Síii. Sabemos que has estado usando protector solar incluso en un callejón oscuro un martes cualquiera de noviembre. Ahora que el sol arrecia, habrá que renovar la artillería.

Es tiempo de pensar en el protector solar nuestro de cada día. Y, ya que estamos, de revisar algunas creencias sobre este básico del cuidado de la piel.

Llegó el momento de la verdad. El momento en que el Segundo Mandamiento Beauty (pongamos que la Sagrada Limpieza es el primero) cobra una importancia radical para evitar manchas de la piel y males mayores.

¿Sabes todo lo que hay que saber sobre el protector solar? Pongámoslo a prueba con este detector de mitos y la ayuda de Natalia Olmo, creadora de la firma española de cosmética natural y ecológica Maminat.

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Protector solar facial y corporal con filtros físicos de Maminat. Precio: 20,76 euros.

¿Mito o realidad? Despejamos dudas sobre el protector solar

Mito: Si uso un factor de protección alto, no me pondré morena.

Ay, amiga. Cuántos veranos hemos pasado embadurnándonos en cierto líquido espurio de color marrón y burbuja tosca con tal de ligar bronce rápidamente. En el protector solar, como en la música, el equilibrio doméstico o la intendencia vacacional, las matemáticas son la clave. Si tienes la piel muy clara (fototipo I, la que se empieza a quemar sin protección unos 10 minutos) y te aplicas una crema solar con un factor de protección del 20, tu piel aguantará protegida y sin quemadura unos 200 minutos. Con un 50, ese mismo fototipo I aguantará 500 minutos, ergo la cosa está clara. “Si quieres ahorrar y estar protegido durante más tiempo, lo más aconsejable es que compres un factor de protección del 50”, matiza Natalia Olmo.

Hay que tener en cuenta el impacto de la sudoración y los baños, y reaplicar cuando indique el fabricante o bien lo notes tú. ¡Y no olvidar que, por ‘encremada’ que estés, dormirte al sol en horas punta no es lo más recomendable!

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Protector facial orgánico plant based de Matarrania. Precio: 20,50 euros.

Mito: si está nublado, no hace falta usar protector solar.

Otro clásico de la vida moderna. Las plumillas de belleza vivimos en un escándalo permanente con este asunto, porque nunca falta la buena amiga que sale a rostro descubierto a coger el pedaló ‘porque está nublado y, total, no le va a dar el sol’. Lamentamos constatar que la radiación UV no se queda atrapada en esas nubes, sino que las atraviesa, y te puede hacer un Cristo en la piel. ¡A protegerse toca!

Mito: el protector solar sólo hace efecto si lo aplico 30 minutos antes de tomar el sol.

Meeec…! Si usas un protector solar físico (es decir, con dióxido de titanio y óxido de zinc), estarás protegida desde el minuto cero.

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Protector solar de Maria Galland. Precio: 48 euros.

Mito: el protector solar pierde completamente su efecto al entrar en el agua.

En este caso, lo importante es el factor… tiempo. Si el baño es muy largo y al salir te das una buena refriega con la toalla, lo más probable es que desaparezca la mayor parte del producto. Para curarte en salud, Natalia Olmo recomienda “aplicar de nuevo la crema solar una vez tengas la piel seca”.

Mito: el protector del año pasado ya no vale.

Quién no tiene algún bote suelto del año pasado dando tumbos por casa. Para saber si vale o no, basta con echar un ojo a la fecha de caducidad que debe venir inscrita en el bote. Si el protector no está caducado y ha sido conservado en un lugar fresco y seco, ¡adelante!

Mito: da igual si el filtro solar es físico o químico.

Los filtros químicos están compuestos por orgánicos sintéticos que derivan del petróleo. Suelen componerse de Oxibenzona, Cinamatos, Alcamfor, BAPA, Benzofenonenes y estos pueden ser, como otro tipo de ingredientes en cosmética, disruptores hormonales y son más susceptibles de producir alergias. Mientras tanto, los filtros físicos son partículas naturales de origen mineral como el óxido de zinc o el dióxido de titanio fundamentalmente. Y siempre, por supuesto, sin nanopartículas.