interesantes como MD, Voelkel, Captain Kombucha, Viver, Vitae Kombucha, K.Bios, Realfooding o Karma Kombucha. 

Lo más importante es que esté sin pasteurizar para mantener vivo el mayor número posible de microorganismos. ¡Hazte una cata y decide! No te arrepentirás de introducir este néctar en tu mesa.