Lo que te haces con 20 años podría tener impacto en tu cara del futuro. Es el fenómeno conocido como ‘huella estética’, y es importante saber cómo evitarlo si te gusta dejarte caer por las clínicas del mundo de vez en cuando.

La ‘huella estética’ define la posibilidad de que los tratamientos que te hace tu médico estético de confianza dejen algún tipo de residuo en tu cara. Ojo: puede ser positiva o negativa.

Según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), 4 de cada 10 españoles de entre 16 y 70 años son usuarios de medicina estética cuando, a finales de 2019, lo era únicamente el 36% de la población. Las razones son múltiples. Haber pasado tantos meses de encierro durante la pandemia, las videollamadas que nos generan una nueva consciencia de nuestro aspecto, el uso de la mascarilla… O, incluso, querer parecerse a ese filtro de [inserte red social] que deja la cara tan estilizada y tersa.

No sólo se recurre más: también se recurre antes. En muchos casos, sin que haya una ‘necesidad’ razonable apelando a un uso preventivo de determinadas sustancias. Prevenir antes que curar podría no ser el axioma ideal en el caso de la medicina estética. Depende del estado de la piel, del tipo de sustancia, de la cantidad de material que se emplee, de los plazos de aplicación…

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Donatella Versace

Cómo evitar la huella estética negativa

“Lo ideal para evitar el exceso es tratar sólo aquello que se precisa, donde se precisa y en el momento oportuno. Evitando tratamientos acumulativos y pensando que los pacientes lo van a ser durante muchos años”, explica la doctora Ana Beltrán Pérez, de Clínica Martín del Yerro Amselem. “Debemos pensar en el envejecimiento de manera evolutiva, tratándolo de manera paulatina según su proceso individual”.

Una de las sustancias con peor prensa en cuanto a huella estética es el ácido hialurónico. Este material, que los propios médicos estéticos describen como ‘agradecido, estable y previsible’, se emplea para recuperar o crear volúmenes. ¿Está justificado el miedo a que no se reabsorba por completo y produzca deformidades antiestéticas?

“Lo normal es que el ácido hialurónico se absorba de manera completa al cabo de un tiempo. 9 o 18 meses, dependiendo de la densidad. De hecho, si se hace una ecografía lo normal es no ver ningún resto, aunque puede haber casos en los que tarde más o no llegue a desaparecer”, matiza la Dra. Beltrán Pérez.

La zona a tratar es clave en el caso de la huella estética negativa que pueda producir el ácido hialurónico. Y citaré el caso cercano de una amiga mía que lleva ojos de mapache boxeador por una mala praxis de sus ojeras. ¿Exceso de material, técnica de inyección inadecuada?

“Para rellenar las ojeras, hay que inyectar el ácido hialurónico a un nivel bastante profundo”, explica la Dra. Rosa del Río, responsable de la Unidad de Estética Facial del Grupo Pedro Jaén. “Hacerlo de manera superficial surte justo el efecto contrario, es decir, sobresalen bolsas debajo de los ojos debido a la capacidad que tiene el ácido hialurónico para retener agua”.

Por fortuna, en el caso concreto de este material disponemos de la hialuronidasa, un ‘antídoto’ que disuelve el ácido hialurónico y ayuda a revertir posibles desaguisados. Su utilidad es tal, que en los últimos tiempos se viene mezclando la hidroxiapatita cálcica, material que requiere una aplicación muy precisa, con ácido hialurónico para garantizar un resultado natural con el mínimo riesgo. Si el efecto no es el esperado, siempre se puede corregir la parte correspondiente al ácido hialurónico hasta conseguir el buscado aspecto armónico.

Huella estética positiva: cuando todo coopera

La huella estética positiva hace alusión a la progresiva modificación a mejor que experimenta la piel gracias a los tratamientos. Siguiendo con el ácido hialurónico, la experta de Clínica Martín del Yerro Amselem nos desvela que “su infiltración no sólo hace efecto por el propio producto, sino que la inducción de síntesis de colágeno y elastina que provocan casi todas las actuaciones estéticas, se mantienen mucho más tiempo que el propio producto inyectado”.

Otro ejemplo de huella positiva puede ser una menor formación de líneas finas y arrugas en el tercio superior gracias a la infiltración de toxina botulínica prolongada en el tiempo. Siempre, respetando plazos y comenzando una vez hay arruga o línea, no antes.

Un correcto diagnóstico es la fase clave

Lo más importante es que respetes los tiempos de aplicación de cada sustancia y elijas a un médico estético avalado. Siempre que te trates. N03o sólo por la pericia en la técnica de inyección, sino por el diagnóstico, el punto más importante del proceso.

La Dra. Beltrán Pérez señala que “el médico estético ha aprendido en los últimos años a trabajar mejor gracias al enfoque diagnóstico, y a conocer mejor la evolución del envejecimiento. Ahora ya sabemos por qué envejecemos y de qué manera. Eso nos sirve para poner en práctica el tratamiento y definir y diseñar un plan de tratamiento de manera individualizada. Es fundamental saber enfocar a cada paciente y saber explicar y transmitirlo para que se entiendan los plazos de los resultados y el camino de su tratamiento. Por supuesto, tras el enfoque, la experiencia de cada profesional va ligada al manejo de las técnicas cada vez más depuradas. Ello conllevará un resultado exitoso”.